lunes, 5 de noviembre de 2018

FREDDIE MERCURY ....SE ESTRENÓ "Bohemian Rhapsody"



Más de 25 años después de su muerte, llega el filme sobre la vida del líder de Queen. Una historia de excesos y genialidades que se truncó en 1987 cuando el test del sida dio positivo
"Cantaré hasta que sangre", dijo el cantante poco antes de morir, a los 45 años. Había nacido el mito
Carismático, excesivo, genial. La biografía de Freddie Mercury es más grande que la vida. Un hombre convertido en icono que, más de 25 años después de su muerte, sigue despertando pasiones. Buena prueba de ello es la llegada al cine del esperadísimo biopic sobre Queen, la banda que capitaneó y que le aupó al estatus de leyenda. Bohemian Rhapsody verá la luz el miércoles.


La historia de Queen está unida a la de Freddie Mercury pero, mucho antes está la de Farrokh Bulsara, un chaval nacido en Zanzíbar -protectorado británico entonces- en 1946. Su familia, de origen indio, practicaba la religión parsí, era apasionada de la ópera y tenía un nivel de vida superior a la media de la vida de la isla africana gracias al trabajo de su padre, Bomi, como funcionario.
Con ocho años fue enviado a un internado cerca de Mumbai donde fue consciente de varios de los detalles que marcarían su vida: sus grandes dientes, que fueron objeto de burla entre sus compañeros y que le produjeron a la vez un enorme complejo y la capacidad de que su voz resonara más fuerte. Segundo, el apelativo de Freddie, que también apareció por primera vez en aquel colegio. El tercer punto cardinal de aquel niño retraído y tímido fue la música. Sus padres le pagaron clases de piano y su vida cambió: lo que era introversión en su día a día se convertía en carisma expansivo sobre el escenario.


Algunos compañeros de clase han especulado más adelante con que la homosexualidad de Freddie era conocida por todos, aunque las versiones difieren al respecto. De vuelta en Zanzíbar y tras la inestabilidad política, la familia Bulsara se mudó a Reino Unido en 1963.
Llega la 'Reina'
El Swinging London fue el habitat natural para el ya-no-tan-joven Freddie. "Me convertí en un rebelde y mis padres lo odiaron", confesó en una entrevista en Rolling Stone a principios de los 80. Estudiante de arte, Bulsara mutó en un adolescente guapo, con pelo largo, uñas pintadas de negro y pinta entre atractiva, peligrosa y exótica.
En 1969 llegó el encuentro clave, cuando conoció a Brian May y Roger Taylor, guitarrista y batería de Queen. Un par de años más tarde, la formación se completó con la llegada de John Deacon, bajista. Igual de importante: Bulsara desapareció de su carné de identidad en favor de Mercury.
Freddie tomó las riendas de la banda y convenció al resto de seguir un camino que se comprobó como maestro: canciones melódicas y potentes, un estilo visual entre dandi y glam y unos directos avasalladores. Mercury trazó un plan a 10 años para alcanzar el estrellato... Y lo logró. Para ello tuvo que llegar, primero, Bohemian Rhapsody, una pieza épica que comenzaba como una balada, incluía una sección de ópera y otra parte de rock'n'roll. Fue número uno inmediato y el verdadero comienzo del éxito del grupo.


Mercury, mientras tanto, mantenía una relación con Mary Austin -el gran amor de su vida- y una homosexualidad secreta que le costó aceptar. Él parecía estar convencido de que le gustaban las mujeres aunque, por fin, en 1976 se lo confesó a su novia, según declaró ésta en el documental Freddie Mercury: The Untold Story. Sea como fuere, nunca necesitó hablar de ello en público y, de hecho, en un concierto en Manchester, tras un grito de "maricón" por parte de alguien del público, hizo que un foco enfocara al sujeto en cuestión y le espetó un "¿lo puedes repetir, cariño?" que provocó el silencio aterrador del individuo.
Un éxito arrollador
Los éxitos de Queen continuaron a finales de los 70 y la primera mitad de los 80: We Will Rock You, We Are the Champions -que algunos interpretaron como himno a favor de la comunidad gay pero que se ha convertido en el canto de victoria deportiva por excelencia-, Another One Bites the Dust, Under Pressure (dueto maravilloso con David Bowie) o Radio Gaga. A mitad de la década llegó el cambio de vestuario de Mercury, que dejó atrás la etapa de excesos estilísticos para adoptar el icónico conjunto de pantalones de cuero o deportivos apretados, camiseta blanca y bigotón.


Entre 1985 y 1986 llegaron quizá los mayores hitos comerciales de Queen, gracias a su legendaria participación en el evento Live Aid en el estadio londinense de Wembley y la gira A Kind of Magic. También fueron momentos en los que Freddie dio rienda suelta a sus cambios extremos de humor. En España, en 1986, ya anunció a sus compañeros que no se imaginaba dando conciertos "toda la vida". El 9 de agosto de ese año, tras un show en Knebworth delante de 200.000 personas, Freddie se marchó a toda prisa del lugar. Fue la última actuación de Queen con Mercury.
Probablemente no ayudó el estilo de vida alocado que se gastaba Freddie por aquel entonces. Las anécdotas y frases célebres son numerosas, como la que cuenta la actriz Barbara Valenti, musa de Fassbinder y amiga-amante de Mercury: "Un día salió al balcón desnudo cantando We Are the Champions y le dijo a un grupo de obreros: 'El que la tenga más grande, que suba'". Preguntado por el VIH, solía responder que no le preocupaba y que se pensaba acostar con quien le diera la gana. Uno de sus affaires rumoreados fue con el bailarín Rudolf Nureyev.
En cualquier caso, en 1985 y 1987 se hizo sendos tests. El primero dio negativo; el segundo, positivo. No lo contó al resto de Queen hasta 1989. Lo hizo con dos condiciones: no hablar de ello nunca y grabar todas las canciones que le diera tiempo antes de morir. Se terminó un álbum (Innuendo) en 1991 e inmediatamente se puso a trabajar en más material. En ocasiones apenas podía hablar. Otras se pimplaba una botella de vodka para reunir fuerzas al grito de "cantaré hasta que sangre".
El 23 de noviembre, Freddie Mercury hizo pública su enfermedad a través de un comunicado. Al día siguiente, murió. Sus cenizas fueron esparcidas en un lugar que se ha mantenido en secreto. Se fue el hombre, quedó el mito.
Por qué la voz de Freddie Mercury era tan especial
El líder de Queen fue uno de los cantantes más populares y queridos de todos los tiempos. La ciencia también expuso su teoría.

Sin duda alguna, la voz de Freddie Mercury fue una de las más especiales en la historia de la música. El cantante y líder de Queen tenía un particular tono que enamoraba a sus fanáticos.
Pero investigadores encontraron que su voz también tenía algo científico, y que no era casualidad que Freddie sea admirado por todos. Por eso, el biofísico austriaco Christian Herbst, especializado en la voz de los cantantes, realizó una investigación.
Él y su equipo analizaron entrevistas, grabaciones en solitario, pistas de su voz aislada para llegar a alguna conclusión, y los resultados fueron asombrosos. Su voz fue primero asociada a la de un tenor, pero el estudio la relacionó con la de un barítono, es decir, un tono más bajo. Herbst analizó 240 notas sostenidas en 21 grabaciones de Mercury a capella.


El principal concepto a analizar era su vibrato, oscilación entre los tonos que emplean los cantantes cuando sostienen una nota, y el científico se encontró con un resultado de 7 Hz (cuando lo usual es entre los 5,4 Hz y los 6,9 Hz). Incluso, el tenor Luciano Pavarotti tenía un vibrato de 5,7 Hz.
“Él tenía un control increíble sobre esa voz, incluso cuando estaba casi a punto de perder el control. Es como si llevara su voz a los límites absolutos de lo que era físicamente capaz de hacer, recorría esos límites pero sin sobrepasarlos”, escribió Brandon Weber en el portal The Big Think.
En la explicación correspondiente, las cuerdas vocales de Mercury se movían más rápido que la de otros cantantes, lo que le permitía una voz inestable que los expertos llaman un “temblor vocal”. Vibraciones que no suelen ser muy comunes y se asocia a la música tradicional tibetana.
Los pecados y los aciertos de la esperada biopic de Freddie Mercury



Bohemian Rhapsody, que se estrenó y cuenta la historia del artista, pero sin revelaciones. Aquí, un adelanto de una cinta que funciona como homenaje.
Por buena parte de la década, el proyecto de hacer una película sobre la historia de Freddie Mercury y Queen fue más una pesadilla que una realidad.
Desde su anuncio en 2010 hasta su llegada a las salas el próximo jueves, la cinta sufrió prácticamente cada cambio y retraso que una cinta puede tener. Hubo tres anuncios de protagonistas, pasando de ser Sacha Baron Cohen a Ben Whishaw para terminar en Rami Malek. También cambió a su guionista, de Peter Morgan (The Crown) a Anthony McCarten (La teoría del todo) y a su director, que partió siendo Dexter Fletcher, para luego ser reemplazado por Bryan Singer, pero este último fue escandalosamente despedido cuando faltaban sólo dos semanas para terminar la película, por sus constantes ausencias del set (Singer fue además acusado de violación por una menor el año pasado), y Fletcher asumió nuevamente su labor original para finalizar la filmación.

Lo único que se mantuvo constante fue la participación como productores ejecutivos y consultores de dos de los miembros sobrevivientes de Queen, Brian May y Roger Taylor. Por eso, desde un principio estaba claro que Bohemian Rhapsody, como se terminó llamando la cinta replicando el título de su mayor himno, exhibiría en pantalla una versión oficial, que no desafiara mucho el legado de Mercury.
N. R.

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