lunes, 24 de julio de 2023

EL ESCENARIO Y LA POLARIZACIÓN EN CÓRDOBA


Un puñado de certezas
Si bien las encuestas exhiben déficits para estimar qué puede suceder en las PASO, emergen indicadores claves sobre el comportamiento de los votantes
Jorge LiottiSergio Massa, Horacio Rodríguez Larreta, Patricia Bullrich y Javier Milei
La Argentina se encamina hacia una elección tan decisiva como incierta, quizás la más relevante del siglo XXI, y al mismo tiempo la más impredecible. Influyen las dificultades que desde hace tiempo exhiben los instrumentos de medición.
Las encuestas de intención de voto, que por razones metodológicas hoy ofrecen disparidades de más de diez o quince puntos entre sí, lo que las transforma más en un ejercicio de fe que en un símbolo de eficacia científica. Pero también pesan cada vez más el estado de ánimo de la sociedad, la insatisfacción y la escasa disposición a clarificar su postura. El sujeto a medir es cada vez más volátil y ofrece menos certezas. Pero a pesar de este escenario tan particular hay un puñado de certezas que, si se tienen en cuenta los sondeos solo como un parámetro y se los yuxtapone con las actitudes de los candidatos y las dinámicas de la campaña, pueden resultar útiles para reconstruir una imagen aproximada a tres semanas de las PASO nacionales.
Sorprenden a todos los especialistas 1 la persistencia y la consistencia de los niveles de desencanto social con la política. Si bien es un fenómeno detectado desde la pospandemia, todavía hoy hay entre un 30% y un 40% que no logra ser clasificado por las encuestadoras en ninguna categoría; no saben dónde están, qué piensan, si votarán o no. Ni siquiera es el clásico “indeciso”. Es un sujeto que no responde, que se aleja, que desconfía; que no se sintió convocado por el frenético cierre de listas y mucho menos por la campaña. Es alguien que sigue desconectado y probablemente se active a último momento. Aunque buena parte de ellos termine votando con abulia por algún candidato el 13 de agosto, configura un nuevo actor impreciso y muy poco comprometido con su voto, que puede cambiar de rumbo sin dar señales. “Es un voto sin anclaje. Cuando estaban Macri y Cristina en la cancha, por amor o por odio, se activaba la decisión para un lado o para otro; ahora ya no”, aporta la consultora Shila Vilker.
Esa es la principal complicación 2 para los encuestadores: los desencantados. Como marca el politólogo de la Universidad de Princeton Federico Tiberti, “las encuestas tienen problemas para proyectar las conductas de los menos decididos. Es cada vez más difícil capturar a los que definen a último momento, que cada vez son más”. Y pone como ejemplo la reciente elección en Santa Fe: “Todos hablaron del nuevo fracaso de los sondeos, pero en líneas generales no estuvieron lejos con los votos que obtuvo Carolina Losada y Marcelo Lewandowski; el problema es que no pudieron prever que todos los que aparecían como no definidos terminaron votando por Maximiliano Pullaro. Eso torció la elección”. En líneas generales los relevamientos previos hablaban de una cierta paridad en la interna de JXC en torno del 21 o 22%, pero el ganador al final trepó hasta casi 33%.
En el vector más básico que se juega 3 en toda elección, cambio vs. continuidad, la de este año se trata claramente de una elección de cambio. Entre dos tercios y tres cuartos de las personas relevadas se manifiestan a favor de un giro en el rumbo del país, coincide con la imagen muy negativa de la gestión. Hay una verbalización que sale en los focus groups con frecuencia: “Esto así no puede seguir”. En condiciones normales este cuadro debería derivar en un triunfo nítido de la principal fuerza opositora, pero eso hoy no está totalmente definido. Las oscilantes encuestas todavía no le dan una mayoría tan holgada de JXC, lo cual puede ser una consecuencia de que aún no articularon con suficiente claridad su propuesta. En 2015 la noción de cambio tenía un significado inobjetable en Mauricio Macri, como figura, y en Pro, como partido nuevo. Hoy ya no es tan evidente, en parte porque ya tienen pasado. Una cosa es hablar de orden, como Patricia Bullrich, o de consensos, como Horacio Rodríguez Larreta, y otra muy distinta es que la sociedad los distinga nítidamente como el vehículo adecuado del cambio que demanda. Lo de Sergio Massa es mucho más complejo porque debe prometer un futuro distinto sin decir que el gobierno al que pertenece fue muy deficiente. Javier Milei ofrece un viraje radicalizado, pero semejante dinamita atrae tanto como ahuyenta. El reclamo de cambio no tiene por ahora un dueño absoluto.
Hay otro fenómeno que se visualiza 4 desde hace tiempo, y que guarda conexión con el punto anterior: el techo de crecimiento está bajo y duro de perforar. Juntos por el Cambio desde hace mucho tiempo oscila entre los 32 y los 35 puntos, y de ahí no se mueve. Suma triunfos provinciales, cierra acuerdos, pero la marca no se dispara nunca. Y el oficialismo, que tuvo un comportamiento errático durante muchos meses, logró una consolidación en torno del 28 o el 30% con la designación de Massa, pero desde entonces se quedó ahí. Fue el impulso de la unidad y la emoción de recuperar competitividad, pero después empezaron a impactar otra vez los factores económicos. Los especialistas coinciden en que el techo será mucho más difícil de perforar para el oficialismo y que la oposición está en mejores condiciones de sumar adeptos. Milei también tocó su cúspide en mayo, donde algunos sondeos ya le asignaban hasta 25 puntos. Ahora se estacionó entre 18 y 20, sin caer demasiado tampoco. Hasta ahora es una competencia bonsái.
Si estos datos se conservan hasta 5 las PASO se abrirá un interrogante más profundo: ¿podrán después los ganadores de las internas empujar a sus marcas para arriba en la elección general? Si eso no ocurre, se presentará un escenario preocupante con un futuro presidente, que no contará con más de un tercio de adhesiones reales (más allá de lo que obtenga en un eventual ballottage), un respaldo exiguo si aspira a resolver la mayoritaria demanda de cambio. En parte el nivel de sustentación de la próxima administración se empieza a construir desde ahora. Después, la única forma de repararlo es con política, con liderazgos fuertes para alinear a otros actores o con consensos para sumar apoyos. Pero esta tarea ha sido muy deficiente en los últimos años, con un sistema que quedó atrapado en la polarización extrema.
“Es tiempo de fidelizar”, repiten en 6 estéreo tanto en el sector de Patricia Bullrich como de Sergio Massa. Es la consigna con la que se moverán hasta las PASO; después, supuestamente, será el momento de ampliar. Larreta está en otra sintonía: ensanchar, sumar, mostrar diversidad; quizás porque tenga un votante mucho menos definido que sus rivales. Pero hay un dato de la consultora brasileña intel Atlas que debería ser visto con atención: mientras que los votos de Larreta, en el caso de que perdiera la interna, se transfieren en un 60,3% a Bullrich y solo un 6% a Milei, en el caso de los votantes de Bullrich un 53,8% irían a Larreta y el 21% a Milei. Para Massa la fidelización responde más a una necesidad interna. Su discurso kirchnerizado de las últimas semanas y las apariciones frecuentes de Cristina son la consecuencia directa del traumático proceso de cierre de listas. El kirchnerismo está haciendo un esfuerzo gigante por encolumnar votantes detrás del ministro. Un referente de La Cámpora lo retrata en una frase: “La bajada de Wado, la deque signación de Massa, el cierre abrupto dejaron rencores que hay que saldar. Son procesos que llevan tiempo, y hoy lo que se está haciendo es cohesionar hacia adentro y recuperar los votos perdidos en 2021”. Como una expresión de ello, en la agrupación de Máximo Kirchner miran con mucho resquemor el tour progresista de Juan Grabois. “Levanta banderas que son nuestras. Era nuestro discurso si íbamos a la interna”, se lamentan.
La provincia de Buenos Aires propaga 7 el interrogante más importante porque está más condicionada que nunca por el efecto arrastre de los candidatos presidenciales. Mientras que Axel Kicillof y Diego Santilli temen perder votos porque están mejor que sus postulantes nacionales, Néstor Grindetti piensa que se puede beneficiar. Lo concreto es que según las encuestas que tienen en la gobernación bonaerense, Kicillof mide entre 3 o 4 puntos más que Massa. Los intendentes peronistas dicen además que ellos miden 7 u 8 puntos más que Kicillof. No es que estén preparando una traición “en masa”, pero expresan inquietud para ver cómo equiparar números. “Si Axel está preocupado, debería haberlo pensado cuando rechazó ser candidato presidencial”, le dedican desde el camporismo. Todos repiten el salmo “lo importante es la unidad”, pero al mismo tiempo rezan para que Massa ancle mejor en el conurbano. Por el lado de Santilli no es más cómoda la situación. La provincia de Buenos Aires era el principal bastión electoral de Larreta hasta hace unos meses, pero ahora esa ventaja sobre Bullrich se diluyó. La división de listas en todo el territorio (excepto en un par de municipios) disparó una batalla nunca vista en JXC, cuyas derivaciones aún no se pueden estimar.
Está claro que la abstención es un 8 dato insoslayable de este proceso, como quedó demostrado en las elecciones provinciales, donde en promedio hubo un tercio del padrón ausente. Menos evidente es a quién puede perjudicar ese nivel de abstención. En el peronismo están convencidos: “La mayor parte de los que dicen que no quieren concurrir el día de la elección son votantes nuestros desencantados, que no se encuentran contenidos y que no van a apoyar a Juntos”, señalan en el equipo de campaña. También genera expectativas en el team de Larreta (que parece haber resucitado tras el triunfo de Santa Fe). Pero en este caso es mucho más perentorio generar movilización para las primarias porque, a diferencia de Massa, se pueden quedar afuera si no lo logran. Bullrich parece la menos condicionada por la participación porque su objetivo es el núcleo duro del macrismo. Pero Milei sí requiere que sus votantes no se desvíen en el camino para transformar su intención de voto en sufragios reales.
Las campañas electorales hasta el 9 momento no están generando grandes cambios en las tendencias. Era una hipótesis al iniciar el proceso que podrían ser más decisivas en un escenario tan volátil, pero todavía los candidatos no han logrado instalar debates de fondo o perforar la apatía de los sectores del electorado menos interesados. Las referencias son muy básicas. Massa describe con trazos gruesos a la derecha ajustadora y represora sin poder articular un proyecto de gobierno. Bullrich reafirma todo el tiempo su determinación de cambio brusco, pero sin dedicarse a explicar cómo prosperaría con una lógica de imposición de medidas como la que promueve. El riesgo es que genere miedo al caos sin darles un sentido virtuoso a las reformas. Larreta, que es el que más se dedicó a desgranar futuros proyectos, no logra fijar una agenda propia. No transmite con claridad cómo sería una eventual administración suya, a pesar de que asegura tener en carpeta 130 medidas. Y Milei quedó anclado entre la casta y la dolarización; hace tiempo que no logra remover su repertorio.
El FMI también juega, aunque no 10 vote. Y está complicando a Massa. Hay una realidad evidente en este plano: hace un mes y medio se produjo un endurecimiento del organismo de crédito a partir de dos datos. El primero, el incumplimiento de la Argentina con casi todos los objetivos pautados para la segunda revisión trimestral. El segundo factor es que la Argentina dejó de ser el único foco de preocupación en Washington, ya que la suba de las tasas internacionales multiplicó los pedidos de auxilio al organismo. Pakistán, Mozambique, Zambia, Burundi, Congo y Níger, entre otros, también fueron a golpear las puertas, por lo que el Fondo ya no pudo ofrecer al gobierno argentino las flexibilidades de otras épocas. En el board del FMI cayó pésimo el zoom rebelde que Massa compartió con su par de Egipto, el otro gran deudor hoy del organismo. Lo leyó en clave de conspiración y eso fortaleció al ala dura. Los teléfonos de la Casa Blanca ya no responden como antes, por lo que la solución política al estancamiento en las conversaciones no está tan fluida. Es probable algún tipo de acuerdo en los próximo días, pero las expectativas de obtener un adelantamiento de partidas y libre disponibilidad para intervenir en el mercado hoy parecen poco probables. Hay más ánimo para un simple esquema de desembolsos contra vencimientos para que no haya incumplimientos hasta fin de año. Habrá que ver si es suficiente para calmar un mercado tan intranquilo.

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En una elección polarizada, Juntos por el Cambio busca arrebatarle al PJ la segunda ciudad del país
Daniel Passerini, candidato del oficialismo, se enfrenta a Rodrigo de Loredo, postulante de JxC; el radicalismo expresó su preocupación por una campaña que desalienta la concurrencia
Gabriela Origlia
Rodrigo de Loredo, en el cierre de su campaña de cara a las elecciones en la ciudad de Córdoba
CÓRDOBA.- La ciudad de Córdoba elegirá intendente este domingo en una votación que, además de definir al jefe de la Municipalidad de la segunda ciudad del país, tiene implicancias puertas adentro de las dos principales fuerzas que compiten. Hacemos Unidos por Córdoba, el oficialismo provincial, lleva a Daniel Passerini como candidato para intentar retener el distrito, mientras que Juntos por el Cambio (JxC) hace lo propio con el radical Rodrigo de Loredo. Además, compiten otras nueve boletas.
Se utiliza Boleta Única de Sufragio (BUS) y están habilitados a votar los mayores de 16 años cumplidos. Los cordobeses vuelven a las urnas un mes después de que Martín Llaryora, actual intendente de la ciudad capital, ganara la elección a gobernador, en la que venció a Luis Juez. Fue, precisamente, este distrito el que le dio la diferencia que le permitió ganar por tres puntos la provincia. Passerini, actual viceintendente, cuenta con el apoyo de Llaryora y de Juan Schiaretti, gobernador y precandidato a presidente.
El candidato a intendente Daniel Passerini junto a Martín Llaryora y Juan Schiaretti
En medio de la interna nacional de JxC, De Loredo intentó que esa situación no se colara en su campaña, aunque recibió las visitas y el apoyo de Patricia Bullrich y Horacio Rodríguez Larreta, además de un video de Mauricio Macri.
Cómo llegan
Hace 40 días, las encuestas -a las que los dirigentes ya mencionan poco por los errores que acumulan- le daban una amplia ventaja a De Loredo, pero los últimos números auguran un conteo “cabeza a cabeza”. El candidato de JxC, en su cierre de campaña, dijo que habrá “paliza para el PJ”, pero en el oficialismo provincial se muestran confiados en cómo fueron achicando diferencias.
La ciudad de Córdoba le fue históricamente esquiva al peronismo local. A pesar de que lleva 24 años en el gobierno provincial, Llaryora fue el único intendente que puso. Entre 1999 y 2003, el liberal Germán Kammerath -aliado de José Manuel de la Sota- había roto el encadenamiento de jefes comunales radicales desde el regreso de la democracia (Ramón Mestre y Rubén Martí). Después le siguieron Luis Juez, Daniel Giacomino y Ramón Mestre (h) en dos oportunidades.
Si De Loredo gana no solo habrá festejo de JxC a nivel nacional, sino que a nivel provincial empezará a ordenarse una interna latente en la alianza. Implicará su crecimiento dentro de la UCR, donde otros sectores lo aceptaron porque no tenían mucho margen. Si perdiera, hay quienes advierten que podría haber una “libanización” del frente electoral.
Luis Juez y Rodrigo de Loredo
En el caso de Passerini, una victoria suya consolidaría el liderazgo de Llaryora como recambio generacional frente al ciclo que protagonizaron De la Sota y Schiaretti.
En la elección municipal no se usará el sistema Turing para contar los votos, que fue el empleado en la de gobernador y derivó en una serie de problemas que desembocaron en una investigación administrativa del Superior Tribunal de Justicia de Córdoba. El conteo será el tradicional, manual, de doble control con telegrama. Sin embargo, el radicalismo expresó este sábado su preocupación porque entiende que el oficialismo implementó una campaña tendiente a bajar la concurrencia a la votación.
Los cordobeses elegirán mañana al intendente, viceintendente, 31 concejales titulares, 10 suplentes y cinco vocales titulares y cinco suplentes del Tribunal de Cuentas. Además de Passerini y De Loredo, compiten Laura Vilches (Frente de Izquierda y los Trabajadores Unidad); Miguel Bustos (Partido Popular); Romina Giménez (Unión Popular Federal); Humberto Spaccesi (Córdoba de Todos); Jorge Scala (Partido Demócrata de Córdoba); Verónica Sikora (La Libertad Primero); César Orgaz (Encuentro Vecinal Córdoba); Juan Pablo Quinteros (Somos Córdoba) y Eduardo González Olguín (Partido Humanista).
Más votaciones
Además de la capital provincial, este domingo elegirán intendente 20 ciudades de los departamentos Cruz del Eje, Calamuchita, Tercero Arriba, Santa María, Tulumba, Juárez Celman, General Roca, Presidente Roque Sáenz Peña, Ischilín y San Justo. Las que más interés generan son Embalse, donde Carlos Alessandri, actual legislador provincial, quiere suceder a su hijo Federico Alesandri, excandidato a gobernador de Córdoba por el kirchnerismo. En el departamento Calamuchita también se vota en Río de los Sauces, Los Cisnes, y Calmayo.
General Deheza es otra votación importante; se enfrentan Oscar Flores Ferrando por Alternativa Vecinal, con el postulante de Hacemos Unidos por Córdoba, Lelio Dedominici y la radical Susana Bertero. En el departamento de Juárez Celman habrá comicios en la localidad de Villa Reducción. En el sur provincial, en General Roca, renuevan autoridades Nicolás Bruzzone, Villa Valeria y Mattaldi, mientras que al norte, lo hacen en el departamento Ischilín, Los Pozos y Olivares de San Nicolás y, en Río Seco, Cerro Colorado.
En el departamento San Justo, en Toro Pujio se acordó lista unidad y Colonia Valtelina va a las urnas. Tercero Arriba tendrá comicios en la localidad de Pampayasta Norte; en el departamento de Tulumba, El Rodeo; en Presidente Roque Sáenz Peña, Serrano; y en Santa María, se sufragan en Rafael García, Villa Parque Santa Ana, La Paisanita y Villa Los Aromos.

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Larreta y Bullrich, pendientes del impacto nacional
Los presidenciables de JXC coincidirán esta noche en el búnker de De Loredo; el alcalde confía en sumar su apoyo
Matías Moreno
Este domingo puede ser un día clave para Juntos por el Cambio (JXC). En otra disputa con impacto en las PASO presidenciales y, sobre todo, en el futuro equilibrio de fuerzas dentro del frente opositor, el diputado nacional Rodrigo de Loredo, referente de Evolución Radical, la fuerza que lidera Martín Lousteau, buscará desbancar al PJ de la capital de Córdoba, una de las tres ciudades más densamente pobladas del país, en las elecciones municipales. Atentos a la chance de que De Loredo, un equilibrista en la interna de JXC que tiene llegada a todas las terminales de Pro, supere al peronista Daniel Passerini, delfín de Martín Llaryora y Juan Schiaretti, en la contienda por la jefatura comunal, Horacio Rodríguez Larreta y Patricia Bullrich, los protagonistas de la interna presidencial de JXC, buscarán capitalizar un eventual nuevo triunfo del conglomerado opositor sobre el peronismo en una de los territorios más influyentes del país. Como ocurrió el fin de semana pasado en Santa Fe, los dos estarán esta noche en Córdoba para esperar los resultados. En la cruzada de De Loredo por llegar la intendencia de Córdoba se cuela la interna que tienen Macri y Bullrich con Larreta y el eje radical Lousteau-gerardo Morales. Por eso, la performance de De Loredo tendrá lecturas nacionales para la interna de JXC.
A diferencia de las decisivas PASO en Santa Fe, donde Larreta y Bullrich midieron fuerzas al apostar por candidatos propios en la interna de JXC, De Loredo, socio de Luis Juez en la provincia -cayó derrotado frente a Llaryora en los comicios a gobernador- no tuvo que atravesar una interna, ya que en Córdoba no hay primarias.
Por lo tanto, el alfil de la fuerza de Lousteau tejió durante toda la campaña para reunir el apoyo de las máximas figuras de Pro. No solo consiguió que Larreta y Bullrich fueran a acompañarlo en el tramo final de su maratón proselitista para suceder a Llaryora en la capital provincial, sino que logró el fuerte respaldo de Mauricio Macri. El expresidente siente predilección por el extitular de Arsat. Incluso los macristas se quejan de que Larreta, que apostó por impulsar la postulación de Juez desde el año pasado, busque apropiarse de la figura de De Loredo antes de los comicios. “De Loredo es Macri. No sabemos qué quiere vender el larretismo, pero ellos siempre apoyaron a Juez hasta que pasó lo de Schiaretti”, repiten cerca del expresidente. Por caso, Soher El Sukaria, vice de De Loredo, integra la tropa del ala dura de Pro.
Un juego de enredos
Entre los armadores de Bullrich mascullan malestar con Larreta: lo acusan de montar un “show” en las provincias donde hay elecciones o “extorsionar” a dirigentes para que expliciten su alineamiento. “No vamos a entrar en el tironeo ni en la discusión de quién hizo más o menos [en la campaña]. Gana o pierde Rodrigo”, dicen.
El asunto Córdoba es crucial para Bullrich. Ella fue una de las principales opositoras al frustrado pacto con Schiaretti, que apalancó Larreta. Confiados en el potencial de la exministra, consideran en ganar las PASO con la acumulación de crédito social, no con el peso de las estructuras.
En el larretismo -donde debieron reconstruir el vínculo con Juez y De Loredo tras el fallido intento de incorporar a Schiaretti a Jxcse ilusionan con sumar un nuevo triunfo simbólico a su cosecha tras las apuestas por Claudio Poggi (San Luis), Marcelo Orrego (San Juan) y Maximiliano Pullaro (Santa Fe).
Es que si bien De Loredo mantiene sus lazos con Macri y Bullrich, claves para retener al núcleo duro del universo de votantes antikirchneristas en Córdoba, fuentes cercanas al jefe porteño confían en que el diputado se terminará inclinando por Larreta. En caso de que logre un triunfo en los comicios, se preparan para que mantenga una posición neutral en el bunker, donde coincidirán Larreta y Bullrich. No obstante, aguardan que De Loredo haga un gesto de apoyo al jefe porteño antes de las PASO. Dan por descontado que De Loredo elegirá el mismo bando que Lousteau y Emiliano Yacobitti, artífices de Evolución Radical, o el intendente de Río Tercero, Marcos Ferrer. Juez y Mario Negri (UCR), que tienen estructura en la provincia, ya anticiparon que preservarán la neutralidad. ¿Un guiño a Larreta?
Así lo interpretaron en el radicalismo cordobés. “Ayudamos mucho a Rodrigo”, insisten entre los consejeros del alcalde. Por caso, Juan Negri, cercano a Larreta, es el jefe de campaña de De Loredo.
Como en el caso de Pullaro, Larreta y los suyos asisten con recursos a los candidatos propios en la mayoría de los distritos. “¿La Ciudad financia a JXC en todo el país?”, ironizan en el campamento de Bullrich. El resultado de la disputa que protagonizarán De Loredo y Passerini este domingo por la capital provincial podría impactar en el tablero nacional. En un sector del larretismo que se entusiasman con reflotar la chance de explorar un acuerdo con Schiaretti, precandidato a presidente. Otros asesores del alcalde prefieren ser más precavidos, aunque insisten en que la ampliación permitió ganar en San Juan, San Luis y Santa Fe.
¿Anhelan que el “gringo” decline su postulación -sus votos se solaparían con los de Larreta- a cambio de garantizarle puestos codiciados en un gobierno de JXC? A partir del lunes se reactivarían las conversaciones, según fuentes de Pro.

http://indecquetrabajaiii.blogspot.com.ar/. INDECQUETRABAJA

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