"No sé música ni sé cantar, así que me la tuve que rebuscar con amigos y gente que me diera una mano, porque esas melodías que se me ocurrían no las podía reproducir con ningún instrumento. Las tarareaba torpemente, con mucha inseguridad y las registraba en un grabadorcito". Con la ayuda de su pareja y del músico y amigo Gustavo Ecclesia convirtió esas melodías en canciones y al poco tiempo ya estaba metido de lleno en la producción de su álbum, para el que convocó a grandes cantantes y músicos que admira desde siempre, muchos de ellos viejos amigos de su padre, Carlos Loiseau, el también dibujante e historietista porteño hasta la médula conocido como Caloi: Jaime Torres, Ricardo Mollo, Manuel Moretti, Lisandro Aristimuño, Víctor Heredia, Adriana Varela, Gillespi, Inés Estévez y Kevin Johansen, entre otros. Pero el proyecto no quedó ahí, sino que como la idea era combinar las diversas actividades que Tute viene desarrollando durante los últimos años, el dibujo, la poesía, el cine y más cerca en el tiempo, la música, el proyecto sumó la producción de un DVD, con videoclips animados de cada una de las canciones, con diferentes técnicas, creados por distintos dibujantes y animadores.
Como su padre, Tute sufre de porteñidad aguda y confiesa con sonrisa ser viejo desde muy joven y que a los 18 años tomaba clases con Virgilio Expósito solo para que "el viejo" le contara historias. Ese amor por el tango, acompañado por una voz grave que parece marcar el 2 x 4 desde la cuna, lo llevó a escribir en 2010 las letras del disco Nuevos tangos, que firmó junto al cantor Hernán Lucero. Pero como si se tratara del remate de una de sus historietas, a Tute el que lo estaba esperando no era el tango, sino el rock.
"En mí conviven muchas músicas. En mi casa también se escuchaban los cantautores, que son mi otra gran influencia más allá del rock y del tango. La canción de los españoles, de los franceses que sonaban en el tocadiscos cuando yo era pibe¨.
-¿Cuándo empezaste a escribir letras de canciones?
-A partir del convite de Hernán Lucero de hacer un tango juntos. Él tenía unas músicas, quería debutar como compositor y le faltaba un letrista y me preguntó cómo me veía. Y la verdad es que no tenía ni idea, porque mi aproximación a eso era a través de la poesía, no de la canción. Nunca había escrito una canción. Me entusiasmó tanto que hicimos como veinte tangos y después fuimos por una zamba, por un bolero y en un momento, de tanto poner letras y laburar con melodías, empecé a despertarme con melodías en la cabeza, que eran mías, que estaban ahí.
-¿Escribís letras como hacés viñetas?
-A veces sí, es como un sistema medio inconsciente. Yo laburo mucho en la historieta y en el humor gráfico con el inconsciente. Y en la canción hice algo parecido, sobretodo en la letra. Por ahí tengo una idea de por dónde arrancar, como en un poema, y después lo completo en torno a esa idea. Borges decía que visualizaba los dos extremos, las dos orillas de una isla y, con inteligencia, construía todo lo del medio. Yo no siento que sea la inteligencia, sí por ahí alguna astucia, pero es más el inconsciente. El gran descubrimiento fue encontrar que eso que yo suelo hacer en la historieta o a la hora de incorporar la poesía en la historieta, de pronto con un vehículo como la música tenía otra dinámica. Además de la música interna de los versos y la musicalidad de las palabras, está la melodía y la sensación de que el mensaje se potencia.
"En mí conviven muchas músicas. En mi casa también se escuchaban los cantautores, que son mi otra gran influencia más allá del rock y del tango. La canción de los españoles, de los franceses que sonaban en el tocadiscos cuando yo era pibe¨.
-¿Cuándo empezaste a escribir letras de canciones?
-A partir del convite de Hernán Lucero de hacer un tango juntos. Él tenía unas músicas, quería debutar como compositor y le faltaba un letrista y me preguntó cómo me veía. Y la verdad es que no tenía ni idea, porque mi aproximación a eso era a través de la poesía, no de la canción. Nunca había escrito una canción. Me entusiasmó tanto que hicimos como veinte tangos y después fuimos por una zamba, por un bolero y en un momento, de tanto poner letras y laburar con melodías, empecé a despertarme con melodías en la cabeza, que eran mías, que estaban ahí.
-¿Escribís letras como hacés viñetas?
-A veces sí, es como un sistema medio inconsciente. Yo laburo mucho en la historieta y en el humor gráfico con el inconsciente. Y en la canción hice algo parecido, sobretodo en la letra. Por ahí tengo una idea de por dónde arrancar, como en un poema, y después lo completo en torno a esa idea. Borges decía que visualizaba los dos extremos, las dos orillas de una isla y, con inteligencia, construía todo lo del medio. Yo no siento que sea la inteligencia, sí por ahí alguna astucia, pero es más el inconsciente. El gran descubrimiento fue encontrar que eso que yo suelo hacer en la historieta o a la hora de incorporar la poesía en la historieta, de pronto con un vehículo como la música tenía otra dinámica. Además de la música interna de los versos y la musicalidad de las palabras, está la melodía y la sensación de que el mensaje se potencia.
-¿Encontraste un estilo en tus canciones como lo hiciste en tus dibujos?
-Creo haber encontrado algo, en esto es como que estoy haciendo mis primeros palotes, ¿no? Pero me quedo con una sonoridad como si fuera una mezcla de un cantautor con el rock y el bandoneón, que descubrí al final de las grabaciones, que me parece que le da un color que me representa, donde me siento identificado. Por lo ciudadano, por cierta atmósfera de la ciudad.
"Mi viejo siempre destacaba la inquietud que tenía, a diferencia suya, por meterme en otros mundos", dice Tute y recuerda que Caloi, tanguero por naturaleza, llegó a escribir una letra para un tango, con música de Raúl Carnota, basada en uno de los personajes de su historieta, Bartolo. "Pero no se grabó hasta que Hernán Lucero la incluyó en un disco suyo." Ahora Tute le escribió un tema a su padre, "Sin querer", que para Canciones dibujadas grabó Lisandro Aristimuño. "Para mí es la canción más conmovedora y por eso lo elegí a Lisandro. A él lo conocía superficialmente, de habernos cruzado por ahí, pero no es amigo mío y la verdad es que lo tomó con una responsabilidad muy emocionante. Me mandaba fotos de cuando estaba ensayando la letra que yo le había mandado y me decía: «Es una responsabilidad muy grande, te lo agradezco». Lo que hizo Lisandro es una belleza."
-Creo haber encontrado algo, en esto es como que estoy haciendo mis primeros palotes, ¿no? Pero me quedo con una sonoridad como si fuera una mezcla de un cantautor con el rock y el bandoneón, que descubrí al final de las grabaciones, que me parece que le da un color que me representa, donde me siento identificado. Por lo ciudadano, por cierta atmósfera de la ciudad.
"Mi viejo siempre destacaba la inquietud que tenía, a diferencia suya, por meterme en otros mundos", dice Tute y recuerda que Caloi, tanguero por naturaleza, llegó a escribir una letra para un tango, con música de Raúl Carnota, basada en uno de los personajes de su historieta, Bartolo. "Pero no se grabó hasta que Hernán Lucero la incluyó en un disco suyo." Ahora Tute le escribió un tema a su padre, "Sin querer", que para Canciones dibujadas grabó Lisandro Aristimuño. "Para mí es la canción más conmovedora y por eso lo elegí a Lisandro. A él lo conocía superficialmente, de habernos cruzado por ahí, pero no es amigo mío y la verdad es que lo tomó con una responsabilidad muy emocionante. Me mandaba fotos de cuando estaba ensayando la letra que yo le había mandado y me decía: «Es una responsabilidad muy grande, te lo agradezco». Lo que hizo Lisandro es una belleza."
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