sábado, 25 de mayo de 2019

LECTURA RECOMENDADA,


A la deriva, de Penelope Fitzgerald
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El derrotero de Penelope Fitzgerald podría alimentar las ansias de escritura de la mitad del planeta. Tardía en serio -mucho más que otros casos emblemáticos como Pierre Michon o W.G. Sebald-, publicó su primer libro sobre la campana de la sexta década, y su primera novela un par de años después. En adelante, pasó su último cuarto de siglo retratando como pocos la Inglaterra contemporánea, la de los cambios que se inician en la década del 60 y que ya no tendrían retorno.
Justamente allí hace pie A la deriva (1979), la que para muchos es su novela más perfecta. La propia autora se quejaba a menudo de las connotaciones que solía tener la traducción del título -Offshore en el original-, que sugiere la idea de estar lejos de la orilla cuando, en verdad, pretendía subrayar el carácter inestable de las embarcaciones ancladas a metros de la costa, y cómo esa fragilidad se trasladaba al ánimo de sus personajes.
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Aunque pareciera privilegiar a una mujer virtualmente separada con sus dos pequeñas y febriles hijas -Tilda y Martha, dos personajes extraordinarios-, lo cierto es que se trata más bien de una comedia coral, en la que se juegan múltiples destinos, y que sobre todo revela -pero asimismo mitifica- ese rincón londinense a orillas del Támesis, en Chelsea, que en cierto modo es una digresión de su entonces incipiente bohemia.
Dialoguista brillante, retratista aguda e impredecible, Fitzgerald podría pelearle a cualquiera el trono de lo irónico, del que los ingleses parecen haberse apropiado para siempre por prepotencia de estilo.

A la deriva
Penelope Fitzgerald
Impedimenta
Trad.: M. Peyrou
215 págs./ $ 1370


J. M. B.

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