jueves, 23 de junio de 2016

MI 1º PROFESORA; LA MÁS GRANDE: DOÑA PETRONA C.DE GANDULFO


Todos lo tenemos ahí, al alcance de la mano, en la cocina, aunque ya no en su edición inicial de 1934, sino en alguna de sus sucesivas reediciones. Entre la abundante literatura gastronómica publicada en la última década, cada vez más sofisticada, brilla con luz propia e imperecedera el libro de Doña Petrona C. de Gandulfo, con sus recetas invencibles tan al gusto de los paladares argentinos, los de ayer y los de ahora.


Petrona nació en La Banda, en los alrededores de la capital de Santiago del Estero, siendo la penúltima de siete hermanos. Su infancia transcurrió en la capital santiagueña junto a sus padres y hermanos. Su madre, Clementina, fue quien le enseñó a cocinar, comenzando con un postre de hojaldre, pero como un simple método para atraer a los hombres.
En la estancia Quebrachitos, en el Departamento Aguirre, al interior de Santiago del Estero, trabajó como cocinera y ahí fue donde conoció a Atilio Gandulfo, quien era el administrador del establecimiento y con quien se casaría tiempo después. La pareja emigró a Buenos Aires en busca de oportunidades, Atilio consiguió un trabajo en Correo Argentino pero como el salario no alcanzaba, decidió trabajar también ella, fue ahí donde consiguió trabajo en la Compañía Primitiva de Gas para enseñar a usar las nuevas cocinas a gas que, en esa época, era el artefacto doméstico más demandado en las casas argentinas.
El gas llegaba a Buenos Aires como una total novedad y la Compañía Primitiva de Gas quería convencer a los argentinos para dejar de lado a las antiguas cocinas a leña y queroseno. Para dicha campaña se presentó Petrona, ella no solamente demostraba cómo funcionaban las nuevas cocinas, también se ponía a cocinar en ellas en la puerta del Bazar Dos Mundos. 


La Fundación Metrogas editió un pequeño libro titulado: «Doña Petrona, la cocina y el gas», ahí describe los primeros pasos de Doña Petrona en la Compañía Primitiva de Gas. Pretrona promovió la cocina primero a través de cocinas a gas y más tarde a través de clases presenciales para luego empezar a publicar sus recetas en la revista «El Hogar»Doña Petrona comenzó a incursionar en los medios con la radio, empezó en Radio Argentina donde tenía una participación diaria, después pasó a Radio Excélsior y Radio El Mundo para luego entrar en la televisión. Fue la radio quien la llevó a la fama. Ya en el año 1933, se editó «El Libro de Doña Petrona», una enciclopedia de la cocina con más de 600 páginas. Este libro incluía también secretos culinarios, sino también consejos para la mujer (de aquel entonces) moderna que incluían organización del hogar y de tareas de mantenimiento, e incluso una sección para la mujer que trabaja y cuida de su hogar. Dicho libro fue traducido a varios idiomas, incluido el ruso, y editado más de cien veces y continúa disponible en las librerías argentinas
Gracias a la radio también llegó a la televisión en 1952, en un programa llamado «Variedades Hogareñas» que se transmitía por la TV Pública, después dicho ciclo pasó a llamarse «Jueves Hogareños». Su gran salto a la fama nacional se daría en 1960 cuando se incorpora al programa «Buenas tardes, mucho gusto». junto a su asistente Juana «Juanita» Bordoy. Dicho programa estuvo en el aire por veinte años los días lunes, miércoles y viernes por la tarde, llegó a recibir alrededor de 400 cartas por día y tener un registro de 600 mil amas de casas.Su libro de cocina batió récords de venta, superando a Jorge Luis Borges, Ernesto Sabato y hasta el Martín Fierro. Fue pionera de los programas de televisión dedicados a la cocina. En las librerías de Argentina, el único libro más vendido que el de Doña Petrona era la Biblia. Y fue inspiración para otras generaciones de cocineras y ecónomas como Marta Baines, Choly Berreteaga, Diana Boudourian, Emy de Molina, María Adela Baldi, Chichita de Erquiaga, Mariana Rodríguez Vimo, Chola Ferrer, Blanca Cotta y Narda Lepes entre otras.



Estuvo casada dos veces y tuvo un hijo llamado Marcelo Francisco Gandulfo, quien fue su administrador en la última etapa. Alejada de las cámaras, impartió clases de cocina en el Barrio Norte de Buenos Aires. Todas las tardes bebía un whisky on the rocks con un cigarro y comía picante. Pasó sus últimos momentos de vida junto a su asistente Juanita hasta que murió de un ataque al corazón el 6 de febrero de 1992 en su casa de Olivos


La fenomenal cocina de esta santiagueña que comenzó de muy chica a hacer pastelitos se ha convertido en motivo de estudio. La historiadora norteamericana Rebekah Pite -doctora en Historia y Estudios de Mujeres de la Universidad de Michigan- acaba de publicar La mesa está servida (Edhasa), mitad biografía y mitad estudio social de la Argentina del siglo pasado. Porque, más allá de los méritos culinarios de esas recetas con las que cocinaron nuestras abuelas, sucede con Doña Petrona lo que ocurre con los arqueólogos, que encuentran en cada pieza la cifra de una civilización: cada plato suyo trae la memoria de su tiempo.



Hay pocas apariciones tan fulgurantes y duraderas en la cultura argentina del siglo XX como la de Doña Petrona C. de Gandulfo. Arribó a Buenos Aires en la década del diez desde su Santiago del Estero natal, afirmando, en aquellos días, que no le interesaba la cocina. Comenzó trabajando para Primitiva, una empresa británica que fabricaba cocinas a gas en 1928; luego, empezó a publicar sus recetas en la revista El Hogar. Y ya con la publicación de su primer libro, El libro de Doña Petrona (1934), una década más tarde, era una figura de alcance nacional. En la prensa gráfica, en la radio y finalmente en la televisión, se convirtió en una referencia de la cocina argentina. Sus libros de recetas vendieron más de 3.000.000 de ejemplares, su nombre se volvió célebre en gran parte de América Latina. Con altibajos y algunos sinsabores, permaneció en el firmamento hasta comienzos de la década del ochenta.
Este deslumbrante libro de Rebekah Pite es a la vez una biografía de Doña Petrona C. de Gandulfo y un estudio sociocultural de la construcción de su imagen, sobre su impronta en las mujeres de varias generaciones, en el arte culinario, en la relación cocina y familia. La mesa está servida reconstruye una vida y, con ello, ilumina cuestiones de género, de trabajo, de consumo, de mundanidad y de política.
Sorprendente y riguroso, este ensayo permite mirar nuestro pasado desde un rincón a menudo olvidado. Sus múltiples y agudos hallazgos son un testimonio de la formación de la identidad nacional; a veces deliciosa, otras veces amarga.
Rebekah Pite

Es Doctora en Historia y Estudios de Mujeres por la Universidad de Michigan (2007) y Profesora Asociada de Historia en Lafayette College (Pennsylvania, Estados Unidos). Sus temas de investigación giran en torno a la historia social y cultural de Argentina y América Latina en el siglo XX, con un enfoque sobre género, trabajo, consumo y comida. Publicó artículos en revisitas especializadas y compilaciones en los Estados Unidos, Argentina y Colombia, entre otros. En el 2013 se publicó su primer libro, Creating a Common Table in Twentieth-Century Argentina: Doña Petrona, Women, and Food (University of North Carolina Press), que ganó el premio Gourmand para el "Best Latin American Cuisine Book" publicado en los Estados Unidos y el premio de la Sección de Estudios del Cono Sur de LASA al mejor libro en Ciencias Sociales. Actualmente, se encuentra investigando sobre la historia de la yerba mate en América del Sur.

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