viernes, 24 de junio de 2016

YOKO ONO: LA MUSA CONTROVERCIAL

Aunque ella no vendrá a Buenos Aires, su retrospectiva en el Malba, que abre hoy, copará la ciudad: en la 9 de Julio, en el subte, en la radio y en los periódicos
A la derecha, el registro de la obra Pintura del sí, con la que Ono enamoró a Lennon
A la derecha, el registro de la obra Pintura del sí, con la que Ono enamoró a Lennon. Foto: Fernando Massobrio
Cuando John Lennon conoció a Yoko Ono , se enamoró de ella tanto como de su obra: trepado a una escalera, buscaba con una lupa un sí escrito en el techo de la Indica Gallery, de Londres , donde Ono exponía y convulsionaba la escena del arte, desvaneciendo del todo la materialidad del objeto artístico y volviendo imposible su comercialización. Sus instrucciones de los últimos 60 años son el eje de la muestra organizada especialmente por el Malba que abrirá al público mañana, y pueden ser sólo una palabra susurrada o algo que ocurre en la mente del público, en un recuerdo, una emoción o una acción algo delirante y poética... no hay nada más. "Dream come true" es su primera gran retrospectiva, con más de 80 obras.

El pasaporte de Ono sigue siendo japonés -pese a que desde hace décadas vive en Nueva York- y quedó sin sellar el lunes pasado, cuando se esperaba que abordase el vuelo que la traería a Buenos Aires. Tampoco pudo llegar al Museo de Arte Contemporáneo de Lyon, Francia, donde en marzo se inauguró una retrospectiva sobre su obra. A los 83 años y con la salud frágil, sus médicos desaconsejaron el vuelo tanto como el invierno porteño. Ya había estado en la ciudad cuando, en 1998, se montaron siete instalaciones suyas en el Centro Cultural Recoleta y en el Museo de Arte Moderno. De aquella exposición sólo se repite el Árbol de los deseos, que esta vez no será uno, sino cinco, para que el público deje escritos sus anhelos.
El Malba la eligió para festejar su decimoquinto aniversario porque su obra es un manifiesto en favor de la paz, la ecología, los derechos de las mujeres y otras luchas.
 Una exposición que promete ser multitudinaria, profundamente transformadora y emocionante para quienes decidan sumergirse en su mundo. "Queríamos una artista que detrás de su discurso estético tuviera uno social y político, que propusiera cosas no sólo en el pasado, sino también en el presente y para el futuro. Yoko Ono propone el encuentro, el homenaje, el respeto, ir en contra de toda agresión, cuidar el planeta...", dice el director artístico del Malba, Agustín Pérez Rubio.
La muestra se monta hoy aquí y mañana se desarma y desaparecerá. No hay originales ni copias, porque cada vez que alguien lee sus instrucciones ese instante es la obra, que deja espacio para respirar, expresarse y entrar en diálogo con ella (o con uno mismo). Han sido definidas como poemas o haikus, partituras musicales o pinturas. Es un nuevo tipo de arte, oral y visual, compartido con otros artistas contemporáneos, como John Cage y George Brecht. Hay fotos de puestas en los 60 y 70, pero el objeto resultante carece de sacralidad. Es un vehículo para que ocurra algo en el espectador. Están compiladas en Pomelo (Grapefruit), un mítico libro de 1964 que el museo reedita para esta muestra. Se lee: "Grabar las voces de los peces / en una noche de luna llena". O: "Escuchar las campanadas del reloj. Hacer réplicas exactas en la mente cuando callan". Toman cuerpo en objetos, videos, films, instalaciones, registros sonoros o como textos en la pared para que el público las lea, las piense, las haga.

Comunicación, participación e intercambio creativo son la clave de este sueño hecho realidad. Están la escalera y la lupa del romance con Lennon (Pintura del sí), más escalones para subir a ver el cielo, hay un espacio para que el público pinte un cuadro (o "añada colores", como reza la instrucción), una tela para pasar la mano y estrechar la de quien esté detrás... Hay un cuarto oscuro para "tocarse unos a otros", lugares para jugar y también para sensibilizarse, como Mi mami es hermosa, el espacio donde se invita a dejar un recuerdo sobre la propia madre. Se puede ver o ejecutar la Pieza de encender, de 1955 ("Enciende un fósforo y observa hasta que se consuma"), replicada en un video de 1966.
 Lennon protagoniza el Film N°5. Sonrisa (1968), y es difícil no unirse a su sonrisa, que es la instrucción Pieza risa, invierno 1961 (Pásate una semana riendo).
La artista estaba entusiasmada con volver. Pero su presencia se hará sentir: estará en las redes dando más consignas, que aparecerán también en los carteles de la avenida 9 de Julio, en el subte, en remeras, libretas y bolsas, en la radio. En la sala, habrá que estar atentos al teléfono rojo titulado Escultura parlante para Argentina: en cualquier momento puede sonar y del otro lado de la línea saludará Yoko Ono. Sólo ella tiene su número.
"Ella estuvo muy involucrada en todo el proceso. La muestra está enfocada en el contexto local", dice Gunnar B. Kvaran, amigo personal y curador de la muestra junto con Pérez Rubio. Por eso, los doce artistas a los que invitó a participar en una sala con una consigna especial para ellos (crear un recipiente para transportar agua) son latinoamericanos -Liliana Porter, Hernán Marina, Ana Gallardo, Amalia Pica, Rosângela Rennó, Runo Lagomarsino, Alexander Apóstol, Alfredo Jaar, Tania Bruguera, Teresa Margolles, Tercerunquinto, Antonio Caro-. El catálogo, por pedido expreso de la artista, está sólo en castellano. Lo único que quedó en inglés es el título de la muestra.

Tener coraje y rabia

Nació en Tokio en 1933 y el recuerdo de la Segunda Guerra Mundial y las dos bombas atómicas quedó grabado en su memoria. De ahí, y de otras desgracias compartidas, que su obra implique reparación, algo muy propio del budismo zen que practica. La Pieza de restaurar, por ejemplo, es una mesa con objetos de porcelana rotos para que el espectador repare y acomode en una estantería. "Es una metáfora de la destrucción del mundo y posibilita su sanación, limpieza y reparación", señala Kvaran. También es catártica y curativa la obra en la que ya cientos de mujeres latinoamericanas víctimas de la violencia de género cuentan sus historias. Se llama Resurgiendo y reza: "Ten coraje/ Ten rabia / Estamos todas juntas". "Es una exhortación a romper un secreto, a gritarlo", señala Pérez Rubio.
De su familia tradicional -una de las más ricas de su país- recibió una temprana formación musical y fue la primera mujer admitida en la carrera de Filosofía de la universidad japonesa Gakushuin (se licenció también en poesía y composición contemporáneas después). Artista experimental y de vanguardia, se asoció al arte conceptual, la performance, el movimiento Fluxus y los happenings de los 60. "Desmaterializó el objeto de arte, introdujo la participación del espectador y se salió del mercado", dice Kvaran. Coherente, su posición antisistema no ha cambiado: nunca vendió instrucciones y por muchos años no tuvo galería. Recién en 2015 se unió a Galerie Lelong, para presentar un proyecto.
"Creo que cambió más Lennon que ella después de su encuentro", señala Pérez Rubio. Además de protagonizar una de las historias de amor más trascendentes del siglo que estaba en curso, fue su compañero en la creación de performances, films y piezas musicales, y en la Plastic Ono Band. "Juntos crearon obras emblemáticas y fueron activistas por la paz. Él fue un gran colaborador y, sobre todo, una enorme caja de resonancia para su mensaje", dice Kvaran. Después la historia es conocida y mereció un largo duelo.
En los 90 recién volvió a presentar exposiciones y nuevos trabajos, como la serie de esculturas hechas en bronce e intervenciones en Internet, espacios públicos y colaboraciones musicales. Todos los días emite consignas o pensamientos en las redes sociales. "Es una artista viral", dice Pérez Rubio. Ayer, por ejemplo, tuiteó: "I feel very good when it's a good day with a great blue sky"[Me siento muy bien cuando es un día lindo con un gran cielo azul].
Hoy, si estuviera en Buenos Aires, seguro también lo estaría.

Una lupa sobre la retrospectiva

Convocatoria Arising / Resurgiendo
Hasta el 16 de octubre se puede participar en la próxima obra de Yoko Ono, vía www.malba.org.ar/arising. La artista invita a las mujeres latinoamericanas que hayan sufrido violencia de género a dar testimonio con un texto que describa la experiencia sufrida y una foto de sus ojos. Las páginas enviadas integran un mural que irá creciendo todas las semanas.
Performance
Una selección de 17 piezas performáticas históricas de Yoko Ono de la década del 60 se pondrán en acción a fines de julio, dirigidas por Agustina Muñoz. Entre otras, se verá Cut Piece, de 1962, en la que Yoko Ono se ofrece para que el público corte su ropa, o Sky Piece for Jesus Christ, en la que un grupo de performers envuelve con gasa a los músicos de una orquesta hasta que ya no pueden tocar
Cine
Durante todo agosto habrá un ciclo de proyecciones de las películas que Ono realizó en las décadas del 60 y 70, muchas en colaboración con John LennonMuestraYoko Ono. Dream Come True. Hasta el 31 de octubre, en el Malba (Av. Figueroa Alcorta 3415). Visitas guiadas, viernes y domingos, a las 17
M. P. Z.

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