Regreso a la altura de la leyenda

Kong: La isla calavera (KONG: SKULL ISLAND, EE.UU/2017) / Dirección: Jordan Vogt-Roberts / Guión: Dan Gilroy, Max Borenstein y Derek Connolly / Fotografía: Larry Fong / Edición: Richard Pearson / Elenco: Tom Hiddleston, Samuel L. Jackson, John Goodman, Brie Larson / Duración: 120 m / Calificación: Apta para mayores de 13 año
Agobiado por tanto reboot de viejas historias, es probable que muchos cinéfilos sientan una comprensible desconfianza frente a este nuevo regreso de King Kong, pero contra todos los prejuicios hay que admitir que esta vez Hollywood está a la altura (y vaya que es mucha) del mítico gorila.
Ambientada en 1973, en plena crisis de la administración Nixon y en las postrimerías de la guerra de Vietnam, esta película dirigida con ductilidad y aplomo por Jordan Vogt-Roberts (The Kings of Summer) puede verse como una combinación entre Apocalypse Now!, Jurassic Park, el espíritu del mejor cine clase B y un homenaje al mago de los efectos especiales Ray Harryhausen.
Tras un prólogo en el que se presentan los antecedentes de los principales personajes y el armado de la expedición, el equipo que combina científicos y militares, liderado por el teniente coronel Packard (Samuel L. Jackson en plan Kurtz) y el mercenario James Conrad (Tom Hiddleston), llega a la isla del título, donde no sólo vive Kong sino también otras gigantescas criaturas. La recepción del simio no será amigable, pero pronto se verán las diferencias de actitudes y objetivos.
La película es básica en su argumento, pero brillante en su concreción. Las escenas de lucha entre criaturas inmensas alcanzan una espectacularidad y una credibilidad pocas veces vista, los personajes tienen el espesor necesario como para no resultar meras excusas argumentales y, así, Kong queda más cerca del clásico de 1933 que de la apenas correcta superproducción que Peter Jackson estrenó en 2005. No se trata, por lo tanto, de un mérito menor.
D. B.
Claroscuros de una mujer capaz de crear un mito que aún hace soñar a su país

Jackie (EE.UU. / 2016) / Dirección: Pablo Larraín / Guion: Noah Oppenheim / Fotografía: Stéphane Fontaine / Elenco: Natalie Portman, Peter Sarsgaard, Greta Gerwig, John Hurt. Distribuidora: Diamond / Duración: 99 minutos / Calificación: Apta para mayores de 13 años con reservas
Pablo Larraín y el guionista Noah Oppenheim intentan en Jackie bucear en el aspecto menos conocido de la ex primera dama norteamericana, ese que no tiene que ver con el glamour sino con su dolor y la obsesión por preservar el legado de JFK después de su asesinato. Para lograrlo, el director apela a un tono extraño, combinación de realismo y artificialidad, que permite acceder a una verdad que puede quedar opacada por los detalles históricos.
En vez de utilizar la clásica estructura de contar la vida del personaje de la cuna a la tumba, la película se concentra en los pocos días siguientes al asesinato de Kennedy, con flashbacks a la grabación de un programa especial en el que Jackie presentaba un tour por la Casa Blanca. Además, como marco narrativo se utiliza la excusa de una entrevista a la primera dama -controladora aún en su tristeza- realizada una semana después de la tragedia.
Este recorte resulta muy acertado porque permite retratar en profundidad cómo esta mujer enfrentó una situación tan dolorosa y extraordinaria. La película muestra a una Jackie no idealizada, viviendo la confusión y el enojo típicos del duelo, pero también desplegando una gran capacidad de manipulación para asegurarse de que JFK y su familia tuvieran en la historia el lugar que ella consideraba que merecían. Y así nos enteramos, por ejemplo, que la metáfora de la presidencia de Kennedy como el idílico Camelot fue una creación suya, un dato que ella se encargó de que quedara impreso para la posteridad.
El centro de toda la película es Jackie y ni la narrativa ingeniosa ni la ajustada puesta en escena de Larraín hubiesen funcionado si no fuera por la actuación de Natalie Portman, que está sostenida por excelentes secundarios como John Hurt, Peter Sarsgaard y Greta Gerwig. La peculiar forma de hablar de Jackie que copia la actriz y el trabajo actoral subrayado en las escenas de mayor intimidad, en sus momentos más oscuros y más triunfantes, le permiten a Portman, a través de esa construcción lejos del naturalismo, descubrir a una mujer tan vulnerable como fuerte y capaz de crear su propio mito.
M. F. M.
De la esclavitud a la fama

Monsieur Chocolat (Francia / 2016) / Dirección: Roschdy Zem / Guión: Cyril Gely, Roschdy Zem y Olivier, basado en la novela de Gérard Noiriel / Fotografía: Thomas Letellier / Música: Gabriel Yared / Elenco: Omar Sy, James Thierrée, Clotilde Hesme, Olivier Gourmet / Distribuidora: Mont Blanc / Duración: 119 minutos / Calificación: apta para mayores de 13 años, con reservas
Con un alias que caricaturizaba su color de piel, Chocolat era un esclavo que llegó a ser uno de los "divertimentos" preferidos de la alta sociedad parisina de fines del siglo XIX. Su historia se convierte aquí en un film emotivo y enternecedor.
La trama comienza cuando, en un modesto circo ambulante, ese hombre, en compañía del payaso que ve amenazado su futuro al no contar con el aplauso del público, se convierte en su socio obligado. Tal es su éxito que ambos son contratados para actuar en el Nouveau Cirque de París y en cada función, Chocolat (gran labor de Omar Sy) recibe bofetadas y puntapiés de su compañero, y muy pronto ambos se convertirán en una gran atracción de toda la ciudad, aunque es Chocolat quien llevará las de ganar en esos encuentros en el que él se siente humillado, aunque su fama va alcanzando una cima que no creía hasta entonces posible. Tal fue el suceso de Chocolat, que los hermanos Lumière lo eligieron para que participase en sus primeras películas. Él creía que el circo ya le estaba quedando chico y aspiraba a actuar en teatro.
El director Roschdy Zem logró, sobre esta base, construir una historia que habla de la fama, del dinero, de la amistad y del racismo a partir de un personaje que experimentó una profunda e intrigante transformación.
A. C. M.
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