miércoles, 21 de noviembre de 2018

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Resistencia Antimicrobiana Y Atención Primaria De La Salud
Por Mg. Stella Maimone
A pesar de la considerable mejora en la salud mundial, millones de personas aún no tienen acceso a servicios de salud de calidad, incluido el acceso a medicamentos antimicrobianos eficaces. Al mismo tiempo la resistencia a los antimicrobianos –una consecuencia del uso excesivo y mal uso de antimicrobianos– es una barrera para acceder a una atención eficaz.

El declive en la efectividad de los antibióticos se debe a múltiples factores, muchos de los cuales pueden ser abordados a través de la atención primaria de salud. Sin embargo, la salud primaria no siempre ha prestado mucha atención al tema de la resistencia antimicrobiana, que a menudo se enfoca en cuidados de pacientes internados, detección de laboratorio y vigilancia.
Los antimicrobianos eficaces respaldaron el progreso hacia los Objetivos de Desarrollo del Milenio, de las Naciones Unidas (por ejemplo, en la atención materna e infantil, el VIH, la malaria y la tuberculosis), y serán esenciales para lograr los objetivos de Desarrollo Sustentable.
El aumento de los ingresos, las enfermedades infecciosas persistentes, el fácil acceso sin receta a los antibióticos y la falta de acceso a una atención primaria de salud de buena calidad, están agravando el problema de la resistencia a los antimicrobianos en los países de ingresos bajos y medios.
El consumo de antibióticos en todo el mundo aumentó un 65% entre 2000 y 2015, y se duplicó en los países de ingresos bajos y medios. Como resultado, la resistencia a los medicamentos está aumentando y afecta a las poblaciones clave, incluidos los recién nacidos que sufren de sepsis y aquellos que requieren antibióticos eficaces para prevenir infecciones, por ejemplo, durante una cirugía o en un tratamiento de trasplante o tratamiento contra el cáncer. Esto crea un dilema: mueren más personas debido a la falta de acceso a los antibióticos, que por infecciones por gérmenes resistentes, pero el uso no restringido e inapropiado de antibióticos dará como resultado más infecciones que no se pueden tratar, o que son más costosas y difíciles de tratar.
Además, la resistencia antimicrobiana está vinculada a la pobreza. Las personas muy pobres son menos capaces de pagar antibióticos efectivos, cuando la resistencia se ha convertido en un problema. El Banco Mundial estima que la resistencia a los antimicrobianos podría empujar a 28 millones de personas a la pobreza extrema para 2050 . El agua, el saneamiento y la higiene inadecuados siguen contribuyendo a la propagación de enfermedades infecciosas, y a la transmisión de infecciones resistentes y residuos de antibióticos en los alimentos y el medio ambiente. Los problemas del uso inadecuado de antimicrobianos por parte de los pacientes y las recetas inapropiadas o incompletas de los trabajadores de salud están ampliamente documentados.


Los productos genéricos han hecho que los antibióticos sean más accesibles, los precios más bajos también pueden llevar involuntariamente a menos fabricantes y, por lo tanto, a que se interrumpan los suministros, como es el caso de la penicilina. Las cadenas de suministro largas son vulnerables a las interrupciones, lo que también crea escasez Los antimicrobianos de baja calidad aumentan la resistencia debido a una dosificación inadecuada. También aumentan el uso innecesario de medicamentos de segunda línea al fomentar la percepción de que la resistencia a los de primera línea está generalizada cuando el problema real es la mala calidad de los medicamentos. Un estudio reciente de la Organización Mundial de la Salud (OMS) estimó que el 7% de los antibióticos en todo el mundo están falsificados o son deficientes. Mientras tanto, la asistencia sanitaria está cambiando a causa de las nuevas tecnologías: Las aplicaciones móviles y otras nuevas tecnologías son cada vez más utilizadas por los trabajadores de salud periféricos, para apoyar la educación sanitaria, la detección de casos, el diagnóstico y la gestión de casos. Estos tienen el potencial de ayudar a reinventar la atención primaria de salud y mejorar el uso racional de antimicrobianos.
Comentario:
Este texto es parte de un documento más completo, que me ha llegado por medio del Dr Javier Uribe, asesor Sistemas y Servicios de Salud, de la Organización Panamericana de la Salud, Organización Mundial de la Salud, con el fin de divulgarlo para la semana mundial de la concientización de la resistencia antimicrobiana que comienza el 12 de noviembre. Simplemente lo quise compartir, ya que muchas veces pensamos que el mal uso de antimicrobianos sólo ocurre en los hospitales, que son los médicos los que deben mejorar esta práctica, que los farmacéuticos en los centros de salud se deben comprometer más, que los enfermeros deben conocer dosis y vías de administración correctas de antibióticos, y administrarlos en tiempo y forma.
Sin dejar de lado estos conceptos:
¿Cuándo pensamos en la importancia de la comunidad como generadora en parte de la resistencia antimicrobiana?
¿Cuántos de nosotros, agentes de salud, recomendamos antibióticos porque a nosotros nos hicieron bien? ¿alguien conoce a una vecina que incida antibióticos y hasta presta los que le quedaron de un tratamiento? ¿O tal vez conocemos a gente que no cuenta con el dinero para el tratamiento completo y solo toma una parte del mismo?
¿Quién de nosotros no conoce una farmacia que entrega en domicilio antibióticos y otros medicamentos sin receta?
Pues bien, es hora de ponernos a pensar que esto debe cambiar, que desde donde estamos siempre podemos hacer algo. Por ejemplo, predicar en la familia o en la comunidad sobre el buen uso de los antibióticos, es multiplicador. Les cuento que mi hermana Ana, cuando le indican un antibiótico, le dice al profesional de cualquier disciplina: “Perdón, pero yo no tomo antibióticos si no me los receta un experto en el tema”.
Les aseguro que más del 80% de las veces, la indicación no es correcta y no necesita antibióticos. ¿Alguien conoce una experiencia similar? ¿Nos dedicamos a generar conciencia en la comunidad?
Fuente: Antimicrobial resistance and primary health care. WHO/HIS/SDS/2018.57; World Health Organization 2018.
5387-3318-7130

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