domingo, 3 de abril de 2016

HISTORIAS DE VIDA


¿Pueden los hechos abyectos de una vida destruir una obra? Probablemente no. ¿Puede una obra ser abordada de igual modo antes y después de haberse conocido hechos abyectos en la vida de su autor? Probablemente tampoco.



Lo que más ansiaba el psicoterapeuta suizo Martin Miller cuando encaró la escritura del libro El auténtico "drama del niño dotado" era comprender su propia tragedia. Para eso debía ir en busca de la tragedia de su madre, la renombrada psicoanalista Alice Miller (Polonia, 1923-Francia, 2010), especializada, paradójicamente, en maltrato infantil.
Al escribir sobre su madre, Martin no quería ceder al panegírico ni caer en el ajuste de cuentas. Y sólo se decidió a contar su verdad a los sesenta y tres años, cuando Alice ya había muerto. El libro elude los detalles escabrosos y trata de mantener el relato de su infancia dentro de un marco teórico. Pero lo que se alcanza a saber es sórdido. Nacido en 1950, hijo de un matrimonio mal avenido de universitarios polacos que lograron un lugar entre la elite intelectual suiza, en ausencia de su madre Martin era golpeado y humillado por su padre, que luego lo compensaba con comida. Desconectada y ajena, Alice vivía enfrascada en los estudios que luego le darían celebridad.



Desde el comienzo había sido una madre fría y distante; dejaba a su hijo en instituciones o al cuidado de niñeras, que duraban poco, porque no toleraba que Martin estableciera con otras la intimidad que ella no podía darle. Con su marido, el sociólogo Andreas Miller, Alice hablaba en polaco, pero esa lengua se le negaba al hijo, al que ambos deseaban ver asimilado a la nueva vida ganada con sacrificio después de las penurias sufridas en Polonia. Aislado en su propia familia, Martin aprendió a callar y a no hacer preguntas sobre los temas esenciales, como el judaísmo de su madre. Con el tiempo llegaría a la conclusión de que Alice no podía sentir cariño maternal debido a las experiencias traumáticas que vivió durante la Segunda Guerra Mundial.
Alice Miller había nacido en Lodz, el 12 de enero de 1923, en una familia judía ortodoxa. También ella era hija de un matrimonio fallido. Su padre, hombre pusilánime, aceptó que le eligieran esposa aunque tenía un amor, y terminó casado con una mujer "muy ambiciosa, poco sensible y poco cultivada" que vivió hostigándolo, según el testimonio de una prima de Alice que Martin recoge en su libro.



Alice creció como una niña muy inteligente, arrogante y poco sociable, que pasaba el día leyendo y despreciaba a sus padres, porque no la comprendían y le imponían una religión que se le antojaba arbitraria y odiosa. Con el nazismo llegaron el hambre y el gueto, la muerte de la familia y el autocontrol para fingir la identidad falsa que le permitió escapar y sobrevivir.




En 1945, en la Universidad, conoció a Andreas Miller. A él lo atrajo su belleza; a ella, acaso la persistencia del seductor. Se casaron en 1949 y el matrimonio transcurrió en un clima competitivo y hostil hasta el divorcio, en 1974.



Alice luego obtendría renombre con libros como El drama del niño dotado y Por tu propio bien. Y Martin comenzaría su propio camino en el psicoanálisis, lo que provocó nuevas tensiones con su madre. Hacia el final de la vida de Alice, ella y Martin apenas se hablaban. Alice parecía aceptar sólo en parte su responsabilidad en la desgraciada infancia de su hijo. A su vez, Martin evitó el colapso convirtiendo el desamor de su madre en un caso clínico, lo que le permitió dar otro sentido a su libro y tal vez a su vida. "Quiero mostrar cómo el trauma de la guerra afecta a las personas -dijo-; cómo los hijos de padres que sobreviven a la guerra sufren trauma, y cuán destructiva puede ser la gente que sobrevive a un trauma al que no se ha enfrentado. Esto es un mensaje actual, en tanto estamos siendo confrontados en Europa con muchos refugiados traumatizados. Esta gente necesita algo más que apoyo e integración. Necesitamos ser conscientes y responder a la pregunta de cómo tratar con posibles formas de violencia aun cuando queramos dar refugio."

En cuanto a su travesía personal, Martin Miller parece estar en paz, después de haber dejado en claro su punto. "No quiero cuestionar el valor de los libros de mi madre ni la relevancia de sus teorías a través de su comportamiento conmigo. Pero su obra no tenía nada que ver con la vida real de Alice Miller, con la forma como se comportaba conmigo, su hijo. No era agradable ser el hijo de Alice Miller. Muy al contrario. A pesar de que mi madre fuese una gran especialista en el tema de la infancia."

V. CH. 

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