Reseñas: La huella del ángel, de Nancy Huston
A una Francia todavía herida por la Segunda Guerra Mundial y sangrante por el conflicto con Argelia llega Saffie. Más precisamente, esta jovencita alemana llega a París, a las puertas de la casa de Raphael Lepage, un flautista con una carrera en franco ascenso que de inmediato queda cautivado por su frialdad infranqueable, su aire ausente y su inmovilidad. Desoyendo las advertencias de su madre, Raphael se casa con Saffie a los pocos meses de conocerla. Al poco tiempo de nacer Emil, el hijo de ambos, repentinamente Saffie despierta, florece y cobra vida. Es que ha conocido a András, un lutier húngaro del que ella se enamora perdidamente y con quien establece una relación paralela. Constituido el triángulo amoroso, los destinos de sus protagonistas quedan inextricablemente sellados.
Esta es la historia que ha elegido la novelista canadiense Nancy Huston, viuda del lingüista Tzvetan Todorov, para desplegar las sabias artes de una narradora que es la que va a acompañar al lector en su desplazamiento por las historias de estos tres protagonistas. Mejor dicho, cuatro, ya que el niño Emil va creciendo en la vida y en el relato a medida que los acontecimientos van in crescendo.
¿Cómo es el viaje que propone la voz narradora? Todo el tiempo interpela y advierte: "No hay vuelta atrás. Las palabras que han pronunciado, las decisiones que han tomado, van a tener consecuencias". Y así, con esta omnipresencia, va dejando huellas contundentes que aunque anticipan sutilmente el desenlace a la vez propulsan la acción y cautivan la atención.
Esta atmósfera de intriga sofocante se nutre en gran medida por lo que se va revelando lentamente sobre el origen y el pasado de los personajes principales. Todos están condicionados por el contexto histórico y social de una Europa que hace escasos doce años que ha salido de la guerra. Saffie es alemana y vivió los horrores de una Alemania derrotada y avasallada. Ella sufre las consecuencias de ese fracaso sin ser muy consciente del porqué de ese castigo. András es un judío húngaro que abandonó su país tras la fallida revolución contra los soviéticos. En sus palabras y en sus actitudes siempre hay un dejo de reproche hacia Saffie por los horrores provocados por el nazismo. Raphael, quien goza de una sólida posición social y económica, es el que menos acusa heridas de guerra, aunque su madre se niega rotundamente a conocer a Saffie porque no perdona la invasión de los alemanes.
Todos estos conflictos sociales y políticos, todos los horrores vividos marcan a fuego y condicionan las relaciones entre los protagonistas. El amor aparentemente incondicional de Raphael por Saffie y la desenfrenada pasión entre Saffie y András no pueden escapar a las pesadillas que los atormentan, a las culpas que los acechan por acción o por omisión, al desgarro de las sórdidas pérdidas de seres queridos. Y a este marco de densas emociones hay que sumarle la infidelidad, la traición que significa querer apropiarse de aquello que pertenece a otro.
Es András quien le explica a Saffie que la huella del ángel se encuentra "en el delicado surco entre la base de la nariz y el labio superior". Es allí donde el ángel posa un dedo sobre los labios del bebé, justo antes de nacer, y dice "shhhhh" y así el bebé olvida todo lo aprendido antes para poder llegar a este mundo con toda su inocencia. En La huella del ángel ese don de la inocencia que se recibe al nacer se difumina a muy temprana edad y pronto muta en experiencia. Y es por este pasaje, por esta transformación, que Nancy Houston acompaña con sagacidad al lector y lo contiene en su desplazamiento por una novela que duele e interpela.
LA HUELLA DEL ÁNGEL
Nancy Huston
Salamandra, 2009
M. J. R. M.
El otro lado de las cosas, de Natalia Romero
El impacto de la poesía en una vida
Con una mano que invita al lector incipiente de poesía, con su mapa de apuntes, y con las cabriolas felices del andar de la autora en su camino hacia los poemas, así se transparenta El otro lado de las cosas. La poesía como restauración de una voz en la obra de Diana Bellessi, publicado recientemente por la editorial argentina Blatt & Ríos. Un texto originado en el ámbito académico que se dejó contaminar por el diario íntimo, el tono amable e inclusivo, el pulso poético y los estudios feministas, para reflexionar sobre el género lírico desde lo autobiográfico.
Natalia Romero, joven poeta oriunda de Bahía Blanca, quien ya publicó un libro de poesía en 2014 -Nací en verano- por la editorial El ojo del mármol, decide en este ensayo volver a marcar ese hito: el nacimiento de la escritura y la lectura como materialidades que pueden asistir y alimentar el deseo de una vida. Experiencia que la autora no sólo testimonia sino que también considera transferible. Y con esa tea encendida, el libro viaja y desgrana su encuentro con la poesía de Diana Bellessi.
"La poesía de Diana me acompañó a conocerme, a mirar el mundo desde otros puntos. Me abrió una perspectiva interna y externa que yo podía manejar como más me gustara. Había una posibilidad de libertad, había escritura". Romero reconoce en la obra de Diana Bellessi una poética singular que abona su tesis de la poesía como emancipadora, especialmente, de una sociedad patriarcal. Desde ese primer impacto intuitivo, se van recuperando las reflexiones de las principales teóricas y filósofas feministas, para entender esa crisis de certezas sobre lo que significa ser mujer y ser hombre, para levantar los velos y descubrir, en palabras de ella, una cultura no ya de oposiciones sino de dominación. Las glosas y citas se suceden, más bien, afines a la experiencia que éstas provocaron en su vida y como herramientas para la lectura que propone de la obra de Bellessi: restaurar la voz femenina, arrancarla, mediante la escritura y la lectura de su poesía, de un sistema opresivo de enunciación. "Mi llegada al feminismo vino de la mano de mi llegada a la escritura. Leí a mujeres que decían lo que yo necesitaba decir, leí a mujeres que rompían el silencio que mi cuerpo pedía romper".
Los poemas y la figura de Diana se hacen desear. Y finalmente llegan, con un retrato sensible, que no esconde la admiración por la poeta santafesina con más libros publicados en la actualidad, y con una entrevista de respuestas concisas, de una maestra de poetas que, de alguna manera, se resiste a los discursos y las teorías para abordar su obra y se resguarda en el hecho poético en sí.
Porque el poema es el evento transformador, y a sabiendas de que no es el único, el libro recupera su importancia en la travesía de una vida, en sus dimensiones íntimas y sociales. En la construcción de un horizonte amplio de donde emerja el otro lado de las cosas.
El otro lado de las cosas, de Natalia Romero.
EL OTRO LADO DE LAS COSAS
Natalia Romero
Blatt & Ríos
64 páginas
$ 180
N. R.
Sin Patricio, de Walter Veltroni
Grafiti con acento argentino
El disparador fue un intrigante grafiti en un muro de Buenos Aires: "Patricio, te amo. Papá". Una información preliminar indica que el hallazgo fue real. Sin Patricio, el primer libro íntegramente de ficción del político y escritor italiano Walter Veltroni (Roma, 1955), se inicia con ese pretexto, que subyace a los cinco relatos, independientes entre sí pero asociados por la intención de interpretar las implicancias posibles del texto: un padre parecería haber dejado de ver a su hijo y, desde el vacío que instauró la carencia, declara en un manifiesto gráfico la persistencia, la eternidad de su amor.
¿Qué asociaciones despierta el mensaje del grafiti? Viajar, sucumbir, escapar o simplemente irse, e incluso regresar: el narrador que intenta decodificar lo no dicho en la frase pintada en una pared propone la hipótesis, por ejemplo, de que el tal Patricio que se esfumó (o que vuelve) era un empleado de la Posta Argentina de la legendaria compañía Aéropostal francesa, un chico que en los años cuarenta trabajaba para Antoine de Saint-Exupéry y que, además, lo admiraba. O bien que fue un desaparecido, víctima de la represión del Proceso de los años setenta y ochenta. Patricio pudo haber sido, incluso, un delantero de Boca Juniors a punto de patear un penal en la Bombonera, ante un atento arquero (¡un juvenil e hipotético Osvaldo Soriano!).
En este ejercicio narrativo, Veltroni transmite una calidez que por momentos remite a la cadencia melancólica de Cesare Pavese. Una narrativa cargada de emotividad que viene a compensar ciertas inocencias de narrador primerizo, como su insistencia en destacar que los asuntos son enfocados desde una perspectiva argentina ("Nosotros, los argentinos, mil veces nos caímos y mil veces hemos renacido"). El narrador puede ser argentino, pero el autor no: es ficción lo que determina que en primer plano se imponga una afinidad entre lo peninsular y lo rioplatense, avalada por la identificación de Veltroni con el país.
Ausencias y desapariciones, como leitmotiv, rigen los relatos, aplicadas a una relación negada y visiblemente añorada: la de un padre con su hijo y viceversa. Este tópico, que Veltroni retoma en su novela más reciente (Ciao, 2015, un largo diálogo imaginario entre un hijo con su padre muerto), encuentra su origen en la prematura muerte del padre del autor. El dato biográfico se instituye, así, en rasgo obsesivo modelador del microuniverso narrativo del escritor. A Sin Patricio (de 2004) siguieron varios volúmenes de relatos (La scoperta dell'alba, Noi), y un par de films (como el conmovedor Los niños saben, presentado en el reciente Bafici), que insinúan una visión humanística de la existencia.
SIN PATRICIO
Walter Veltroni
Libros del Zorzal
Trad.: Dora Pentimalli
128 págs.
$ 180
N. T.
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