Adiós Aledo: 103 años de poemas, coplas y amor por Chaco
El poeta y docente, partió a última hora del lunes 11 de enero. Aca lo homenajeamos de la mejor manera.
Aledo nació en provincia de Buenos Aires, pero fue adoptado por el Chaco desde 1937, a sus 25 años, y nunca más pudo abandonar el calor, el campo, el amor por la tierra norteña.
Trabajó como docente en una escuelita rural en Campo del Cielo, y estuvo al frente de otra en la Colonia San Antonio; luego de jubilarse, continuó aportando su labor a la Biblioteca Popular Herrera de Resistencia. Sus letras bañaron también las páginas de los diarios El Territorio y Norte.
Máximo exponente de la literatura chaqueña, Aledo Luis Meloni recibió el premio Caballero de la Orden de Mérito de Italia (1982), el Premio Santa Clara de Asís (1990) y el título de Doctor Honoris Causa por parte de la Universidad Nacional del Nordeste.
Docente, poeta y coplero; las letras de Meloni retratan la vida de campo del Chaco, y aquí desatamos algunos de sus escritos.
Buen viaje, maestro y gracias por tanto.
*
Distancia
En la polvareda verde
Del monte, al sol, galopando,
Desde mi escuela a tu escuela
Hay una legua de canto.
Si lo sabremos
Yo y mi caballo...
Y en la polvareda oscura
De la noche, paso a paso,
Hay de tu escuela a mi escuela
Diez leguas de sobresalto.
Si lo sabremos
Yo y mi caballo...
Pueblo
Cuatro calles polvorientas,
Y un puñadito de casas,
Bajo la lupa verde
De algarrobos y catalpas.
Una iglesia, casi en ruinas,
Santificando la plaza.
En la plaza, algunas tipas,
Y en las tipas, las cigarras
Echando a rodar los ríos
Estivales de sus flautas...
Para la dicha es muy poco,
Y con ser tan poco, basta.
Herencias
Sólo dejamos, al final, unas palabras.
Son las únicas huellas transitorias
de nuestro paso
sobre un tembladeral de olvidos y silencios.
De su fuego
después no queda nada.
Tendrá más vida que ellas
la ceniza glacial
de nuestros huesos.
No, la palabra no es un eva fénix:
no conoce el milagro
de la resurrección.
Coplas
El hombre llega al otoño
como una tierra de nadie:
para morir es muy pronto
y para amar es muy grande.
Alguien le ofreció la viola
a un inversor extranjero;
por las uñas que tenía
creyó que era guitarrero.
Con rara equidad el Fondo
como a una fruta nos trata:
nos come toda la pulpa
pero nos deja la cáscara.
Por las torres de Manhattan,
por las torres que cayeron,
llora, llora el primer mundo
mientras explota el tercero.
Ya no le pido a la vida
cosas de mucho valer;
Solo le pido una nada:
que me devuelva la sed.
Aledo Luis Meloni.
1912-2016
El poeta y docente, partió a última hora del lunes 11 de enero. Aca lo homenajeamos de la mejor manera.
Aledo nació en provincia de Buenos Aires, pero fue adoptado por el Chaco desde 1937, a sus 25 años, y nunca más pudo abandonar el calor, el campo, el amor por la tierra norteña.
Trabajó como docente en una escuelita rural en Campo del Cielo, y estuvo al frente de otra en la Colonia San Antonio; luego de jubilarse, continuó aportando su labor a la Biblioteca Popular Herrera de Resistencia. Sus letras bañaron también las páginas de los diarios El Territorio y Norte.
Máximo exponente de la literatura chaqueña, Aledo Luis Meloni recibió el premio Caballero de la Orden de Mérito de Italia (1982), el Premio Santa Clara de Asís (1990) y el título de Doctor Honoris Causa por parte de la Universidad Nacional del Nordeste.
Docente, poeta y coplero; las letras de Meloni retratan la vida de campo del Chaco, y aquí desatamos algunos de sus escritos.
Buen viaje, maestro y gracias por tanto.
*
Distancia
En la polvareda verde
Del monte, al sol, galopando,
Desde mi escuela a tu escuela
Hay una legua de canto.
Si lo sabremos
Yo y mi caballo...
Y en la polvareda oscura
De la noche, paso a paso,
Hay de tu escuela a mi escuela
Diez leguas de sobresalto.
Si lo sabremos
Yo y mi caballo...
Pueblo
Cuatro calles polvorientas,
Y un puñadito de casas,
Bajo la lupa verde
De algarrobos y catalpas.
Una iglesia, casi en ruinas,
Santificando la plaza.
En la plaza, algunas tipas,
Y en las tipas, las cigarras
Echando a rodar los ríos
Estivales de sus flautas...
Para la dicha es muy poco,
Y con ser tan poco, basta.
Herencias
Sólo dejamos, al final, unas palabras.
Son las únicas huellas transitorias
de nuestro paso
sobre un tembladeral de olvidos y silencios.
De su fuego
después no queda nada.
Tendrá más vida que ellas
la ceniza glacial
de nuestros huesos.
No, la palabra no es un eva fénix:
no conoce el milagro
de la resurrección.
Coplas
El hombre llega al otoño
como una tierra de nadie:
para morir es muy pronto
y para amar es muy grande.
Alguien le ofreció la viola
a un inversor extranjero;
por las uñas que tenía
creyó que era guitarrero.
Con rara equidad el Fondo
como a una fruta nos trata:
nos come toda la pulpa
pero nos deja la cáscara.
Por las torres de Manhattan,
por las torres que cayeron,
llora, llora el primer mundo
mientras explota el tercero.
Ya no le pido a la vida
cosas de mucho valer;
Solo le pido una nada:
que me devuelva la sed.
Aledo Luis Meloni.
1912-2016
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