domingo, 30 de julio de 2023

EDITORIAL


La fuerza del campo, a pesar de todo
Ha sido un milagro cómo los productores han podido continuar con su actividad durante estos 20 años de grosero patrimonialismo kirchnerista
La semana inaugural de la 135a Exposición de la Sociedad Rural Argentina contuvo definiciones acertadas sobre los avatares de la actividad agropecuaria, de la economía y las instituciones argentinas en su conjunto. A partir de allí se hicieron proyecciones sobre la campaña electoral en curso que no pudieron haber categorizado de mejor manera el estado general del país.
Impresionó la cantidad de público que concurrió al predio de Palermo en número pocas veces visto. Se superaron marcas anteriores y quedó la impresión de que la gente de las ciudades, de urbes grandes y pequeñas, no solo se interesó por las novedades en exhibición del sector. También quiso identificarse en espíritu, de una u otra manera, con el trabajo tesonero y visionario de quienes, a pesar de todas las dificultades provocadas por el Estado, han colocado al campo en el tope de los índices de productividad entre todos los sectores creadores de riquezas en la Argentina.
La política comprendió la naturaleza del fenómeno colectivo que se le abría en Palermo. Hablaron en su ámbito los principales candidatos a la presidencia de la Nación en las próximas elecciones. Si nada altera el orden previsible de ese proceso, podría decirse que uno, entre ellos, será el próximo titular del Poder Ejecutivo. En la sola enunciación del título de la convocatoria para comparecer con ideas en Palermo, se encerraba un anhelo de proporciones gigantescas, según todas las mediciones que registran las expectativas de la opinión pública: “Compromiso para una nueva Argentina”.
Patricia Bullrich, Horacio Rodríguez Larreta, Juan Schiaretti, Sergio Massa y Javier Milei hablaron sobre la necesidad de dejar atrás la Argentina del estancamiento. En cuanto al ministro de Economía y candidato, la ilusión que expuso sobre dejar atrás el pasado fue interpretada como una referencia a la hipoteca con la que la vicepresidenta Cristina Kirchner ha sobrecargado el peso de por sí excesivo de errores cometidos a esta altura por quien sucedió en agosto de 2022 el vuelo, breve y rasante, de la ministra Silvina Batakis.
La noción de que la Argentina padece los efectos de un estancamiento constituye una suerte de eufemismo en las dramáticas y desoladoras circunstancias por las que atraviesa el país. Pero apelaron a ella, con relativa indulgencia táctica, a fin de focalizar la atención sobre lo que más importaba en relación con el futuro, los representantes de las comisiones de Granos, Carnes y Lácteos de la entidad organizadora de la muestra.
Sus exposiciones evidenciaron los resultados, calamitosos por donde se los mire, de cuatro gobiernos regidos por la ideología patrimonialista del kirchnerismo. Sin ton ni son han hecho perder a la Argentina casi un cuarto de siglo. Algunas cifras son aterradoras. La Argentina producía en 2000 cerca de 38 millones de toneladas de soja; hoy, está en un promedio de 42 millones. Brasil, en cambio, que hace 20 años estaba detrás de nosotros, ahora cosecha 125 millones de toneladas.
Sin entrar en el análisis de todas las restricciones impuestas por la política imperante, y sin computar más que lo que el campo pierde por derechos de exportación o retenciones y por recibir en las ventas un dólar soja manifiestamente irreal en su verdadero valor, puede decirse que ha sido un milagro cómo los productores han logrado continuar en actividad. Lo asombroso es que lo hayan hecho, además, con innovaciones que sorprenden en el tratamiento de los cultivos y en la genética ganadera.
Muchos productores, es cierto, han quedado lamentablemente en el camino. Qué otra cosa podía esperarse de un país mundialmente reconocido por sus exportaciones vacunas, de pollos y de cerdos, pero que en los últimos 25 años ha sido superado en ese rubro estratégico 13 veces por los brasileños. Han aumentado estos en relación con la Argentina sus exportaciones cárnicas un 1300% en ese lapso.
Doce entidades, entre las que figuran la Rural, CRA, Coninagro, la Federación Agraria y Aapresid hicieron público en Palermo un documento con aportes “para un país diferente” desde la perspectiva de la Agrobioindustria. Otras 40 instituciones han adherido a la propuesta sobre posibles desarrollos en las cadenas de producción regionales, de bioenergía y bioproductos. Lo han hecho con la esperanza de que se puedan generar 40.800 millones de dólares adicionales de ventas anuales al exterior.
Ese documento sintetiza el espíritu de cambio que se acrecienta en la población a medida que aumentan los padecimientos y la desazón por la política vigente. Uno de los últimos indicadores confiables en ese sentido ha sido un estudio de la Universidad de San Andrés, conocido esta semana, sobre el enorme impacto negativo en la población de los datos actuales sobre inflación, inseguridad y corrupción. Detrás de ellos aparece la pobreza, lo que identifica de tal manera el orden de las principales causales del actual estado de cosas.
Los efectos negativos de la política económica sobre la sociedad son señalados por el 89% de los encuestados. Nadie carga con peor imagen que Máximo Kirchner, ya sea por su comportamiento público personal, por su condición de transmisor de las extravagancias políticas de su madre –la vicepresidenta, que ejerció en gran parte de este gobierno una influencia incuestionable y, por lo tanto, primera responsable de lo que sucede–, o ya sea por su caracterización como mentor y firme aliado del ministro y precandidato, Sergio Massa.
Era de lógica incuestionable en estos momentos que la propuesta de crecimiento económico hecha por las principales entidades del sector fuera colocada en un marco institucional acorde con las circunstancias dominantes en el país. Como lo expresaron sus autores en la Rural, ese marco está delimitado por los parámetros innegociables de la división de poderes, de certeza sobre las reglas de juego político, social y de defensa de la propiedad privada y la seguridad jurídica. Y, sobre ese piso institucional, subrayaron la necesaria inmediatez de una reforma impositiva y laboral.
Pocas veces han sido más fervientes los deseos de un cambio real en las condiciones políticas, económicas y sociales del país y las esperanzas de que se acierte al fin con un nuevo orden restaurador, al menos de todo lo que han perdido la sociedad y la República. La postergación dispuesta por el Banco Central para después de las PASO de la publicación sobre las expectativas de los mercados ha sido otro esfuerzo en vano del oficialismo por tapar la realidad con la mano. Una realidad que refulgió como nunca esta semana en las actividades multitudinarias de la exposición de la Rural en Palermo.
Pocas veces han sido más fervientes en el grueso de la población los deseos de un cambio real en las condiciones políticas, económicas y sociales del país, y las esperanzas de que se acierte al fin con un nuevo orden restaurador de todo lo que han perdido la sociedad y la República
La impresionante asistencia a la Exposición Rural confirmó no solo el interés por las novedades del sector, sino el reconocimiento del trabajo tesonero y visionario de quienes, a pesar de todas las dificultades, han colocado al campo en el tope de los índices de productividad

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