jueves, 9 de enero de 2020

¿QUÉ PASÓ CON EL ASBESTO?


Cómo eliminan el asbesto de los subtes porteños
El material cancerígeno se está retirando de las formaciones de la línea B antes de volver al servicio; también se detectó en vagones de otras flotas
Protegidos con mamelucos, máscaras y guantes, los operarios deben manipular las piezas con asbesto
Trabajan para retirarlo en la línea B.
Las primeras alarmas empezaron a sonar en Madrid e inmediatamente se replicaron en Buenos Aires. Trabajadores o jubilados del metro de la capital española diagnosticados con asbestosis, un cáncer pulmonar causado por la inhalación de polvo de asbesto, presente en las fibras del amianto, encendieron la preocupación del personal del subte porteño, donde circulaban formaciones que tiempo atrás habían rodado por las vías de Madrid y que estaban contaminadas con el peligroso material.
Corrían los primeros meses de 2018 cuando en España se conoció la muerte de tres personas que habían estado expuestas durante años a piezas con asbesto, mientras en Buenos Aires se retiraba de circulación la flota de los coches CAF 5000, adquirida al metro madrileño, tras la confirmación de la presencia de amianto. Ese fue el inicio de un plan para descontaminar las formaciones, que continuó con la intervención de otras unidades, como las antiguas Mitsubishi de la línea B, actualmente en observación en el taller Rancagua, de Chacarita, donde se realiza un trabajo artesanal para despojarlas de amianto antes de volver al servicio.
Mientras esto ocurre, al menos 14 empleados del subte de Buenos Aires presentaron síntomas respiratorios que podrían estar vinculados a la exposición al asbesto, según los exámenes realizados en el Hospital Británico a 626 trabajadores de un total de 1200. Todos cumplían funciones en los talleres y serán reubicados en otras funciones.
El plan de gestión integral de asbesto avanza, al mismo tiempo que una demanda realizada por Subterráneos de Buenos Aires (Sbase) en el Juzgado de Primera instancia 101 de Madrid. En la denuncia se pide que se declaren nulos los contratos de comercialización de equipos realizado en 2011 por el entonces jefe de gobierno, Mauricio Macri, por casi US$20 millones. Además se solicita una indemnización por 15 millones de euros por daños y perjuicios.


El proceso
El centro de la acción está hoy ubicado varios metros bajo tierra en el Parque Los Andes. En un conducto de 60 metros de durlock y polietileno trabajan seis personas envueltas en mamelucos descartables, guantes y máscaras herméticas. Lo hacen en una atmósfera negativa (lo que se llama depresión de aire) generada para que no escapen las partículas de amianto presentes en las piezas que manipulan. Las partes microscópicas son capturadas en filtros que luego se descartan.

En el túnel se estacionan de a tres vagones, lo que se denomina tripla. El trabajo se concentra en componentes que no están en contacto con los pasajeros, como piezas del sistema eléctrico o de aislación. “Todo lo que se pueda retirar se saca y se reemplazan las partes contaminadas para luego volver a colocar las piezas en la formación. En la cabina del motorman, que no se puede retirar, se hace un sector sellado con presión negativa para trabajar adentro”, explicó Aníbal Rojas, de la empresa Borg, contratada por Metrovías para la gestión del asbesto.
Cada tripla puede tardar hasta una semana en descontaminarse. Una formación, de seis unidades, debería estar lista en dos semanas para luego ingresar en la etapa final del proceso, que demanda pruebas de frenado antes de volver al servicio.
Después del tratamiento las formaciones pasan por exámenes homologados por la Agencia de Protección Ambiental (APRA) y la Subsecretaría de Trabajo de la ciudad.
Hasta el momento culminaron los trabajos en una formación y se iniciaron las tareas en la tercera tripla. En total las unidades a descontaminar son 90, es decir, 16 formaciones. El proceso minucioso consiste en la oclusión, remoción y sustitución o reemplazo de las piezas contaminadas. En los casos en que la remoción implique un riesgo se opta por ocluir el asbesto mediante un revestimiento denominado rust grip.

¿Cuál es el destino del asbesto? Las partes contaminadas se sellan herméticamente en bolsas y se envían a un relleno sanitario ubicado en San Lorenzo, provincia de Santa Fe, habilitado para la disposición final de residuos peligrosos.
Antes de que el gobierno porteño reconociera la presencia de asbesto en los coches comprados al metro de Madrid en 2011, la Asociación Gremial de Trabajadores del Subte y del Premetro (Agtsyp) ya había alertado sobre la situación sobre la base de análisis realizados en la Universidad Nacional del Sur (UNS) de Bahía Blanca. Mediante esos estudios se detectó asbesto en piezas de formaciones utilizadas en varias líneas.
La comisión especializada para tratar la gestión del asbesto, integrada por especialistas de Sbase, Metrovías, los metrodelegados, APRA, la Subsecretaría de Trabajo, la Superintendencia de Riesgo de Trabajo, la Defensoría del Pueblo y el instituto Nacional de Tecnología industrial (inti), confirmó que el problema se extendía más allá de la línea B.

Según información oficial, además de la situación de los coches CAF 5000 se quitaron de circulación unidades Nagoya 300 y 1200, que se utilizaban en la línea C. otros 28 vagones General Electric de la línea E están siendo reemplazados por formaciones Alstom tras analizar componentes eléctricos que dieron positivos de asbesto. Al igual que las unidades Fiat, también de la E.

M. G. 

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