viernes, 4 de mayo de 2018

LA OPINIÓN DE SEBASTIÁN GALIANI


Si la economía crece, la pobreza seguirá bajando





Sebastián Galiani 

Según el último informe del Indec , la incidencia de la pobreza y la indigencia se redujo significativamente en el segundo semestre de 2017, ubicándose en sus niveles más bajos desde que asumió el gobierno el presidente Macri . El porcentaje de personas por debajo de la línea de pobreza pasó de 30,3% en el segundo semestre de 2016 a 25,7% en igual semestre de 2017; representa una caída de 4,6 puntos porcentuales. Mientras que el porcentaje de personas por debajo de la línea de indigencia pasó de 6,1% a 4,8% en iguales períodos, con una caída de 1,3 puntos porcentuales.
La fuerte baja observada en la pobreza abrió un debate sobre su sustentabilidad y evolución futura. Para responder esta pregunta, debemos entender primero cuáles son los determinantes de la pobreza. Esquemáticamente, los cambios en la tasa de pobreza pueden descomponerse en tres fuentes. La primera la denominamos "efecto crecimiento" y es causada por cambios en el valor real de los ingresos. La segunda corresponde a un "efecto distribución" y se debe a cambios en la distribución del ingreso que inducen cambios en los recursos que poseen los hogares más pobres. Por último, la tercera fuente la denominaremos "efecto línea de pobreza" y se da debido a que el valor real de la línea puede cambiar, por ejemplo, debido a cambios en los precios relativos de la economía, o incluso a decisiones discretas sobre su valor real.

Entonces, vemos que, para una línea de pobreza dada, la tasa de pobreza bajará si mejoran los ingresos reales de la población y/o mejora la distribución del ingreso. En otras palabras, se necesita que crezcan los ingresos reales de las familias de bajos recursos. De hecho, esto es lo que se observó: la brecha de ingresos (medida como el cociente entre el ingreso per cápita promedio del 10% que más gana y el 10% que menos gana) se redujo de 19 en el cuarto trimestre de 2016 a 17 en el cuarto trimestre de 2017. Es más: las familias que dejaron de ser pobres en promedio más que duplicaron sus ingresos en el mismo periodo. Aproximadamente el 35% de las familias que salieron de la pobreza en ese período vieron sus ingresos potenciados por integrantes que pasaron a ocupar un empleo, beneficiados por la creación de 433.000 nuevos puestos de trabajo en el último año.
Si bien es difícil saber qué ocurrirá con la tasa de pobreza en el corto plazo, en el mediano plazo el efecto crecimiento tiende a dominar su determinación. Una economía que se expande sostenidamente genera empleo con salarios reales crecientes. A menos que ese proceso aumente mucho la desigualdad, la pobreza bajará.
En América Latina, Chile es un país que se destaca por tener una trayectoria sostenida de crecimiento económico. Por ello, este país es un buen punto de partida para contrastar si el crecimiento ha dado lugar a caídas sostenidas en la pobreza.
En 2013, el Ministerio de Desarrollo Social aplicó una reforma sustancial en la metodología para calcular la tasa de pobreza, que se aplicó de manera retroactiva hasta 2006. Los datos confirman el éxito que ha tenido Chile en la reducción de la pobreza. Según la metodología tradicional de medición, la pobreza alcanzaba a más del 38% de la población en 1990 y cayó hasta menos del 8% en 2013. De manera similar, la pobreza cae de 29% en 2006 a 11,7% en 2015 según la metodología nueva (esta tasa no es comparable con la argentina, pues nuestra línea de pobreza toma un valor superior al de la línea chilena. En otras palabras, en la Argentina decidimos que hay que poder acceder a más bienes para no ser pobre).
El principal determinante de la baja de la pobreza en Chile es el crecimiento del ingreso per cápita familiar, que creció al 3,2% anual entre 1990 y 2013 y al 4,2% entre 2006 y 2015.
Si bien la última medición de la indigencia y la pobreza en la Argentina mostró un avance importante en materia social, su evolución sigue siendo la principal preocupación del Gobierno. Por ello debemos seguir trabajando para que la economía crezca año tras año, acelerando su crecimiento a tasas de al menos 4% por año, para poder continuar mejorando la situación socioeconómica del país. La Argentina está progresando en esa dirección. No solo el año próximo esperamos que el PBI crezca alrededor de 4% (aproximadamente 3% per cápita), sino que también se está acelerando la tasa de crecimiento del producto potencial.

El autor es secretario de Política Económica

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