viernes, 30 de septiembre de 2016

ECONOMÍA CON ESTADÍSTICA


Crecimiento, desigualdad y pobreza en Argentina
Sebastian Galiani 


En colaboración con Martin Caruso (UNLP).
La pobreza es un indicador clave del bienestar social. En esta entrada pretendemos analizar la evolución de la pobreza en Argentina durante 1995-2014 y los principales factores que impulsaron los cambios en la misma. Las tasas de pobreza en Argentina comenzaron a crecer durante los años 80, ubicándose en 1988 por primera vez arriba de 20%, nivel que se ha vuelto muy difícil de bajar desde entonces.
Esquemáticamente, los cambios en la tasa de pobreza pueden descomponerse en tres fuentes. La primera de ellas la denominamos “efecto crecimiento” y es causada por cambios en el valor real de los ingresos. La segunda corresponde a un “efecto distribución” y se debe a cambios en la distribución del ingreso que inducen cambios en los recursos que poseen los hogares más pobres. 

Por último, la tercera fuente la denominaremos “efecto línea de pobreza”, y se da debido a que el valor real de la línea puede cambiar, por ejemplo, debido a cambios en los precios relativos de la economía. Estos efectos se muestran a continuación con una serie de gráficos.
Gráfico 1. Cambios en la tasa de pobreza

El panel A nos muestra la distribución del ingreso y la tasa de pobreza. Dado que la tasa de pobreza se calcula como el porcentaje de personas debajo de la línea de pobreza (línea punteada), puede estimarse gráficamente como el área debajo de la distribución hasta dicho valor. El panel B nos muestra el efecto línea de pobreza. Este efecto es causado por un encarecimiento (abaratamiento) de la canasta básica de bienes, y se lo representa como un corrimiento de la línea de pobreza hacia la derecha (izquierda). Vemos que el corrimiento de la línea genera una variación en la tasa de pobreza (área roja) que constituye el efecto línea de pobreza. En el panel C, la distribución final se obtiene corriendo la distribución inicial hacia la derecha. En este caso, el ingreso medio de la economía ha crecido, lo cual genera que la tasa de pobreza se reduzca en una magnitud representada en el gráfico por el área marrón (efecto crecimiento). Consistente con este efecto, un post anterior mostraba que la correlación entre la tasa de pobreza y el PBI per cápita es fuertemente negativa. Por último, el panel D muestra que si la distribución del ingreso se hace más igualitaria, manteniendo el ingreso medio constante, entonces la tasa de pobreza también se reduce (efecto distribución).
Medición de la pobreza
En Argentina, tradicionalmente, las mediciones oficiales de pobreza son estimadas a partir de la Encuesta Permanente de Hogares (EPH) utilizando una línea de pobreza exógena a la distribución de ingresos. La línea de pobreza busca medir el nivel de ingreso mínimo para cada familia (depende de su estructura) necesario para acceder a un nivel de vida “adecuado”. A los efectos de determinar un nivel de vida adecuado, se consideran dos tipos de necesidades: las necesidades alimentarias y las necesidades de otros bienes y servicios. La satisfacción de la primera se mide a través de una canasta básica alimentaria y la segunda a través de una canasta no alimentaria.
Es importante señalar que las tasas o índices de pobreza se miden, ya incluso desde antes que el gobierno K destruyese el sistema integrado de estadísticas , no sin cierta dificultad:
La EPH no tiene representatividad nacional.
No existen líneas de pobreza por región geográfica.
La fuente usual de ingresos es la EPH, la cual capta el ingreso total familiar para ciertos meses del año. Las mediciones de pobreza se basan en la medición puntual de ingresos familiares, esto es, utilizan el ingreso de un mes particular del año. Ello sesga las estimaciones de pobreza debido a la gran volatilidad de ingresos asociada a los altos niveles de trabajadores por cuenta propia y las altas tasas de desempleo existentes, siendo la duración media de todos los episodios de desempleo inferior al año.
Adicionalmente, los ingresos reportados en la EPH se encuentran sub-declarados, por lo que, ceteris paribus, ello inducirá a sobrestimar las mediciones de pobreza.
En cualquier caso, si bien es cierto que las medidas de pobreza se construyen en función de líneas de pobreza predeterminadas, las cuales presentan una gran simplicidad conceptual, no es menos cierto que estas no son sino una cruda aproximación a la medición de la pobreza.
Adicionalmente, el gobierno K, destruyó las mediciones de precios, y se sospecha que en los últimos años de su gestión también alteró los registros de la EPH. Sin embargo, no encontramos evidencia de esto último comparando el ingreso promedio proveniente de esta encuesta con el producto interno bruto per cápita (PBI) para la serie del producto corregida recientemente por la sobreestimación del crecimiento en la era K (el crecimiento fue sobreestimado en 1,78 puntos porcentuales por año entre fines de 2006 y fines de 2014, lo que llevó a una sobreestimación del PBI real de 15%).
Una dificultad importante para medir las tasas de pobreza es estimar el valor de la línea de pobreza para cada período debido a que el mismo ha sido manipulado por el Instituto Nacional de Estadísticas K (INDEK) durante casi los últimos 10 años. Para armar la serie de pobreza hicimos entonces lo siguiente. Primero, tomamos la serie del valor de la Canasta Básica Total (CBT) de INDEC desde 1995 hasta diciembre de 2006. Según dicha serie, el valor de la CBT era de $151,73 por adulto equivalente en septiembre del 2000. Para construir la primera serie de pobreza, tomamos ese valor por el IPC para todo el período. El índice del IPC utilizado es el de la consultora Buenos Aires City. Una mejor aproximación a la línea de pobreza utiliza la línea de la CBT de INDEC hasta 2006 y, a partir de ese período la actualiza utilizando un índice de precios combinado que surge de ponderar el IPC y un índice de precios para el rubro alimentos y bebidas (AyB) con pesos de 1/3 y 2/3 respectivamente. El índice de AyB fue construido a partir del índice de la Provincia de San Luis. Para el período 2000 a 2006, en el cual poseemos las series de IPC, AyB y CBT reportadas por el INDEC –antes de ser transformado en el INDEK-, pudimos constatar que nuestro índice aproxima la variación de precios de la CBT muy bien. En esta entrada tomaremos esta serie de pobreza como nuestra estimación preferida y haremos todo el análisis utilizando esta serie. Finalmente, sin embargo, siguiendo otros trabajos realizados durante los últimos años, también presentamos un índice de pobreza que ajusta la CBT a partir de 2006 utilizando solamente el índice de precios para el rubro alimentos y bebidas.
Luego, utilizando los datos de la EPH, nos aproximamos a la pobreza de la siguiente forma. Calculamos la línea de pobreza para cada hogar multiplicando el número de adultos equivalentes de cada hogar por el valor de la CBT por adulto equivalente. Consideramos que una familia es pobre si su ingreso total es menor al de dicha línea de pobreza. Adicionalmente, ajustamos el valor de la línea para el interior del país por paridad de poder de compra según el estudio de INDEC (2002). Dado que dicho estudio sólo fue llevado a cabo una vez, usamos los mismos coeficientes de ajuste para toda la serie. Esto nos permitió calcular las tasas de pobreza para todo el período estudiado (Ver Gráfico 2). Utilizando esta metodología, y tomando nuestra serie preferida (curva verde), vemos que, lamentablemente, punta contra punta, no se observa cambio alguno en el valor de la serie.
Gráfico 2. Evolución de la pobreza en Argentina (1995-2014)

Factores detrás del cambio en la tasa de pobreza
Como mencionamos en la introducción, una manera intuitiva de descomponer los cambios en el índice de pobreza consiste en separar su cambio total en un efecto ingreso, un efecto distribución y un efecto línea de pobreza.
Primero, sin embargo, consideremos cómo evolucionaron el ingreso per cápita familiar (IPCF) real, la desigualdad medida por el índice de Gini del IPCF y el costo de la canasta básica. Estos índices se presentan en el Gráfico 3. Se observa que el Gini aumentó desde 1995 hasta 2002. A partir de entonces, la desigualdad cayó hasta 2011. Finalmente, en los últimos años parece haber un estancamiento de este indicador o incluso un aumento del mismo. En cuanto a los ingresos, vemos que estos caen fuertemente producto de la crisis hasta 2003. A partir de entonces, los ingresos crecen a un ritmo considerable hasta 2011. Desde 2011 hasta 2013, los ingresos se mantuvieron en el mismo nivel, y luego de este período parece haber una leve caída en los mismos. En cuanto a la CBT, vemos que su valor real crece de manera considerable durante la crisis de 2002-2003 aunque luego ese cambio de precios se retrotrae casi completamente hacia el año 2006. A partir del 2007, nuevamente hay un encarecimiento persistente del valor real de la línea de pobreza, que alcanza el 17% en términos reales hacia el final del periodo.
Gráfico 3. Determinantes de la pobreza

El análisis del gráfico anterior permite explicar la historia del gráfico 2. Hasta 2003, tanto el efecto crecimiento como el efecto distribución contribuyen al aumento de la pobreza. Lo inverso sucede desde 2003 hasta 2011. Por último, el efecto línea de pobreza parece haber contribuido a un aumento la pobreza en los períodos 2002-2003 y a partir de 2006.
Más allá de este análisis cualitativo, podemos usar técnicas de simulación para cuantificar la contribución de cada factor en los cambios en la tasa de pobreza. La simulación consiste en ver cómo cambia la tasa de pobreza ante cada uno de los factores bajo estudio. Para simplificar la explicación, supongamos que tenemos dos distribuciones de ingresos para el año 1 y 2. Primero, podemos calcular la tasa de pobreza en el año 1 utilizando la línea de pobreza correspondiente. Ahora bien, si calculamos la tasa de pobreza utilizando la línea del año 2, la diferencia entre ambas tasas de pobreza se debe exclusivamente al cambio en el valor de la línea. La diferencia entre ambas medidas es, entonces, el efecto línea de pobreza. Luego, podemos tomar la distribución del ingreso del año 1 y reescalar todos los valores por el cociente entre el ingreso medio del año 2 y del año 1. En este caso, la distribución obtenida es idéntica a la del año 1, excepto que cambió el nivel de ingresos. Entonces, dado que las distribuciones difieren en el nivel de ingresos pero no en su distribución, la diferencia en la tasa de pobreza entre ambas distribuciones para una misma línea de pobreza es el efecto crecimiento. Por último, dado que la distribución simulada y la del año 2 tienen el mismo ingreso medio pero distinta distribución, podemos calcular el efecto distribución como la diferencia entre estas tasas de pobreza.
En la explicación anterior, obtuvimos primero el efecto línea de pobreza, luego el efecto crecimiento y por último el efecto distribución. Sin embargo, el orden en el cual se hace la descomposición puede variar (por ejemplo, primero se puede reescalar la distribución obteniendo el efecto crecimiento, luego calcular el efecto línea de pobreza y por último el distribución). Dado que hay pequeñas diferencias en la estimación de cada efecto según el orden que se siga en su cómputo, estimamos los mismos como el promedio de los valores obtenidos en todas las permutaciones posibles.
Aplicamos esta simulación para las EPH de octubre de 1995 y 1999 y las del cuarto trimestre de 2003, 2007, 2011 y 2014. Los resultados pueden verse en la tabla 1 y coinciden con las hipótesis formuladas previamente en base a los gráficos 2 y 3. El efecto distribución contribuyó al aumento de la pobreza hasta 2003 y luego tuvo un fuerte efecto reductor de la pobreza. El efecto crecimiento parece ser especialmente importante durante la crisis económica, explicando más de dos tercios de la variación en la pobreza entre 1999 y 2003 y entre 2003 y 2007. También ha sido un factor importante detrás de la caída de pobreza entre 2007 y 2011, así como del aumento de pobreza entre 2011 y 2014. Por último, nuestras estimaciones del efecto línea de pobreza parecen captar la tendencia al encarecimiento de la canasta básica.
Tabla 1. Resultados de la descomposición


A continuación, repetimos el análisis sólo comparando el año 1995 y 2014 en la tabla 2. El cuadro muestra que tanto el crecimiento como la mejor distribución del ingreso contribuyen a una caída de la pobreza en el período bajo análisis. Nuestra estimación sugiere que el efecto distribución es más importante que el efecto ingreso, aunque ambos contribuyen a una caída no despreciable de la pobreza. Esto es consistente con la observación de que la desigualdad cae considerablemente al comparar 1995 con 2014, mientras que el aumento de los ingresos es más limitado. Por último, vemos que el efecto línea es considerable; de hecho, más que compensa el efecto del crecimiento en los ingresos o el efecto distribución.
Tabla 2. Descomposición entre 1995 y 2014

Conclusión
Por un lado, queda abierta la pregunta sobre la interrelación entre los efectos considerados. Por ejemplo, es posible que el encarecimiento de la canasta básica esté asociado al mayor ingreso de la economía, y también, a la capacidad de redistribuir ingresos a través de programas gubernamentales. Independientemente de ello, por otro lado, no establecimos cuál es el margen de maniobra que tienen los gobiernos para accionar sobre cada una de estas variables.
Mirado de manera prospectiva, sin embargo, el análisis realizado también señala la dificultad para bajar la tasa de pobreza. A futuro, hay consenso de que no se esperan caídas significativas en la desigualad en la región (ver, por ejemplo, Gasparini, Cruces y Tornarolli, 2016) y por tanto, es posible que la economía dependa fuertemente del crecimiento para mejorar la calidad de vida de los que menos tienen. Probablemente, entonces, en los próximos años aun cuando la economía vuelva a crecer, debamos esperar caídas suaves en la tasa de pobreza.
Referencias
Gasparini, L., Cruces, G., y Tornarolli, L. (2016). Chronicle of a Deceleration Foretold: Income inequality in Latin America in the 2010s (No. 0198). CEDLAS, Universidad Nacional de La Plata.

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