lunes, 29 de octubre de 2018

LA OPINIÓN DE FEDERICO ANDAHAZI,


“Ni olvido ni perdón al kirchnerismo”, por Federico Andahazi
La nueva columna de Federico Andahazi
Las dos corporaciones más oscuras del país, la corporación judicial y la corporación política, se acaban de pronunciar a través del ministro de justicia.
Las misteriosas palabras de Germán Garavano acerca de la inconveniencia de que los ex presidente vayan presos, no hacían alusión al destino de Cristina Kirchner, como todos interpretaron, sino al del propio Mauricio Macri: “Era una referencia institucional que marcaba que a todos los países les hace muy mal esta situación”.
Ciento cuarenta y siete millones de brasileños acaban de desmentir la doctrina Garavano: con Lula preso, el PT perdió por más de 20 puntos y Dilma no llegó al senado. No hubo 17 de octubre ni el electorado vio a Lula como una víctima de proscripción. En la Argentina no habría segunda vuelta.
Las palabras de Garavano son una clara amenaza que los oscuros poderes detrás del poder le hicieron llegar a Macri.
En el último tramo de su mandato y en medio de una dura situación económica que no asegura, al menos hoy, su reelección, algunos instan a Macri a que se mire en el espejo de Cristina Kirchner, que, de no ser por los fueros, hoy estaría en un correccional de mujeres.
Algunos quisieron convencer al presidente de que debía sentirse aliviado con el fallo que absolvió a Carlos Menem. Macri sabe lo que significa el acoso judicial.
Y algunos le recuerdan que ese acoso es más cruel con los ex presidentes. Angelici puso sobre el escritorio de Macri las decenas de causas judiciales en curso que lo esperan el día que deje el poder.
Reales o fraguadas, con ellas deberá lidiar y nada le asegura que un Oyarbide del futuro lo pueda meter preso. Salvo un pacto de expresidentes. Menem libre, Cristina con protección y Macri con un horizonte judicial despejado.
Monsieur Joseph-Ignace Guillotin debió haberse arrepentido de su ingenio al ser condenado a morir en el artefacto que él mismo había inventado: la guillotina.
Tal vez Macri esté empezando a considerar que la máquina que se está devorando a la ex presidente pueda deglutirlo también a él cuando ya no tenga el poder.
Y es en este punto donde el votante pide una épica. Un líder debe ser capaz de sacrificarse por los ciudadanos y no entregarlos a ellos en sacrificio.
Así lo expresó Elisa Carrió:“¿Para qué luchamos por la verdad, y arriesgamos la vida? Nos da asco moral y nos aleja de estos personeros del Gobierno y la Justicia”.
La corporación le marcó a Macri los límites del cambio. Nosiglia, el mentor de todos los pactos que condenaron a este país al yugo de las corporaciones, volvió al ruedo: señala a Brasil y le hace sentir a Macri el frío de la hoja de la guillotina.
Lula fue el principal impulsor de la Ley de ficha limpia, la guillotina que lo que acaba de decapitar. Angelici y Nosiglia quieren cerrar para siempre los cuadernos de Centeno que ya se cobraron algún integrante de la familia.
La corporación política encarnada en el oscuro señor Nosiglia, acaba de inventar otro aparato: Martín Lousteau, líder de “Evolución”, la fuerza, cuya función es impedir que se avance sobre la vieja política.
Vimos en el estudio de TN cómo el joven Lousteau perdía el humor jovial de los adolescentes y envejecía cuarenta años cuando recordé que el peronismo no kirchnerista era un seleccionado de los ex funcionarios más leales a la ex presidente.
Pelotón que encabeza el propio Lousteau. Fue, nada menos, el ministro de Cristina que encabezó la guerra contra el campo. Fue Lousteau, esta versión en negativo de Mandela que hoy se presenta como el relleno sanitario de la grieta, quién inventó la grieta con su letal 125. Lousteau es el joven Frankenstein de Nosiglia y Angelici.
La elección del escenario de Garavano no fue casual. No fue en un living, sino en los baños mugrientos del kirchnerismo, en cuyas paredes los usuarios escriben las procacidades más inmundas con los dedos roñosos. Habló en un programa casi clandestino, conducido por una persona cuyo nombre la superstición me impide mencionar.
¿Por qué? ¿Cuál es la explicación? Enviar señales a los sectores más salvajes del kirchnerismo de que ellos también son parte del sistema y van a tener las mismas prerrogativas y privilegios que todos los políticos que no saquen los pies del plato corporativo.
El kirchnerismo, hay que recordarlo, fue la quintaesencia del corporativismo político, empresario y periodístico. El vicegobernador de la provincia de Buenos Aires fue más lejos todavía, llegó hasta las letrinas más fétidas del kirchnerismo.
Daniel Salvador defendió al ministro de justicia en FM La Patriada, la radio preferida de Aníbal Fernández, donde se refugian los ex integrantes de 678.
La incursión de estos funcionarios en las cloacas de Cristina pretende hacernos creer que se puede seguir haciendo política en medio de la mierda.
La razón de la caída del alfonsinismo fue la renuncia a la ética mediante la sanción de las leyes de punto final y obediencia debida; la última bandera, luego del fracaso económico.
Muchos pueden encontrar una amarga coincidencia, sobre todo aquellos que sostienen el pilar de Cambiemos: “Ni olvido ni perdón con el kirchnerismo”.

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