Costos logísticos y tasas explican la diferencia de precios de la nafta
En el interior del país, los valores en el surtidor pueden costar hasta $100 más que en la Capital Federal
Sofía Diamante
Los precios subieron 155% en dos meses
Cada vez que sube el precio de la nafta y del gasoil quedan en evidencia las diferencias de valores que hay en todo el país. Mientras que en la Ciudad de Buenos Aires el litro de nafta súper de YPF cuesta $700, en las provincias puede llegar a valer hasta 16% más, en torno de $810. Estas variaciones se deben a tres motivos, según explican las empresas, en los cuales influyen las distancias con las refinerías, las tasas municipales y la cantidad de estaciones de servicio por habitante en el lugar.
Las principales plantas donde se refinan los combustibles se encuentran en el conurbano bonaerense, repartidas en La Plata (YPF), Dock Sud (Shell) y Campana (Axion). Allí se refina alrededor del 70% del total de la nafta y el gasoil que se consumen en la Argentina. Si bien parte de ese combustible terminado se traslada por ductos a las terminales de almacenamiento y despacho, la mayoría se distribuye por el país en camiones. Por ejemplo, solo de la refinería de La Plata, salen por día alrededor de 120 camiones durante el verano para abastecer las estaciones de servicio.
Por lo tanto, cuanto más lejos están las bocas de expendio de las refinerías, mayor es el costo final del litro de combustible. Esta es una parte que explica por qué es más caro cargar el tanque en las afueras del área metropolitana de Buenos Aires (AMBA).
Otro motivo no menor son las tasas que la mayoría de los municipios carga sobre el litro de nafta y gasoil. Un relevamiento de la Confederación del Comercio de Hidrocarburos de la República Argentina (Cecha) muestra que cada municipio opta por aplicar una “tasa vial” o “tasa por servicios de protección ambiental” que puede ser un valor fijo por litro o un porcentaje del precio final.
Según el relevamiento, Pinamar es una de las localidades más caras para cargar combustible, ya que cobra una tasa de 3% sobre el valor del precio de un litro en el surtidor (aproximadamente $18). Le siguen el municipio de Merlo, con una tasa de 2,5% sobre la nafta súper y 3% sobre la premium; Ituzaingó, con un 2% sobre cualquier litro de combustible; la ciudad de Rosario, con 1,6%; los municipios de Tigre, Escobar y Florencio Varela, con 1%, y Avellaneda, con 0,6%. Entre los municipios que cobran un valor fijo están José C. Paz, con $5,10; San Isidro, con $4,39; Castelli, con $4, y Hurlingham, con $0,85.
Las estaciones de servicio dicen que las tasas municipales son inconstitucionales, ya que se trataría de una doble imposición porque el Estado ya grava la compra con el impuesto a los Combustibles Líquidos (ley 23.966), que además es coparticipable. Sin embargo, la mayoría de los municipios recauda de manera directa.
Un tercer factor que determina el valor final de los precios de los combustibles es la competencia. En los lugares donde hay más bocas de expendio, los precios tienden a comprimirse para ganar mercado y porque los costos fijos disminuyen cuando se vende más volumen. En cambio, en las zonas donde hay menos estaciones de servicio, las empresas tienen más margen para subir los precios y los costos son mayores ante la menor actividad.
En los últimos dos meses, los precios de los combustibles subieron 155% en promedio. Previo al balotaje del 19 de noviembre, un litro de nafta súper de YPF costaba alrededor de $275 en la Ciudad de Buenos Aires, mientras que actualmente vale $700. Esto significa un aumento mayor que el salto del tipo de cambio, que pasó de $350 a $816 en el mismo período (suba de 133%). Por lo tanto, en dólares, los precios de la nafta y el gasoil aumentaron 7,5%, ya que pasaron de 80 centavos de dólar a 86.
Estos aumentos tuvieron un impacto en el consumo: las proyecciones provisorias dan cuenta de una caída mayor del 10% interanual en las ventas durante diciembre. En las estaciones de servicio situadas en las ciudades limítrofes con otros países, la caída de la demanda podría llegar al 20%, ya que dejó de ser tan conveniente para los vecinos cruzar al país para cargar.
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Para los CEO locales, la mayor preocupación es la inflación
Una encuesta privada muestra que la volatilidad es otra de las cuestiones que desvelan a los hombres de negocios en la Argentina; en contraste, a nivel global hay optimismo
A contramano de la región y el mundo. Así podrían resumirse las expectativas de los CEO argentinos que participaron de la 27a Encuesta Anual Global de CEO de Pricewaterhou se Coopers–PwC -. Si bien la tendencia global y de Latinoamérica es de mayor optimismo en el corto plazo, en la Argentina la perspectiva es mala.
Entre las mayores preocupaciones de los CEO locales se destaca la inflación (61%), que en 2023 fue de 211,4%. La siguen la volatilidad económica (53%) y los ciberataques (26%). Después vienen la desigualdad social (21%), la crisis climática (12%) y los conflictos geopolíticos (12%).
En contraste, la caída global de la volatilidad macroeconómica y de la inflación hace que a nivel mundial el 38% de los encuestados sea optimista respecto de las perspectivas de crecimiento económico en los próximos 12 meses, lo cual refleja un aumento respecto del 18% registrado en 2023. La tendencia se repite cuando se analizan los países de Latinoamérica: 35% de respuestas positivas. Pero en la Argentina el 82% de los ejecutivos consultados sostuvo que sus empresas no crecerán en 2024. El 56% se prepara para una caída del PBI y dos de cada 10 piensan que ese retroceso será significativo.
A pesar de la mala perspectiva para este año, los CEO argentinos son optimistas a futuro: un 53% piensa que volverá a crecer en los próximos tres años.
Se debe tener en cuenta que el reporte de PwC se basó en entrevistas a 4702 CEO de 105 países, realizadas entre el 2 de octubre y el 10 de noviembre pasado. Es decir, empezaron antes de la elección general de 2023 en el país –ya definidas las PASO–, y terminaron antes del balotaje que consagró a Javier Milei como nuevo presidente, el 19 de noviembre pasado.
A la hora de responder cuál es hoy su principal obstáculo, los empresarios argentinos responde que es el entorno regulatorio (un 58% lo ubicó en el primer lugar), seguido de una inestabilidad en la cadena de suministro (30%) y las limitaciones de acceso a recursos financieros (28%).
El peso otorgado por los ejecutivos locales a las regulaciones está por encima de la opinión regional, donde un 42% le otorga una importancia alta, y de la global (36%). Menos importancia relativa adjudican los CEO locales a las trabas internas: la falta de especialización de los empleados solo fue mencionada por un 7% de los encuestados; la burocracia interna, por el 9%, y apenas un 11% mencionó la falta de apoyo del directorio.
“Enfrentamos un escenario local de incertidumbre y vientos de cambio que condicionan nuestra hoja de ruta, y se deberán balancear los desafíos de la coyuntura local con las demandas de transformación de mediano y largo plazo: una agenda que exigirá una cuota extra de habilidad y foco a lo largo de 2024”, dijo Miguel Urus, socio a cargo de PwC Argentina.
Más allá del impacto de las tendencias macroeconómicas y políticas globales, el informe de PwC destaca una “megatendencia”, como la llama, que amenaza con cambiar el panorama general del mundo de los negocios.
Según el reporte, el 70% de los CEO encuestados espera que la inteligencia artificial –IA– generativa cambie significativamente la manera en que sus empresas generan valor en los próximos tres años. Casi la mitad (45%) muestra preocupación respecto de la viabilidad de sus empresas más allá de la próxima década si no se reinventan –lo cual refleja un aumento respecto del 39% registrado en 2023–.
A nivel global, la gran mayoría de los CEO considera que la IA generativa es un catalizador para la reinvención que promoverá eficacia, innovación y un cambio transformador. Son optimistas respecto del impacto a corto plazo. En los próximos 12 meses, el 58% espera mejorar la calidad de sus productos o servicios y casi la mitad (48%) afirma que aumentará su capacidad para generar confianza con sus grupos de interés.
También esperan mejores resultados: el 41% cree que tendrá un impacto positivo en los ingresos y el 46%, en la rentabilidad. El sector de tecnología, medios y telecomunicaciones es el más positivo sobre el impacto en las ganancias (54%), mientras que el de energía, servicios públicos y recursos es menos optimista (36%).
Si bien los CEO buscan cada vez más los beneficios transformadores de la IA generativa, la gran mayoría sostiene que deberá capacitar a su fuerza laboral (69%). También expresaron inquietud es respecto del aumento relacionado del riesgo de ciberseguridad (64%), información errónea (52%), responsabilidades legales y riesgo reputacional (46%).
Mayor riesgo
Ahora bien, la encuesta indica principalmente que las empresas más pequeñas están en mayor riesgo: el 56% de los CEO que lideran empresas con ingresos anuales inferiores a US$100 millones cree que no serán viables en 10 años o menos si continúan por el mismo camino. Este porcentaje cae al 27% en el caso de las empresas que generan ingresos anuales de US$25.000 millones o más.
El 97% de los encuestados tomó medidas en los últimos cinco años para realizar cambios en su modelo de negocios, y el 76% indica que al menos una medida tomada tuvo un impacto significativo o muy significativo. A pesar de ello, se enfrentan a varios desafíos: el 64% considera que el entorno regulatorio limita su capacidad para reinventar su modelo de negocios, el 55% señala inquietudes operativas contrapuestas y el 52% hace referencia a la escasez de habilidades específicas de su fuerza laboral. También perciben ineficiencias significativas en diferentes actividades rutinarias de las empresas.
En la Argentina, el 58% de los líderes locales dijo que no logró incorporar tecnología de IA en sus organizaciones durante el último año, y la mitad (51%) desestimó la idea de que la irrupción de esta tecnología haya cambiado la estrategia tecnológica de sus compañías. Al ser consultados sobre los riesgos que supone la adopción de la IA, la mayoría cree que se podrían incrementar los ciberataques, las campañas de desinformación y los daños reputacionales.
Cada vez que sube el precio de la nafta y del gasoil quedan en evidencia las diferencias de valores que hay en todo el país. Mientras que en la Ciudad de Buenos Aires el litro de nafta súper de YPF cuesta $700, en las provincias puede llegar a valer hasta 16% más, en torno de $810. Estas variaciones se deben a tres motivos, según explican las empresas, en los cuales influyen las distancias con las refinerías, las tasas municipales y la cantidad de estaciones de servicio por habitante en el lugar.
Las principales plantas donde se refinan los combustibles se encuentran en el conurbano bonaerense, repartidas en La Plata (YPF), Dock Sud (Shell) y Campana (Axion). Allí se refina alrededor del 70% del total de la nafta y el gasoil que se consumen en la Argentina. Si bien parte de ese combustible terminado se traslada por ductos a las terminales de almacenamiento y despacho, la mayoría se distribuye por el país en camiones. Por ejemplo, solo de la refinería de La Plata, salen por día alrededor de 120 camiones durante el verano para abastecer las estaciones de servicio.
Por lo tanto, cuanto más lejos están las bocas de expendio de las refinerías, mayor es el costo final del litro de combustible. Esta es una parte que explica por qué es más caro cargar el tanque en las afueras del área metropolitana de Buenos Aires (AMBA).
Otro motivo no menor son las tasas que la mayoría de los municipios carga sobre el litro de nafta y gasoil. Un relevamiento de la Confederación del Comercio de Hidrocarburos de la República Argentina (Cecha) muestra que cada municipio opta por aplicar una “tasa vial” o “tasa por servicios de protección ambiental” que puede ser un valor fijo por litro o un porcentaje del precio final.
Según el relevamiento, Pinamar es una de las localidades más caras para cargar combustible, ya que cobra una tasa de 3% sobre el valor del precio de un litro en el surtidor (aproximadamente $18). Le siguen el municipio de Merlo, con una tasa de 2,5% sobre la nafta súper y 3% sobre la premium; Ituzaingó, con un 2% sobre cualquier litro de combustible; la ciudad de Rosario, con 1,6%; los municipios de Tigre, Escobar y Florencio Varela, con 1%, y Avellaneda, con 0,6%. Entre los municipios que cobran un valor fijo están José C. Paz, con $5,10; San Isidro, con $4,39; Castelli, con $4, y Hurlingham, con $0,85.
Las estaciones de servicio dicen que las tasas municipales son inconstitucionales, ya que se trataría de una doble imposición porque el Estado ya grava la compra con el impuesto a los Combustibles Líquidos (ley 23.966), que además es coparticipable. Sin embargo, la mayoría de los municipios recauda de manera directa.
Un tercer factor que determina el valor final de los precios de los combustibles es la competencia. En los lugares donde hay más bocas de expendio, los precios tienden a comprimirse para ganar mercado y porque los costos fijos disminuyen cuando se vende más volumen. En cambio, en las zonas donde hay menos estaciones de servicio, las empresas tienen más margen para subir los precios y los costos son mayores ante la menor actividad.
En los últimos dos meses, los precios de los combustibles subieron 155% en promedio. Previo al balotaje del 19 de noviembre, un litro de nafta súper de YPF costaba alrededor de $275 en la Ciudad de Buenos Aires, mientras que actualmente vale $700. Esto significa un aumento mayor que el salto del tipo de cambio, que pasó de $350 a $816 en el mismo período (suba de 133%). Por lo tanto, en dólares, los precios de la nafta y el gasoil aumentaron 7,5%, ya que pasaron de 80 centavos de dólar a 86.
Estos aumentos tuvieron un impacto en el consumo: las proyecciones provisorias dan cuenta de una caída mayor del 10% interanual en las ventas durante diciembre. En las estaciones de servicio situadas en las ciudades limítrofes con otros países, la caída de la demanda podría llegar al 20%, ya que dejó de ser tan conveniente para los vecinos cruzar al país para cargar.
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Para los CEO locales, la mayor preocupación es la inflación
Una encuesta privada muestra que la volatilidad es otra de las cuestiones que desvelan a los hombres de negocios en la Argentina; en contraste, a nivel global hay optimismo
A contramano de la región y el mundo. Así podrían resumirse las expectativas de los CEO argentinos que participaron de la 27a Encuesta Anual Global de CEO de Pricewaterhou se Coopers–PwC -. Si bien la tendencia global y de Latinoamérica es de mayor optimismo en el corto plazo, en la Argentina la perspectiva es mala.
Entre las mayores preocupaciones de los CEO locales se destaca la inflación (61%), que en 2023 fue de 211,4%. La siguen la volatilidad económica (53%) y los ciberataques (26%). Después vienen la desigualdad social (21%), la crisis climática (12%) y los conflictos geopolíticos (12%).
En contraste, la caída global de la volatilidad macroeconómica y de la inflación hace que a nivel mundial el 38% de los encuestados sea optimista respecto de las perspectivas de crecimiento económico en los próximos 12 meses, lo cual refleja un aumento respecto del 18% registrado en 2023. La tendencia se repite cuando se analizan los países de Latinoamérica: 35% de respuestas positivas. Pero en la Argentina el 82% de los ejecutivos consultados sostuvo que sus empresas no crecerán en 2024. El 56% se prepara para una caída del PBI y dos de cada 10 piensan que ese retroceso será significativo.
A pesar de la mala perspectiva para este año, los CEO argentinos son optimistas a futuro: un 53% piensa que volverá a crecer en los próximos tres años.
Se debe tener en cuenta que el reporte de PwC se basó en entrevistas a 4702 CEO de 105 países, realizadas entre el 2 de octubre y el 10 de noviembre pasado. Es decir, empezaron antes de la elección general de 2023 en el país –ya definidas las PASO–, y terminaron antes del balotaje que consagró a Javier Milei como nuevo presidente, el 19 de noviembre pasado.
A la hora de responder cuál es hoy su principal obstáculo, los empresarios argentinos responde que es el entorno regulatorio (un 58% lo ubicó en el primer lugar), seguido de una inestabilidad en la cadena de suministro (30%) y las limitaciones de acceso a recursos financieros (28%).
El peso otorgado por los ejecutivos locales a las regulaciones está por encima de la opinión regional, donde un 42% le otorga una importancia alta, y de la global (36%). Menos importancia relativa adjudican los CEO locales a las trabas internas: la falta de especialización de los empleados solo fue mencionada por un 7% de los encuestados; la burocracia interna, por el 9%, y apenas un 11% mencionó la falta de apoyo del directorio.
“Enfrentamos un escenario local de incertidumbre y vientos de cambio que condicionan nuestra hoja de ruta, y se deberán balancear los desafíos de la coyuntura local con las demandas de transformación de mediano y largo plazo: una agenda que exigirá una cuota extra de habilidad y foco a lo largo de 2024”, dijo Miguel Urus, socio a cargo de PwC Argentina.
Más allá del impacto de las tendencias macroeconómicas y políticas globales, el informe de PwC destaca una “megatendencia”, como la llama, que amenaza con cambiar el panorama general del mundo de los negocios.
Según el reporte, el 70% de los CEO encuestados espera que la inteligencia artificial –IA– generativa cambie significativamente la manera en que sus empresas generan valor en los próximos tres años. Casi la mitad (45%) muestra preocupación respecto de la viabilidad de sus empresas más allá de la próxima década si no se reinventan –lo cual refleja un aumento respecto del 39% registrado en 2023–.
A nivel global, la gran mayoría de los CEO considera que la IA generativa es un catalizador para la reinvención que promoverá eficacia, innovación y un cambio transformador. Son optimistas respecto del impacto a corto plazo. En los próximos 12 meses, el 58% espera mejorar la calidad de sus productos o servicios y casi la mitad (48%) afirma que aumentará su capacidad para generar confianza con sus grupos de interés.
También esperan mejores resultados: el 41% cree que tendrá un impacto positivo en los ingresos y el 46%, en la rentabilidad. El sector de tecnología, medios y telecomunicaciones es el más positivo sobre el impacto en las ganancias (54%), mientras que el de energía, servicios públicos y recursos es menos optimista (36%).
Si bien los CEO buscan cada vez más los beneficios transformadores de la IA generativa, la gran mayoría sostiene que deberá capacitar a su fuerza laboral (69%). También expresaron inquietud es respecto del aumento relacionado del riesgo de ciberseguridad (64%), información errónea (52%), responsabilidades legales y riesgo reputacional (46%).
Mayor riesgo
Ahora bien, la encuesta indica principalmente que las empresas más pequeñas están en mayor riesgo: el 56% de los CEO que lideran empresas con ingresos anuales inferiores a US$100 millones cree que no serán viables en 10 años o menos si continúan por el mismo camino. Este porcentaje cae al 27% en el caso de las empresas que generan ingresos anuales de US$25.000 millones o más.
El 97% de los encuestados tomó medidas en los últimos cinco años para realizar cambios en su modelo de negocios, y el 76% indica que al menos una medida tomada tuvo un impacto significativo o muy significativo. A pesar de ello, se enfrentan a varios desafíos: el 64% considera que el entorno regulatorio limita su capacidad para reinventar su modelo de negocios, el 55% señala inquietudes operativas contrapuestas y el 52% hace referencia a la escasez de habilidades específicas de su fuerza laboral. También perciben ineficiencias significativas en diferentes actividades rutinarias de las empresas.
En la Argentina, el 58% de los líderes locales dijo que no logró incorporar tecnología de IA en sus organizaciones durante el último año, y la mitad (51%) desestimó la idea de que la irrupción de esta tecnología haya cambiado la estrategia tecnológica de sus compañías. Al ser consultados sobre los riesgos que supone la adopción de la IA, la mayoría cree que se podrían incrementar los ciberataques, las campañas de desinformación y los daños reputacionales.
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