jueves, 22 de noviembre de 2018

EL INCRÍBLE MUNDO DE JOHN KATZENBACH


John Katzenbach: confesiones de un escritor que te deja con el corazón en la boca
Maestro del thriller, cuenta en una entrevista exclusiva cómo hace para no volverse loco con las historias que escribe.
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John Katzenbach, en una visita reciente a la Argentina.
El escritor norteamericano John Katzenbach (Princeton, 1950) es un maestro del thriller. Sus historias provocan un vértigo particularmente aturdidor. Su libro El psicoanalista, best-seller en todo el mundo y ya clásico del género, es un buen ejemplo: el protagonista tiene 15 días para descubrir la identidad de un psicópata que lo amenaza, caso contrario sólo le quedará suicidarse o ver cómo matan a un ser querido. Un juego del gato y el ratón que se lee con el corazón en la boca. No es frecuente que un autor revele su caja de herramientas, sobre todo cuando se trata del arte de narrar los vericuetos de la mente y la angustia. Pero Katzenbach lo hace en esta charla
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Sus novelas se leen como un show de Netflix: acción, suspenso, más acción, más suspenso... ¿Vive con ese nivel de adrenalina?
No. Imposible. Sería un manojo de nervios si tratara de vivir con la misma intensidad que los personajes de mis historias. Lo que me gusta hacer en mis libros es tomar a la gente ordinaria y empujarla a situaciones que exigen respuestas extraordinarias. Parte del suspenso proviene de personajes que descubren recursos psicológicos que no sabían que poseían. Esto también me da una sensación de compromiso con los personajes a medida que se abren paso a través de los asuntos que los rodean. En otras palabras, ellos también me crean suspenso.

La Guerra de Hart, con Bruce Willis y Colon Farrel, fue una de las cuatro películas de Katzenbach que fueron llevadas a la pantalla.
¿Cómo combina la aparente tranquilidad de cualquier suburbio americano con toda la desesperación psicológica que tienen sus novelas?
Creo que detrás de cualquier exterior suburbano pacífico y benigno hay un mundo psicológicamente rico que resuena con tensión. No sé si usaría la palabra desesperación. La mayor parte del tiempo, en mis libros, los personajes están demasiado ocupados para ser paralizados por la angustia interna. Y el mero hecho de que tengan que encontrar una manera de resolver su dilema no deja lugar para demasiada desesperación. Y los mundos suburbanos, sobre los que escribo a menudo, reflejan una psicología fundamental: justo como los individuos que parecen tranquilos y recatados, pero debajo de la superficie viven con agitación. Ayuda al suspenso.
Resultado de imagen para john katzenbach, JAQUE AL PSICOANÁLISIS
¿Investiga cómo funciona la emoción antes de concebir un personaje? ¿O simplemente se basa en su personalidad y las reacciones de su propia experiencia?
Buena pregunta. Investigo un poco, lo suficiente para asegurarme de que los personajes suenen bien emocionalmente. Pero más allá de eso, confío en lo que he visto, oído y aprendido durante años como periodista y décadas como novelista. No se puede escribir buena ficción a menos de que se tenga la capacidad de escuchar a las personas, no sólo por cómo hablan, sino también por cómo se comportan. Odio los libros (y las películas) en los que los protagonistas siempre parecen tener todas las respuestas. No es como la vida.
"Sería un manojo de nervios si viviera con la intensidad de mis novelas"
¿Cuál puede ser el detonante de un nuevo thriller? ¿Algo que descubrió en un periódico o en Internet? ¿Algo que le haya pasado?
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Mis libros han sido desencadenados por algo tan simple como una sola conversación, como pasó con La guerra de Hart y El psicoanalista, o por escuchar a alguien decir una sola frase (La Historia del loco), o por leer una historia en un periódico (Retrato en sangre). También me he inspirado en observaciones más complejas, como ver a un amigo contraer una enfermedad mortal (El profesor) o examinar el impacto emocional que el acecho tiene en las personas (El hombre equivocado). Veo algo, escucho algo, siento algo, y lo siguiente que sé es que puedo pensar toda una historia.
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¿Cómo hizo la transición de periodista policial a escritor de thrillers de tiempo completo? ¿Fue como saltar un abismo o fue algo natural?
Realmente disfruté ser un reportero de crímenes: fue como una educación en las cosas malas que la gente puede hacerse entre sí, refrescada todos los días. Pero desde que era joven quería ser capaz de escribir ficción. Siempre me ha encantado contar historias. Nunca fui lo suficientemente inteligente como para imaginar Hogwarts (la escuela de Harry Potter), Narnia o la Tierra Media de Tolkien. Lo que me interesaba eran los costados oscuros de la gente. No sólo lo que pasó, sino por qué pasó. Esa respuesta suele ser psicológica. Así que no era como caer en un abismo, sino que era entrar a un camino muy sombrío. Después de medianoche. En el bosque.
Su padre fue Procurador General de Estados Unidos cuando se formó la Comisión Warren que investigó el asesinato de John Kennedy. ¿Trajo a la mesa familiar historias que lo fascinaban? ¿Ayudó a descubrir al detective que hay en usted?
Mi padre era abogado y su mundo era el de leyes, los argumentos, los detalles, los hechos y los casos. Dicho esto, sin embargo, le encantaban las novelas de misterio y fue miembro del Club del Libro de Detectives. Cenar con Agatha Christie fue uno de los grandes momentos de su vida. Y eso que se trataba de un hombre que rutinariamente se reunía con presidentes, reyes y, ocasionalmente, también con dictadores. Así que, supongo, hubo una transmisión genética de su amor por el misterio que aterrizó profundamente dentro de mí.
¿Cuáles fueron sus libros formativos? Si fuera a dar un curso de escritura de thriller, ¿qué le recomendaría a un estudiante que leyera, además de sus propios libros?
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Dostoievski, por supuesto. Dickens, naturalmente. Hemingway y Flannery O’Connor (eso es un requisito para todos los escritores estadounidenses) y quizás también Faulkner. El Maestro y Margarita, de Mikhail Bulgakov, me influenció profundamente porque ese libro muestra los límites de la narración de historias maravillosas. Ahora, si fuera a enseñar en un curso, probablemente comenzaría con La Odisea de Homero y luego iría directo a Hamlet. Seguiría con John Fowles. Todo el mundo leería El Mago porque define el suspenso. Y además recomendaría El coleccionista por razones bastante obvias. Siguiendo adelante, asignaría tres novelas contemporáneas: La Señorita Smilla y su especial percepción por la nieve, de Peter Hoeg, y el extraordinario El silencio de los inocentes, de Thomas Harris. Terminaría con Salvajes, de mi amigo Don Winslow, porque muestra cómo usar el lenguaje de maneras únicas.
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"Odio los libros en los que los protagonistas tienen todas las respuestas"
¿Por qué el sufrimiento psicológico es buen entretenimiento?
Creo que a la gente le gustan las montañas rusas y los laberintos, los rompecabezas y los problemas, y eso es lo que atrae de las novelas de suspenso. Y aunque muchos autores de alto nivel hablan del “literatura de escape”, no creo que ese sea el caso. Pienso en el género más como “participación encendida”. A la gente le importa –a menudo profundamente– lo que les pasa a los personajes de las novelas de suspenso. Y a menudo dejan una historia con un sentido de aventura real, después de haber estado en un viaje salvaje con un autor.
¿Trabaja en varias novelas al mismo tiempo?
Sólo trabajo en una novela a la vez. Me interno bastante en la dinámica de los personajes y la trama, y me encuentro atrapado en contar la historia de una manera tan intensa que tratar de escribir un segundo libro mientras trabajo en el primero sería una locura.
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¿Sus propias historias no lo vuelven un poco loco?
No, al contrario, me fascinan. Constantemente reflexiono sobre los personajes pensando en lo que deberían hacer a continuación, a pesar de que he hecho algunos mapas de los principales momentos del libro. También sé el final –o mucho de él– antes de empezar.
¿Puede anticipar su próximo libro?
Ahora mismo estoy trabajando en la novela de una joven mujer, una arquitecta, a la que le pidieron que diseñara un mausoleo, y que descubre que hay muchos tipos de mausoleos y que algunos de ellos no tienen nada

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