Los Puquios, el pequeño parque de nieve camino a Chile que es furor
Es el único operativo en el corredor internacional de la ruta 7, con pistas fáciles y medios de elevación a precios más accesibles; busca crecer
Pablo Mannino
MENDOZA.– Animarse, tirarse, caerse y levantarse. Esa es la cuestión, para volver a intentarlo rápido y tratar de no mojarse. Aquí nadie se rinde y van por más en cada pasada, ya sea en trineo, culipatín, esquí o snowboard. Todos buscan compartir un día único en familia y vivir la experiencia en medio de la montaña mendocina: aprender a deslizarse en la nieve, mejorar la técnica o, simplemente, sacarse las ganas.
Así pasan las horas quienes eligen Los Puquios, el único parque invernal actualmente operativo a la vera del corredor internacional de la ruta 7, camino a Chile, tras el cierre de Vallecitos y la demorada concesión de Los Penitentes. Y, como dicen sus propietarios y visitantes, se convirtió en una “fábrica de esquiadores”.
Se trata de un pequeño complejo, con pistas “fáciles” y medios de elevación a “precios más accesibles”, que sobrevive a fuerza de pulmón de sus hacedores, en medio de la crisis nacional y la falta de infraestructura oficial en la alta montaña, además de los problemas de coordinación binacional con el tránsito.
Este sitio –enclavado en la reconocida localidad de Puente del Inca, a casi 200 kilómetros de la capital provincial– cada jornada en plena temporada llega al límite de su capacidad operativa, con más de 1000 visitantes y un estacionamiento para más de 400 vehículos. De hecho, suelen quedar en la puerta o en los alrededores el doble de personas, que no alcanzaron a entrar. Es más, Los Puquios busca ampliarse y seguir creciendo, con la incorporación de más infraestructura recreativa para elevación, traída de Europa, pero se dificulta su puesta en marcha por la falta de capacidad energética en la región.
“La estamos pasando genial, en familia, disfrutando de la nieve y, sobre todo, de la calidez de la gente. En general, nos gusta todo pero hace falta más infraestructura en la zona”, dijo a Susana Vergara, la nacion de 72 años, una mendocina que desde hace décadas vive en Salta. Llegó junto a sus hijos y nietos para pasar la semana en Mendoza.
“Trajimos a los más chicos para aprender a esquiar y divertirse en la montaña”, contó Marianela, una de las hijas de Susana, mientras iba y venía con sus sobrinos.
Pasar un día en este sitio es una opción que eligen cada vez más turistas, ansiosos por ver y tocar la nieve, pero fundamentalmente por divertirse. Hay alternativas para todos los gustos. En primer lugar, la familia tiene asegurado el entretenimiento básico, en un gran comedor al aire libre, conocido como Picnilandia, con mesas y asientos de madera, además de sanitarios y servicio de enfermería, donde se puede acceder por un valor de $6000.
Esto incluye además el uso ilimitado del medio de elevación magic carpet, una cinta transportadora de 110 metros de longitud que permite largarse en trineo, con un costo de $2500 el alquiler. En tanto, quienes buscan esquiar deben pagar $8000 por los medios de elevación para poder deslizarse por las pistas para principiantes, precio que incluye además el uso de los servicios de Picnilandia.
Si hay que alquilar el equipo completo, se deben desembolsar unos $9000 más. También cuentan con una pista intermedia, aunque su habilitación depende de la cantidad de nieve acumulada. Precisamente, otro de los inconvenientes y desafíos que tiene la firma es poder fabricar nieve, pero no logran avanzar con ese proyecto, también por falta de aprobación oficial.
“Hoy como producto turístico para Mendoza en recreación de invierno somos la única oferta en el corredor de la ruta 7; estando Penitentes cerrado, lamentablemente, quedamos nosotros. Somos una pyme que puede atender un número acotado de gente y con muchas ganas de expandirnos, pero por las condiciones del país y de infraestructura en la zona todavía no podemos”, dijo a Eduardo Soler, de 56 años, dueño del complejo y con más de 40 años de experiencia en centros de montaña.
Soler reclama además por el permanente cierre de la ruta por cuestiones meteorológicas, lo que compromete el trabajo diario de un plantel de más de 40 personas, al igual que a todo el sector turístico y gastronómico de la zona.
Falta presencia del Estado
“Hoy es una ruta que tiene muchísimo tránsito, falta mucha más presencia del Estado nacional, provincial y municipal. En energía, no hay potencia eléctrica suficiente para colocar más medios de elevación y sistemas de fabricación de nieve. Hay mucha demanda y poca oferta”, completó Soler, quien trabaja acompañado por su hijo Juan Cruz, de 24 años, quien vive en Mallorca, España, y solo viene para la temporada.
Los hermanos Facundo y Joaquín Carcano, de 23 y 18 años, respectivamente, vinieron desde Villa Carlos Paz, Córdoba, para pasear por la montaña y practicar un poco de snowboard. “Sabemos algo del deporte y, como Penitentes está cerrado, decidimos sacarnos las ganas acá. Una pena que la zona no esté tan desarrollada y que se cierre tanto la ruta por los camiones”, apuntó el más grande.
“Desde Uspallata para arriba hay falencias. A nivel de la Nación, que tiene el manejo de la ruta 7 y el paso internacional, falta infraestructura, la ruta ya quedó chica, no hay comunicaciones, siendo que la fibra óptica que conecta Argentina con Chile pasa por la puerta. No hay internet ni telefonía confiable, no hay servicios básicos, ni una sola estación de servicio en 200 kilómetros, desde Guardia Vieja en Chile hasta Uspallata. Cualquier desperfecto o problema es una complicación; no hay baños públicos, y a nivel sanitario también hay falencias, con una ambulancia muy de vez en cuando acá arriba”, ahondó Soler.
Las familias Estrada y Andrade, oriundas de Vicuña Mackenna, Córdoba, se alternaban entre el picnic y el culipatín, haciendo la fila para subir por la carpeta. “Es muy lindo todo lo que ofrece Mendoza, lo disfrutamos muchísimo. Nos encanta la nieve, estamos felices. Hay cosas que mejorar en infraestructura en todo el corredor, con más servicios, ojalá se haga”, expresó Lucía, de 25 años, mientras compartía mates, sándwiches y galletas, sin perder la oportunidad de sacarse selfies y fotos grupales en cada momento.
Aquellos que lo deseen pueden adquirir la comida en el lugar, ya sea en el restaurante o en algún foodtruck, por valores que van de los $2500 a los $5000 en promedio, con la bebida: desde sándwiches de jamón crudo, pasando por lomos, hamburguesas, pizzas, hasta choripanes y sándwiches de vacío a la parrilla. Además, hay cafetería y pastelería de primer nivel.
Otra de las opciones elegidas es tomar una clase de esquí, por un monto de $7000 por persona en el caso del entrenamiento grupal. Por eso, los profesores están siempre listos en la base de la pista para guiar y acompañar en el desafío. “Vienen muy bien los alumnos, aprenden rápido”, señaló una de las instructoras.
“No es tan fácil, se me cruzan un poco las piernas, pero vamos mejorando. Es cuestión de práctica”, sostuvo uno de los alumnos, mientras se levantaba del suelo blanco, entre risas y mordiéndose los labios. “Ahora, vamos todos en patito, a la carpeta, así subimos en escalerita”, dispuso la profesora.
Mientras, cientos de locales y turistas circulaban por el parque para desandar sus planes de diversión. Así, llegaba al “poma” de elevación de una de las pistas la mendocina María Carolina Fourcade, con sus hijos, todos con equipos de esquí, listos para entretenerse. “Estamos practicando para ver si en agosto vamos a Las Leñas o a Caviahue. Está bueno aprovechar esta nieve y ponernos a tono”, concluyó
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