lunes, 20 de marzo de 2017

TEMA DE REFLEXIÓN




conicherep.com
Coni Cherep / periodista en licencia / Opinador serial
Muerte a la luz de un ególatra

Ellos lo eligen. Hay que decirlo porque sino seriamos necios. Que 200, 300 o 400 mil personas de todo el país, o del extranjero, decidan concurrir todos juntos a un lugar donde sólo hay un recital de rock, con mal sonido, sin condiciones mínimas de seguridad, sin certezas de salir con vida, no es culpa de nadie más que de cada uno de ellos.
Mujeres y hombres, casi todos mayores de edad, libres de toda voluntad, conscientes al momento de tomar la decisión de viajar días, de dormir en la calle, puestos o no con sustancias que los deshiniben, en fin: sujetos de sociedad que conocen claramente los riesgos y las ventajas de esa aventura.
Pagar 800 mangos, sólo por la entrada, y emprender el viaje a un punto siempre recóndito y de compleja conectividad, no es responsabilidad de nadie en particular. Es una decisión absolutamente personal. Y nadie puede levantar la mano quejándose frente a terceros: fueron ellos y solamente ellos. Ellos se rinden incondicionalmente a los deseos de un ególatra ambicioso que delira cuando los ve apretarse, asfixiarse mientras hacen el “pogo más grande del mundo”.
¿ Tiene alguna responsabilidad el Indio Solari? Seguramente si. Su propia ambición, el hambre desmedida para saciar sus necesidades infinitas de Dios pagano, progre, confuso, oscuro, raro, no repara en las consecuencias. Se ríe de eso, como en el documental Tsunami de Gente , y disfruta de lo que genera con cierto desprecio por el sujeto que lo venera.
Pero nada de eso lo inculpa, sino el negocio y la ley del negocio.
El Indio hace un negocio multimillonario de cada presentación ,elige locaciones donde no le cobran impuestos sin preguntar cuantos hospitales hay alrededor, ni el impacto que la visita de la tribu generará en el lugar.
Los grandes del rock asumieron hace muchos años que este asunto de multitudes es un negocio y asumen esa condición. Basta ir a cualquier concierto de escala , incluso en Argentina, para comprender que allí sólo entra la gente que debe entrar, que las condiciones de seguridad son las que se necesitan, y que los shows se hacen en ciudades preparadas para asumir esa invasión.
Todo lo contrario a lo que hace el Indio.
Todo lo contrario a lo que dicen sus letras, exactamente en el otro extremo del fanático que viaja ilusionado a la misa, asumiendo que es posible no regresar de allí.

Y ASÍ SE FUE DE OLAVARRÍA

¿ Hay alguna otra explicación que el fanatismo para semejante fenómeno? No. Y el fanatismo, de cualquier tipo, tiene un inevitable destino trágico, tarde o temprano. Y los lideres del fanatismo, eso se encuentra en cualquier libro de filosofía barata, siempre son ególatras crueles, obscenos y amorales.
Los muertos en las misas del Indio, se parecen mucho a sacrificios destinados a honrar y aplacar a la deidad
Son muertos quemados a la luz de un ególatra

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