Lanata y la salud del periodismo
— por Pablo Sirvén
Desde el momento en que Jorge Lanata anunció en su programa de Radio Mitre la “primicia” de que a Wanda Nara le aquejaba una grave enfermedad, es incesante el debate público sobre ese tema.
El periodista, enfundado en un saco violeta y con corbata floreada multicolor, redobló la apuesta desde PPT, su ciclo dominguero por El Trece y la emprendió contra los mal llamados “periodistas de espectáculos” (sería más correcto llamarlos “periodistas de chimentos” o, si se pretende mayor precisión, directamente “chimenteros”).
Lo asistía algo de razón: los más connotados representantes de ese subgénero venían de explotar hasta lo indecible los durísimos golpes bajos de una chica (More Rial) contra su padre mediático (Jorge Rial). Lanata la calificó de “un poco desequilibrada”. Si efectivamente lo fuera a manera de recusación moral de quienes lo critican, se habrá metido una vez más con otro tema sensible de salud, en este caso mental.
El mismo comunicador que en el podio del Martín Fierro, con saco y chaleco de color rojo, había hablado de la “berretización” de la TV y de que “nosotros mismos” (en alusión a los que, como él, trabajan en esa industria) contribuyen a extinguirla, dijo en su editorial autodefensivo: “No espero moral de la televisión”.
“Yo me lo busqué”, reconoció Lanata en el programa de Mariana Fabbiani. Ataviado con saco naranja y corbata al tono, bajó un cambio su controversia con la “patria chimentera”, con otro buen argumento: “Nos peleamos con los presidentes desde hace treinta años y tiramos varios ministros”.
Llegado a este punto, la pregunta sería la siguiente: ¿por qué un periodista que fundó dos diarios y varias revistas, que es escritor –ahora mismo está escribiendo otro libro– y que se ha hecho conocido por sus explosivas investigaciones y encendidos editoriales políticos termina siendo el primer portavoz de una noticia tan delicada e íntima que alude a una de las figuras que voluntaria e involuntariamente generan cantidades industriales de chimentos?
Para llegar a una respuesta posible es necesario hacer un poco de historia.
Los chimentos –versiones más o menos incomprobables de variados aspectos de la vida privada de figuras famosas– ocuparon durante mucho tiempo la periferia de las secciones periodísticas de espectáculos, en distintas plataformas. Lo central, informativamente hablando, eran los anticipos y las críticas de sus distintos rubros (cine, teatro, TV, música popular y clásica, danza, etcétera), con formatos complementarios como entrevistas a los hacedores de esas manifestaciones (artistas, directores, escenógrafos, autores y productores) y apostillas (informaciones breves de color y servicios). Por supuesto que existieron revistas muy populares centradas en detalles más personales de los artistas, como Antena, Radiolandia, TV Guía o Canal TV. En tales casos, la atención podía dirigirse a noviazgos, casamientos, nacimientos de hijos y fallecimientos.
Aun cuando un día los chimentos empezaron a tomar mayor protagonismo, allá por los años 70 del siglo pasado, con programas como Radiolandia en televisión, seguían guardando cierta compostura. Procuraban no ser escabrosos y siempre había espacio para referirse al contenido de las realizaciones artísticas. Contaban con profesionales como Leo Vanés, que podía ser al mismo tiempo ameno y una biblia abierta en materia de conocimientos y cultura sobre el amplio mundo del espectáculo.
Hacia los noventa, con un presidente mediático y “amigo de los artistas”, como se definía a sí mismo Carlos Menem, la política y la información frívola de la farándula empezaron a transitar de la mano y a ocupar mayores espacios.
Ya en los 2000, la aparición de programas chimenteros emblemáticos cambiaron la ecuación: los contenidos de espectáculos marcharon a la periferia y los “dimes y diretes” de los artistas, las top models y las figuritas inventadas por los reality shows en auge, desde entonces, ocupan un lugar central y excluyente. Los políticos, entrenados en programas como La noticia rebelde y, fundamentalmente, CQC, también se animaron a dar sus primeros pasos en el varieté, hasta perder totalmente el sentido del ridículo hoy en Tiktok.
Y aquí es necesario detenerse otra vez: al menos en algunos medios audiovisuales y redes sociales,la políticacomogéneroperiodísticosufreuna degradación similar a la que afectó en su momento al género de espectáculos. El concepto “chimenteril”, los memes y la constante exhumación de archivos inconvenientes han reemplazado el análisis equilibrado y el debate civilizadoentreposturasantagónicas. Priman los comunicadores engranados y los zócalos incendiarios.
Héctor Ricardo García, uno de los grandes editores de la Argentina, que supo construir un exitoso imperio de medios (diarios, revistas, teatro, emisoras de radio y de TV), tenía una debilidad: le encantaba recopilar en persona las anécdotas más sabrosas de la colonia artística; las agrupaba en una sección que titulaba, entre autocrítico y cínico:“la pavada”.
Lanata es tan desprejuiciado como García en la mescolanza aparentemente incompatible de temas. Se parece también en eso al fundador de Crítica, Natalio Botana, y otro poco, a Chiche Gelblung. Todos talentosos y dispuestos a meter el dedo en el enchufe, sin medir consecuencias, cuando una buena primicia cae en sus manos.
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Moreno: la ocupación territorial como una herramienta política
La oposición acusa al oficialismo de fomentar la toma de tierras, uno de los problemas en el distrito; desde la intendencia lo niegan y destacan los logros de gestión
Federico González del Solar
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Mariela Zelaya Bustamante llegó cuando no había nada. Dejó atrás Presidente Derqui- donde alquilaba un cuarto con su madre- y puso su casilla junto con otros 20 vecinos que hicieron lo propio. “Había solo un kiosco, pasando el eucalipto”, recuerda. Hoy, 12 años después, el barrio 23 de diciembre en la localidad de Cuartel V, partido de Moreno, tiene más de 50 manzanas con 1400 terrenos y es un eslabón más en una cadena de consolidados asentamientos que llevan por nombre su fecha de fundación: 5 de enero, 3 de febrero, 1 de marzo, 18 de julio, 2 de agosto. Hoy, aquello que supo ser “todo campo”, es “todo ciudad”.
Mariela y el relato de muchos otros vecinos que llegaron al barrio hace una década, no se agotan en lo testimonial: son movimientos que animan a los grandes números del municipio. El censo del último año arrojó que Moreno, gobernado por el peronismo desde 1995, fue el partido del conurbano con mayor crecimiento demográfico (26%) desde el 2010. “Nos dijeron que se estaba abriendo un barrio y vinimos”, explica Zelaya Bustamante que al día de hoy recuerda la cifra: $2500 por el lote. Otros vecinos, con menos suerte, pagaron más del doble, pero recuperaron parte de lo invertido al dividir sus terrenos y vender lo abdicado. “Hoy estamos en el mapa”, relata otra vecina, agitando el celular.
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“Fue un crecimiento desbordado, sin ningún tipo de planificación estatal”, sostiene Soledad Pantano, referente local de Juntos por el Cambio. El distrito se encuentra gobernado por Mariel Fernández, una dirigente social oriunda de Cuartel V e integrante del Movimiento Evita. En 2019, luego de que Máximo Kirchner le soltara la mano al exintendente camporista Walter Festa, se impuso en una interna con otros seis precandidatos. Es, según remarcó en una entrevista, “la primera intendenta de los movimientos sociales”.
Las distintas partes del arco político de Moreno coinciden en algo: la toma de tierras fue un problema que marcó la dinámica del territorio y su fisonomía. Según el “mapa de la pobreza crónica”, elaborado por CIPPEC, el 32% de las viviendas en el territorio son ranchos o casillas con piso de tierra, y más del 80% no tiene acceso a la red cloacal.
En el frente opositor -donde también recalan peronistas- relatan que desde mediados de la década del 90, bajo la intendencia de Mariano West –con tres mandatos en el territorio- se inició un largo y continuo proceso de expansión demográfica; para muchos no exenta de controversia.
Algunos opositores se limitan a deslizar cuestionamientos que sugieren responsabilidad política en la proliferación de asentamientos. “El modus operandi de las tomas está protocolizado”, refiere un dirigente. Otros, como Aníbal Asseff, exconcejal y precandidato a intendente por Juntos por el Cambio, precisan las acusaciones y apuntan directamente contra la intendenta.
“Siempre alentó la toma de terrenos. Públicos o privados. Ella fue partícipe y promotora de la proliferación de asentamientos en Moreno en los últimos 15 años”, dispara, mientras enumera los cargos que ocupó Fernández en las anteriores gestiones. “Ahora, que está a cargo del ejecutivo, cambió de postura”, dice en relación a la toma de terrenos.
Desde el entorno de la intendenta desmienten categóricamente las acusaciones, aunque reconocen que antes de que asumiera Fernández, las tomas de tierras “eran un tema sin resolver y ‘puede’ que haya sido fomentado por algunos sectores políticos de Moreno”. Desde que Fernández se hizo cargo del distrito, aseguran, los “índices de ocupación de tierras comenzaron a bajar”.
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“Es una estrategia para agrandar su base electoral”, arremete Asseff, alineado con Horacio Rodriguez Larreta en la contienda nacional. El precandidato a la intendencia subraya que en los últimos 10 años el padrón electoral de Moreno -hoy con más de medio millón de habitantes- sumó casi 130 mil electores. Según los números de la junta electoral de la provincia de Buenos Aires, el crecimiento del padrón electoral del distrito, entre 2009 y 2021, toca casi el 50%, un número que no tiene comparación con otros municipios. En el mismo período, por caso, el padrón de Malvinas Argentinas creció un 38%, el de La Matanza lo hizo en un 37% y el de Merlo, al sudeste de Moreno, fue del 34%.
Cerca de Fernández niegan que la intendenta haya tenido una postura a favor de las tomas, argumentan que quienes las realizan no cuentan con documentación para votar en el distrito y explican que el incremento poblacional responde a varios factores: un alto índice de natalidad, la llegada de muchos “migrantes” al municipio y un error técnico del censo de 2010. “Estuvo mal medido”, esgrimen.
“Mariel siempre ha trabajado para que los sectores populares de Moreno vivan en condiciones dignas, pero eso no significa que haya fomentado tomas en el pasado. Tienen que encontrar mejores argumentos electorales”, completan y explican que la toma “heredada” en el barrio La Bibiana, sobre la ruta 23 en un terreno privado, fue relocalizada con éxito en terrenos fiscales.
A los ojos de la oposición, ese proceder municipal le confiere legitimidad a las ocupaciones. “No les estás diciendo que la toma es ilegal”, apunta Gisele Agostinelli, precandidata a intendente de Juntos por el Cambio en el municipio.
Urgencia
Por debajo del esgrima acusatorio, emergen reclamos ineludibles. El crecimiento poblacional avanzó con tranco de gigante; la infraestructura estatal lo hizo con pasos mínimos.
En 23 de diciembre hay un médico “multiuso” y los turnos escasean. “Es psiquiatra, ginecólogo y pediatra. Es multiuso”, cuenta una vecina, que se ve obligada a decir que “pierde un día” cuando se traslada a Capital Federal para que atiendan a su hijo.
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“Hay un solo generador para todas las manzanas, se nos corta la luz 3 o 4 veces por semana y las heladeras se terminan quemando”, relata Mariela, que formó parte del grupo de vecinos que se encargó de comprar postes y cables para dejar de comprar velas.
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Durante muchos años, en su casilla de 23 diciembre, Mariela solo pasaba el fin de semana. Los lunes se levantaban a las tres y media de la mañana para emprender camino hacia el distrito de Tigre, donde tenía una estancia semanal en otro barrio: Nordelta.
Allí trabajaba de lunes a viernes. Con la llegada de su primer hijo no pudo más que quedarse en el barrio, pero hoy busca una “changa” porque con el plan potenciar trabajo y los ingresos de su marido, el mes se hace muy largo.
“Moreno es un municipio dormi”, describe Pantano, alineada con Agostinelli, la precandidata de Patricia Bullrich en el distrito. “No hay trabajo municipal. No podés atenderte en la sala. No podés estudiar”, agrega. “Desde los 90, el abandono y la desidia es total” acota Lucas Agüero, precandidato a intendente por la Coalición Cívica.
El delito golpea con brutal equidad en Cuartel V, que aún conserva rastros bucólicos: algunos robos, según cuentan los vecinos, todavía son a caballo.
En junio de este año, el caso de Dante Godoy, un chico de 21 años que fue asesinado a tiros tras resistirse a un robo de celular, sacudió a la localidad. Fue sobre la calle Portugal, cuando volvía de un curso de electricidad.
“La policía pasa y se va”, sostiene Agustina, vecina de 23 de diciembre. “Es un flagelo que no discrimina”, agrega Agostinelli. Aquilino Lezcano, delegado de una manzana en 23 de diciembre, cuenta que con los vecinos de la cuadra se organizaron para montar un sistema de alarma, con cámaras que monitorean desde el celular. Hace poco, relata, el sistema le permitió evitar un hurto. Salió agitando una camisa y logró ahuyentar al delincuente. “Moreno se mantiene con la organización vecinal”, explica Pantano.
El slogan de campaña de Mariel Fernández, omnipresente en las calles de Moreno, reza “Nunca se hizo tanto”. No pocos opositores indican que el mensaje es parcialmente cierto, pero solo después de remarcar el contraste con la gestión de Festa, de la cual cuesta mucho encontrar defensores.
Pese a que dudan de su calidad, muchos sostienen que hubo un importante tendido de asfalto en distintas zonas del distritos. En 23 de diciembre también destacan mejoras. Una fundamental: hace 3 años que el colectivo 365, cuyo recorrido une Vicente López con Lujan, entra al barrio. “Estamos un poco mejor. Pero todo se hace a medias”, se lamenta una vecina.
Los opositores más críticos reparan en que hay un “flujo inagotable de fondos desde el Estado” e identifican las terminales nacionales con las que cuenta el municipio: Fernández, la intendenta, está casada con Esteban “el Gringo” Castro, secretario general de la Unión de los Trabajadores de la Economía Popular (UTEP), de estrecho vínculo con Emilio Pérsico, líder del Movimiento Evita y secretario de Economía Social, que depende del Ministerio de Desarrollo Social. Bajo esta luz, y con provincia y nación alineadas políticamente, sugieren que lo que hecho en el distrito es poco.
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“3500 obras no es poco. La gente valora mucho el trabajo de Mariel (Fernandez)”, se defienden, encuestas en mano, en la intendencia. Según las mediciones que manejan, Fernández no tendrá problemas en la interna. Es que, a diferencia del plano nacional, el peronismo exhibe fisuras en el distrito. Damián Contreras, presidente de Ferrocarriles Argentinos Sociedad del Estado (FASE), es el precandidato del massismo en el territorio. Contreras también levanta el dedo: “han llegado al colmo de intrusar y tomarle tierras a la Universidad Nacional de Moreno”, señala en referencia a un conflicto que actualmente se dirime en la justicia.
Mariela Zelaya Bustamante, que llegó a Cuartel V hace 12 años, cuando “todo era campo”, busca una “changa” y pide de nuevo por otro transformador para el barrio. Entre sus estrategias de resistencia, planea dividir su lote y hacer un “dúplex” para alquilar.
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