sábado, 17 de junio de 2017

EL ESTADO Y NOSOTROS DEBEMOS AYUDAR




Mayores de 60: más de 1,2 millones, con privaciones en salud
Menos alimentos, recortes en gastos de salud y compartir la jubilación son algunas de las carencias que revela el último informe del Barómetro de la Deuda Social de la UCA
Hay 1.266.000 mayores de 60 años que conviven a diario en el hogar con por lo menos una carencia que pone en riesgo su salud, su alimentación o el uso de sus beneficios de la seguridad social. Son viviendas de nivel medio y bajo en las que se van achicando las porciones en la mesa para que todos puedan comer, se recorta el gasto en remedios o el adulto mayor tiene que colaborar con su jubilación o pensión para ayudar al resto de la familia.
Para tener una mejor perspectiva de la magnitud de ese 21,1% de argentinos que vive en hogares con por lo menos una de esas tres privaciones -acceso a la salud, a la alimentación adecuada y a la seguridad social-, en el último informe del Barómetro de la Deuda Social con las Personas Mayores de la Universidad Católica Argentina (UCA) se plantea de esta manera: es una cifra que equivale a la población de las provincias de Salta o Entre Ríos.


El 16,9% de los hogares de ingresos medios y medios altos donde vive un mayor de 60 posee por lo menos una de esas privaciones. Y lo mismo sucede en el 83,1% de los hogares con ingresos bajos o muy bajos.
"Cuando se miden las condiciones de carencia con el método de los ingresos solamente, como lo hace el Indec, la cantidad de adultos de 60 años o más en situación de vulnerabilidad es del 7,4 por ciento. Pero, con este enfoque multidimensional para conocer mejor esas condiciones, llegamos al 21,1 por ciento. Es decir, el triple", explica Enrique Amadasi, coordinador del estudio "Las condiciones de salud de las personas mayores", que se presentó la semana pasada.


La mayoría (14,1%) convive con una de esas tres privaciones, seguida de los que lo hacen con dos (5,4%) o con tres carencias (1,2%). Respectivamente, son 870.000, 324.000 y 72.000 personas. Los recortes en los gastos asociados a la salud (medicamentos y atención médica) son la principal privación (12,1%) en esos hogares. Luego, aparecen la inseguridad alimentaria (9%) y la falta de otros ingresos o beneficios sociales en el grupo familiar (8%).
Los datos surgen de 8876 encuestados de más de 60 y de 19.963 mayores de 5700 viviendas seleccionadas al azar anualmente entre 2010 y 2016 en el área metropolitana de Buenos Aires, Gran Córdoba, Gran Rosario, Gran Mendoza, San Rafael, Gran Salta, Gran Tucumán y Tafí Viejo, Mar del Plata, Gran Paraná, Gran San Juan, Gran Resistencia, Neuquén-Plottier, Zárate, Goya, La Rioja, Comodoro Rivadavia, Ushuaia y Río Grande.
Insatisfacción
Entre otras condiciones asociadas a la salud de la población mayor, como el malestar físico o psicológico percibido, las conductas preventivas o la satisfacción con las prestaciones recibidas (ver infografía), el equipo del Barómetro de la UCA-Fundación Navarro Viola determinó que uno de cada cuatro adultos de 60 años o más no está satisfecho con la calidad de la atención. Esto, según apunta Amadasi, coincide con la percepción que tiene la población de entre 18 y 59 años.
En este caso, según los autores del estudio, influyen más ciertos factores estructurales -vivir en el conurbano, pertenecer al estrato socioeconómico bajo o muy bajo y convivir con otras generaciones- que la organización del sistema sanitario. Además, uno de cada 10 mayores sufre demoras de más de un mes cuando pide un turno, aun si tiene enfermedades crónicas.


"¿Los que tienen problemas son una muestra representativa de lo que les sucede a los seis millones de personas mayores del país? La respuesta es no. Esto afecta diferencialmente a los que viven en el conurbano, a los que no tienen el secundario completo, a los de estratos bajo y muy bajo, y a los que conviven con sub 60. Claramente, el estrato medio alto está fuera de esta película en salud", resume Amadasi, doctor en sociología y docente de la UCA y la Universidad de Buenos Aires.
F. C. 



PREVENIR

Siete de cada 10 mayores de 60 no hacen ejercicio; las mujeres, sedentarias
Cuando la expectativa de vida de una persona es de dos décadas más que hace cinco años, envejecer en las mejores condiciones que pueda proveer una sociedad adquiere otra importancia. Las enfermedades no transmisibles, como las cardiopatías, van complicando la salud con la edad. Y el arsenal para prevenirlas incluye la actividad física, el cuidado de la alimentación y no fumar.
Pero, de acuerdo con los resultados del último estudio del Barómetro de la Deuda Social con las Personas Mayores de la UCA, siete de cada 10 mayores de 60 no hacen ejercicio. De hecho, los autores afirman que la actividad física "sigue siendo una deuda pendiente" en esa franja etaria.
Por su peso demográfico en este grupo etario, son más las mujeres que los hombres que dicen que no hacen ejercicio más allá de las tareas del hogar. Uno de cada cuatro de estos mayores tiene más de 75 años, lo que para los investigadores "no debería pasarse por alto" cuando se diseñan actividades para esa población.
Por otro lado, el 28,4% de los que no hacen ejercicio dicen que no tienen problemas de salud, mientras que un 25% tiene una enfermedad crónica u otras complicaciones físicas. El 69,7% de los mayores que fuman tienen hábitos más sedentarios.
"Residir en el conurbano o en las ciudades medias del interior triplica los riesgos de no hacer actividad física", afirma el equipo que coordinó Enrique Amadasi.
Contar con espacios seguros para caminar y accesos "amigables" con los mayores a los sitios de uso público, ver a otras personas de la misma edad haciendo ejercicio, como caminatas en la plaza del barrio, y salir habitualmente a hacer actividad física con amigos o familiares son características del entorno que, de acuerdo con la Organización Mundial de la Salud, seducen a los adultos mayores a abandonar el sedentarismo.
Amadasi señala que la falta de hábitos preventivos incluye también una proporción "preocupante" de mayores que no van a la consulta médica. En ese 17,2%, según dice, falla el autocuidado. "En el imaginario social existe la idea de que el mayor cuida su salud -dice el autor-. Pero vemos que la mayoría de los que no consultan dicen que no tienen problemas de salud, cuando también es bueno hacerlo preventivamente. Los mayores deberían ir al médico para no llegar a tener una enfermedad grave."

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