miércoles, 22 de diciembre de 2021

LAS CARTAS DE CRISTINA


Retrato epistolar de un gobierno con pronóstico reservado
Con ironía, Carlos M. Reymundo Roberts recrea en Las cartas de Cristina, libro de reciente aparición, las tribulaciones de la vicepresidenta, su deteriorada relación con Alberto Fernández y la forma en que canaliza angustias, órdenes y retos
La historia del gobierno de los Fernández cambió definitivamente el jueves 16 de septiembre pasado, cuando Cristina Kirchner publicó su furibunda carta abierta: el mayor emplazamiento público que le haya hecho al Presidente, acompañado por la renuncia de todos los ministros y funcionarios que abrevan en el Instituto Patria. Después de esa declaración de guerra, se recluyó varios días en El Calafate, desde donde digitó acciones y repartió órdenes, presumiblemente por escrito (desde que trascendieron los audios de sus flamígeras conversaciones con Oscar Parrilli, en 2017 y 2018, desconfía del teléfono).
A partir de allí, Carlos M. Reymundo Roberts, columnista de y escritor, se propuso reconstruir ese corpus epistolar: qué estaba diciendo y escribiendo la vicepresidenta, cuáles eran sus preocupaciones, cómo estaba procesando la catastrófica derrota en las PASO. Tras consultar a calificadas fuentes de la Casa Rosada, del gobierno bonaerense, del Frente de Todos y de las bancadas oficialistas de la Cámara de Diputados y del Senado, empezó a concebir Las cartas secretas de Cristina (Catarsis), el libro 
“¿Es este un libro de ficción? Sí. ¿Es un retrato muy ajustado a la realidad de estos atormentados días? También –dice el texto de la contratapa–. ¡Pero que no suenen las alarmas! El retratista es Reymundo Roberts, la pluma más satírica del periodismo argentino [autor de la columna De no creer y de Cristinamente, también del sello Catarsis, best seller en 2019]. Está garantizada, entonces, una aproximación a los hechos con ironía y humor, para hacer más digerible el contenido rigurosamente informativo, presente de principio a fin”.
Con esa premisa –abordar la realidad desde la creación literaria–, por el libro desfila la Cristina más lacónica y corrosiva, la jefa que no repara en las formas, la que asiste entre impotente e irascible a la descomposición de su revolucionario artefacto electoral: la fórmula AFCFK. Desfilan también, por supuesto, los destinatarios de sus cartas: el Presidente, el papa Francisco, Máximo Kirchner, Mauricio Macri, Juan Manzur, Aníbal Fernández, Axel Kicillof, Marcelo Tinelli, Roberto Feletti, Martín Soria… En sus respuestas, algunos se animan a plantarse; otros la adulan o intentan engañarla. Todos le temen.
“Es de presumir que al autor del libro, lo que está pasando no lo divierte. Pero se ha propuesto divertirnos a nosotros”, dice la contratapa, y remata: “Las cartas secretas que le atribuye a Cristina la reflejan tanto… que acaso un día ella las reconozca como propias”.
El mismo tono zumbón está patente en la frase que acompaña al título: “Hackeé su notebook. Le robé los originales. Me descubrió. Pero los publico igual”.
Se reproducen aquí fragmentos de las dos cartas iniciales (y las ilustraciones originales del dibujante Alfredo Sabat): la que Cristina le dirige a Alberto, que refleja muy verosímilmente el deterioro de su relación, y la respuesta del Presidente, no menos explícita.



“¡No te entran las balas!”
Domingo 26 de septiembre de 2021



Alberto: te sorprenderá esta carta. Bueno, esperá a leerla y te vas a sorprender más. Yo también estoy sorprendida: escribirle a alguien que no sé si está enfiestado, maratoneando una serie o haciéndose el winner con una pintora mendocina. Me sorprende también que yo siga intentado enderezarte. Resultaría más fácil sacarles agua a las piedras. Desde la noche misma de las PASO, cuando te vi más perdido que lo habitual, con una incapacidad total para captar la dimensión de la derrota, te he hablado personalmente, por teléfono, por Telegram, te mandé emisarios… ¡Pero no te entran las balas, hermano! Qué obcecación la tuya, qué extraña persistencia en el error.
[…] Por eso me he tomado el trabajo de sentarme a escribir, por segunda vez en 15 días. Estar acá, en mi casa de El Calafate, me ha dado unos días de calma y retrospección. Me ha devuelto la paciencia y la tolerancia, y tengo que aprovechar antes de perderlas. Ya sabés que no suelen durarme mucho. La tolerancia es un pecado de edad que no me puedo permitir.
[…] Entiendo lo que debe haber significado para vos mi ofrecimiento [la candidatura a presidente]. Los dos sabemos que en tu ADN está escrito que sos un operador, un hombre que recibe instrucciones y pone manos a la obra. Ni en tus fantasías más extravagantes te soñabas presidente. No te percibís líder, ni conductor. Así también te percibo yo. Lo dejé muy claro cuando te propuse el cargo. Aceptaste. Acataste.
Admitiste tus límites y la distribución de responsabilidades.
[…] Después del desastre de las PASO, te agarró ese berrinche de no querer hacer cambios en el gabinete. “No nos apuremos, Cristina. Ya vamos a remontar”. ¿Con los mismos ministros inútiles íbamos a remontar? ¿Con ese equipo de inservibles? ¿Con Guzmán, el empleado del mes del FMI? ¿Con Cafierito, que para encontrarse el culo necesita un mapa? Obviamente, decidí no esperar. No pretendas que yo sea socia de tu Club de Procrastinadores. Para eso no cuentes conmigo, my friend.
[…] Por suerte, reculaste a tiempo. Te asomaste al abismo –yo te puse frente a él– y no te gustó. Bien. Espero que este episodio tan lamentable te haya servido para comprender cuál es tu rol, qué espero de vos. Espero que me escuches. ¡¡¡¡¡¡ Que seas dócil !!!!!! (¿Te percataste? Para pedirte docilidad usé doce signos de admiración).
[…] Lo que te pedimos ahora, como te informó Manzur, es que dejes hacer a los nuevos ministros, que no busques protagonismo, que pares con los raides mediáticos, que no grites ni te enojes en los discursos, que cuides tu silueta, que tu presencia en la campaña sea solo testimonial. Y que pongas orden en tu casa. Este tramo de la carta debería ser leído por Fabiola.
Ante cualquier inquietud, no lo dudes: hablá con Manzur.
Abrazo, Cristina



“El que firma soy yo”
Martes 28 de septiembre de 2021

Cristina: fue un gusto recibir tu carta, que no me sorprendió: ni que me hayas escrito, porque en estos casi dos años no he dejado de sentir tu compañía, ni que lo hicieras en ese tono tan… tan tuyo. Tardé tres días en contestarte porque no tengo la suerte de estar tirado en una reposera contemplando el glaciar Perito Moreno. Acá hay mucho trabajo.
[…] Manzur anduvo diciendo por ahí, incluso lo publicó Morales Solá en la nacion, que se encontró con un gobierno de “inútiles” y de “vagos”. Y que le llama la atención que yo no llegue a la Casa Rosada antes de las 11 de la mañana. Como acaba de sumarse, seguramente desconoce nuestra dinámica. Yo me despierto muy temprano y llamo a los ministros.
[…] Me cuesta entender que en tu apuro por echarlo a Santiago [Cafiero] hayas tenido que recurrir a Juan [Manzur], la primera persona que hace dos años se animó a darte por jubilada y a decir que yo era el nuevo líder del PJ. Raro que te hayas inclinado por un peronista conservador y, sobre todo, ¡patriarcal! Raro que el gobierno que levantó las banderas de la ideología de género tenga como jefe de Gabinete al tipo más repudiado por el colectivo de mujeres. ¿¿¿¿¿¿ Le preguntaste a tu hija Florencia qué opina de Manzur ?????? (Si te percataste, usé doce signos de interrogación).
[…] Efectivamente, fue una “genial” idea tuya [la candidatura a presidente]. Es verdad también que no puedo equiparar mis fuerzas a las tuyas, mis votos con tus votos. Pero hay algo que decís muy bien en tu carta: me necesitabas, yo te era útil. “Fui a lo seguro”, pusiste. ¡Epa! La seguridad que no tenías te la daba yo, entonces. Eso viene a demostrar que este oscuro operador pasó a ser el candidato al que tuviste que recurrir para ganar las elecciones.
[…]Vosmehicistepresidente,ok.tedeboelcargo. ¿Qué me hiciste? Presidente. Tu genial artefacto también limita tu capacidad de maniobra. ¿Vos te pusiste de vice? Y bueno, sos vice. El que pone la firma soy yo. Tu artefacto es binorma, Cristina.
[…] ¿En qué lugar del contrato fundacional [de la fórmula] dice que no tengo ni voz ni voto? Jamás hemos hablado en esos términos. No puedo imaginar en tu boca la indecorosa sugerencia de que necesitabas un pelotudo, un presidente que solo apareciera para actos protocolares. Es cierto, no pensaba que iba a ser presidente. Pero tampoco me pensé pelotudo.
[…] Las PASO. Vos ya hiciste la autopsia: estaba todo mal y entonces el resultado no podía ser otro. Resultado del que me alertaste porque yo dormía, comía, seducía a la pintora mendocina... Pero según una encuesta de Fixer, el 65% de la gente cree que no gobierno yo, sino vos. ¡Epa! Si la que gobierna sos vos, ¿a quién castigaron en las PASO?
[…] Ante cualquier inquietud, no lo dudes: hablá con Manzur.
Abrazo, Alberto

http://indecquetrabajaiii.blogspot.com.ar/. INDECQUETRABAJA

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