sábado, 18 de marzo de 2017

MUSEO DE ARTE CONTEMPORÁNEO COMENZÓ CON SU ESPLÉNDIDA TEMPORADA


Lo abstracto, ese inagotable campo de investigación
La muestra colectiva en Macba que inaugura, presenta una mirada nueva
En 2017, el Museo de Arte Contemporáneo de Buenos Aires (Macba), fundado por el coleccionista Aldo Rubino, cumple cinco años. Si bien cuenta con una colección que parece cubrir el elástico concepto de arte contemporáneo, reúne en especial obras de la tradición del arte abstracto. En estos años, el museo produjo destacados ciclos de arte, como Ellas, que convocó durante 2016 a varias artistas mujeres del país. El Macba inicia su programación anual con Pensar en abstracto, al cuidado del curador estrella de la Argentina, Rodrigo Alonso. No hay museo público o privado del país que no haya contado con una curaduría de él. Las suyas suelen ser antologías fluidas de obras que, para usar el cliché de la época, "dialogan" entre sí, con la institución que las alberga y con el presente.
"Me gusta el trabajo curatorial -confiesa Alonso en la sede del Macba-, la posibilidad de poner en relación obras y artistas, los hallazgos que se producen en las exposiciones colectivas, el desafío de transitar caminos que ya han sido transitados por otros con el fin de encontrar nuevas soluciones." A diferencia de las muestras individuales, las colectivas, según el curador, "permiten asociaciones de ideas más abiertas e impensadas, e incluso algo de capricho". Una exposición bien curada, diseñada y construida aporta a la mirada y la comprensión del espectador. "En el caso de un museo eso es primordial, porque su misión es pedagógica -afirma-. A mí también me aporta muchas cosas, desde mi práctica curatorial que se va enriqueciendo con cada nueva exposición hasta las ideas, conocimientos y conceptos que surgen durante las investigaciones que llevo adelante durante la etapa de diseño de las muestras."
Pinturas, fotografías, instalaciones, obras cinéticas y lumínicas, esculturas, videos e intervenciones site-specific interactúan, al modo discreto de las obras, en las salas del Macba. Se seleccionaron obras de veintiséis artistas, algunos infaltables en una muestra de arte abstracto, como César Paternosto, Rogelio Polesello o la ubicua Marta Minujín. Otros, como Martín Pelenur, Amalia Pica y Andrés Sobrino, son los futuros clásicos. El Macba, cuya dirección artística pasó este año de manos de Teresa Riccardi a Jimena Ferreiro, inaugura además una serie de intervenciones en la fachada del edificio de la avenida
San Juan 328. Diego Mur es el responsable del primer proyecto.
En las cuatro salas del Macba, con cincuenta obras (algunas de la colección y otras que los artistas de la colección prestaron), se diseña un mapa de la abstracción que va del constructivismo a las nuevas tecnologías. El segundo subsuelo, con videos de Karina Peisajovich y Marcolina Dipierro, y obras de Arturo Aguiar y el único artista extranjero invitado, el chileno Benjamín Ossa, reserva sorpresas ópticas.
La consigna de Ferreiro, al asumir la dirección artística del Macba, consiste en repensar el rol del museo en el llamado Distrito de las Artes. "Su elección me parece excelente -dice Alonso-. Es una persona joven, con ideas propias, con una gran experiencia tanto en la curaduría como en la gestión y la investigación, y posee un gran conocimiento del campo para poner en práctica en su nueva labor. Darle un perfil a un museo es un gran desafío." El año recién empieza y el Macba promete un encuentro sobre crítica de arte, la participación en la Bienal de Performance y una impactante muestra, en el segundo semestre, de Gabriel Valansi.
D. G.

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