lunes, 18 de abril de 2016

NUESTROS ÁRBOLES



Las especies arbóreas que encontraron y utilizaron Sebastián Caboto para levantar el Sancti Spiritus y Pedro de Mendoza para cercar las precarias chozas de la no menos precaria ciudad de 1536, claro, eran autóctonas. Citemos al algarrobo, quebracho, tala, ceibo, ibirá-pitá, y otros más. Bastante tiempo después (mediados del siglo XIX), se incorporaron a nuestro territorio muchos árboles que sin ser originarios del mismo, se han aclimatado por sus excelentes aptitudes botánicas e industriales. Y quedaron definitivamente plantados y adaptados a la par de las plantas nativas.
Domingo Faustino Sarmiento fue vehemente impulsor de la actividad forestal; sabía de su importancia económica y forestal. Decía, según el historiador Gustavo Levene, que la llanura inacabable "debía acabar su soltería" y propuso al eucalipto de Australia "como el marido conveniente". La "boda" se llevó a cabo en 1858: el gran sanjuanino hizo traer desde aquel continente las primeras semillas que se distribuyeron y brotaron en casi todo el país. En pocas décadas, millones de eucaliptos cubrían estas tierras. Intentaremos redactar un breve catálogo de árboles foráneos

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Vaya como abanderado el eucalipto, la globulus, del Sur de Australia e isla de Tasmania, fue la primera especie (1858); la camaldulensis, la más cultivada del mundo e importante para la producción de pasta celulósica; la viminalis, de masiva utilización para pisos de parquet. Siguen la cereticornis, la robusta, la saligna y muchas más. Los eucaliptos crecen desde Comodoro Rivadavia hasta Salta y Misiones.

Del álamo, tenemos la especie carolina, del valle del Mississippi; con su madera se fabrican fósforos. El álamo "214" proviene de Italia (se lo conoce como árbol Arnoldo Mussolini); el álamo plateado (especie populus alba) es originario del sur de Europa, suele plantarse alineado (alamedas). El sauce "llorón" llegó desde China (no confundir con el sauce criollo, inconfundible en el delta del Paraná), sus ramas pendientes y alargadas llegan a tocar el suelo. Tanto sauces como álamos pertenecen a la familia de las salicáceas.


De aquellos cuatro "privilegiados, nos queda el pino, del que citaremos el origen de algunas especies. El pino insignis llegó de California, muy difundido, alcanza los treinta metros de altura. El ellioti es originario del sur de EE. UU., de gran uso para moldes de hormigón en la construcción. El pino piñonero proviene de la costa mediterránea (el histórico pino de San Lorenzo pertenece a esta especie). El pino caribea es originario de Cuba; de tronco recto, alcanza los 20/40 metros de altura. El nogal (del sudeste de Europa); el olmo (Siberia oriental); la magnolia (EE.UU.) la trajo el presidente Avellaneda; el aromo (Australia); el cedro (zona del Himalaya); el tilo (Europa); el "paraíso", de la zona del Himalaya (Asia); el roble (Europa), cuyo fruto es la bellota. La palmera, (Fenicia, Jerusalén, Egipto) abarca muchas especies; la yatay (¡llora, llora, urutaú/en las ramas del yatay....Guido y Spano) predomina en el Parque Nacional El Palmar, Entre Ríos.


Las ocho palmeras de Plaza de Mayo, de las islas Canarias (Phoenix canariensis), fueron plantadas en 1894 por el presidente Luis Sáenz Peña. Los gomeros (género Ficus) son australianos (hojas grandes) y de la India (hojas más chicas). El ejemplar ubicado frente al Teatro Colón asombra por sus dimensiones fenomenales.
La Soberana Asamblea General Constituyente de las Provincias Unidas del Río de la Plata otorgó en 1813 cartas de ciudadanía a pobladores nacidos en el extranjero. Es que acaso, ¿muchos de los árboles que hemos aludido, por su contribución a la riqueza y al progreso que legaron a la nación, no merecen una carta de la Argentina forestal?

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