jueves, 21 de enero de 2016

INDEC QUE TRABAJA II ; AYUDANOS; SOLIDARIDAD

"Compartimos el sueño de un mundo mejor, más justo y con oportunidades para todas las personas por igual"

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Buscan fondos para sacar a chicos de la violencia
La Casa del Niño María de Nazaret, que asiste a 90 niños y familias en Villa Ballester, necesita ampliar sus instalaciones
Algunos de los beneficiarios de la casa.En la cocina de la Casa del Niño María de Nazaret, en Villa Ballester, un grupo de mujeres charla junto a dos ollas enormes: en una comienza a hervir el agua para los capelettini; mientras que la otra desprende el inconfundible olor del tuco. Las cocineras son voluntarias: viven en el barrio de emergencia 9 de Julio, a pocas cuadras de la casa, donde llevan a sus hijos a contraturno de la escuela.
"Yo venía con todos mis hermanos cuando era chiquita, y ahora traigo a mis nenes. Deposito toda mi confianza en este lugar: sé que van a estar bien cuidados", dice Viviana Campos, de 32 años.
La Asociación Civil Casa del Niño es un hogar de día que acompaña a aproximadamente 90 niños de 2 a 14 años y a sus familias, provenientes de barrios vulnerables del partido de San Martín. Su misión es que encuentren un verdadero hogar, donde puedan adquirir las herramientas necesarias para una vida más digna, sintiéndose valiosos.


Ante una demanda cada vez más creciente -a la que, por ahora, no puede dar respuesta-, el desafío de esta asociación es conseguir fondos para ampliar sus instalaciones y contratar más profesores.
Para cubrir parte de sus gastos, la casa cuenta con el aporte de donantes y lo recaudado en eventos a beneficio. Sin embargo, las necesidades son muchas y los fondos, insuficientes.
"Tenemos gran demanda de familias que quieren traer a sus hijos, pero por ahora no podemos recibir a más porque nos falta personal y espacio", dice Graciela Klobovs, directora de la entidad. "Necesitamos el apoyo de padrinos para contratar maestras y profesores para los talleres; ampliar el lugar; sumar más salas, y hacer arreglos de cañerías y pisos, entre otros", agrega.
El proyecto nació en 1993, cuando un grupo del Movimiento Apostólico de Schoenstatt se propuso realizar un trabajo social en la zona. 

El Obispado de San Martín les cedió en comodato el lugar donde funciona la casa.
"Antes aquí había una guardería, pero fuimos creando una estructura donde se pudiera trabajar con toda la familia: no queríamos que fuese sólo un sitio donde se cuidara chicos, sino que pretendíamos ayudar a sus padres para que fueran ellos los generadores de un cambio sustancial en sus hijos", explica Klobovs. "Aquí encuentran un lugar seguro, de pertenencia, una casa donde se les ofrece la posibilidad de descubrir con dignidad todo su potencial, para poder salir de situaciones de marginalidad y violencia."


Los chicos asisten de 8.30 a 12, a contraturno escolar. "Desayunan y durante la mañana hacen actividades. Tienen talleres que van desde música, educación física, arte, catequesis, yoga hasta carpintería: lo que se les pueda ofrecer en función de la disponibilidad de voluntarios. Después almuerzan y se van a la escuela", cuenta Laura Jasid, que es psicopedagoga.
Las salas son integradas y están divididas en jardín (de dos años y medio a 5), intermedia (de 6 a 10), y la de los más grandes. Todas las maestras son "guías" Montessori. Según esta metodología educativa hay ambientes preparados para que los chicos circulen libremente y materiales didácticos que las guías les presentan respetando sus propios intereses.
"Trabajamos siempre parándonos en las necesidades y expectativas del niño -agrega Jasid-. La idea es mostrarles a través de los talleres cómo pueden aplicar las diferentes asignaturas a la realidad cotidiana."
El trabajo codo a codo con los familiares del niño es clave. "Junto con una trabajadora social y una psicóloga, constantemente los citamos, brindándoles la oportunidad de charlar y contarnos lo que les pasa y necesitan, para acompañarlos y guiarlos", asegura Jasid.


Klobovs agrega: "Vivimos muy de cerca la violencia de género y el consumo de drogas. Buscamos llegar a los padres y hacemos talleres de educación sexual, nutrición, higiene personal, entre otros. Valoran mucho esos espacios donde pueden preguntar y aprender. Contar con más fondos nos permitiría seguir dándole oportunidades a un mayor número de niños y sus familias".

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