sábado, 27 de febrero de 2016

IDEAS, PENSAMIENTOS Y CREACIONES; EL GENIO DE ALGUNOS


En 1958, las autoridades de la Unión Soviética decidieron crear un polo de tecnología e innovación a 37 kilómetros de Moscú. En medio de un bosque, la ciudad de Zelenograd se construyó desde cero, y se suponía que debía competir con su par estadounidense Silicon Valley. Los mejores cerebros en ingeniería y computación del país se mudaron a esta "ciudad verde" repleta de ardillas. Su equipo de fútbol, creado en 2002, el FC Zelenograd, milita en la "B" de Rusia y suele perder por goleada: algo similar a lo que le pasó a este experimento frente a su par norteamericano de la costa oeste. O sea, casi no hay artefactos o piezas de software en los hogares del planeta con la etiqueta "Made in Zelenograd".



El sueño de replicar un Silicon Valley desde cero en una geografía distinta no es el único: hay un Thames Valley en Londres, un Oasis Valley en Dubai y al menos una docena de casos más en el mundo, como cuenta Eric Weiner en su nuevo libro, The Geography of Genius (La geografía de la genialidad), publicado el mes pasado en los Estados Unidos y aún no traducido al castellano. Weiner, un ex corresponsal de la radio pública estadounidense, se embarcó en este proyecto que lo llevó a recorrer distintos continentes tratando de responder una pregunta: ¿qué es lo que hace que un determinado lugar concentre una potencia desproporcionada de generación de ideas? La respuesta de Weiner, intenta una explicación.



"El primer factor común, que para los expertos en creatividad puede resultar obvio, es que los grandes centros de generación de ideas son ciudades: hay algo en su densidad, en su intimidad, que hace que el genio creativo aflore", cuenta Weiner. En sus crónicas de viaje, el autor no sólo se traslada en el espacio, sino también en el tiempo: los siete lugares elegidos por su inusual nivel de innovación son la antigua Atenas, la Viena de 1900, la Florencia de los Medici, Silicon Valley, la ciudad china de Hangshou durante la dinastía Song, Edimburgo con su revolución de rigor científico en el siglo XVIII y la Calcuta del poeta y filósofo Rabindranath Tagore (Premio Nobel de Literatura en 1913). Todos estos lugares, durante una ventana de décadas, se convirtieron en clusters de producción de ideas disruptivas.
"Fueron espacios que también, de alguna forma, armaron muy buenos filtros de discernimiento: supieron separar las buenas ideas de las no tan buenas. En otras palabras, estas ciudades no fueron sólo imanes de genialidad, sino también excelentes coladores de ideas", marca Weiner.



Otro aspecto que notó el autor es que a menudo las explosiones de generación de ideas se dieron años después de alguna catástrofe (natural o generada por el hombre) que sirvió para "sacudir" el statu quo y forzó la inventiva para sobreponerse a una tragedia. El pico de genialidad en la Florencia de los Medici se dio pocas décadas después de que la población de la ciudad fuera diezmada por la peste negra. Atenas fue saqueada por los persas antes de que Pericles la reconstruyera y la volviera aún más brillante de lo que era. Son ciudades que se volvieron ricas, pero no en un nivel obsceno: Weiner asegura que la genialidad aflora cuando se tienen cubiertas las necesidades básicas y no urge la agenda de corto plazo, con el consecuente tiempo para la curiosidad y la experimentación; pero no cuando la riqueza es tan grande que lleva a la complacencia. Por eso los "Silicon Valley" promocionados en los países árabes con la renta petrolera son un fiasco.



Los siete casos analizados fueron "ciudades abiertas", con políticas migratorias laxas, que permitieron la instalación de ciudadanos de otros países. "Muchos de los refugiados e inmigrantes se revelaron como genios, desde Sigmund Freud hasta Marie Curie. Y no es solamente porque debieron trabajar más duro para sobrepasar su desventaja inicial, sino porque sumaron una perspectiva de outsider clave para los procesos creativos", apunta el autor de The Geography of Genius.
En este contexto también resulta importante una dinámica de competencia. "El hecho de competir fue una parte muy importante de lo que hizo a estos lugares grandiosos. Miguel Ángel y Leonardo da Vinci, por ejemplo, se despreciaban, pero esto los llevó a dar lo mejor de cada uno para superar al otro. Lo que resultó fundamental fue consolidar un esquema en el cual la competencia permaneció constructiva", cuenta Weiner En los siete casos analizados se trató de ciudades "caminables", donde podían encontrarse e intercambiar ocurrencias personas creativas sin que importase su clase social.



 Los griegos tenían sus simposios y los ciudadanos de Calcuta organizaban sus addas, reuniones en las que las conversaciones discurrían en una forma no lineal. Los cafés vieneses fueron descriptos por el escritor Stefan Zweig como "una suerte de clubes democráticos a los que cualquiera podía acceder? por el precio bajo de una taza de café".

Otro experto en historia de las ideas, Frans Johansson, suele enfatizar la importancia de la "cultura del coffee house" en relación con las explosiones de creatividad. Cuenta como el boom de estos negocios coincidió en Inglaterra con el surgimiento de la Revolución Industrial. "Cuando uno se para en la intersección de campos científicos o de culturas se pueden combinar conceptos ya existentes para que surja un número mayor de ideas extraordinarias -contó Johansson-. Abrirse a mezclas de disciplinas y de experiencias implica darle la bienvenida a lo inesperado, y el cerebro ya no descansa sobre una lógica automática."



Johansson es el autor del best sellerEl efecto Medici, que celebra justamente la cruza interdisciplinaria y arranca describiendo el ambiente efervescente del Café de Peter, el punto de encuentro más popular en la isla de Faial, en las Azores portuguesas, donde convergen a diario navegantes de todo el mundo. Weiner comparte esta fascinación por la Florencia del Renacimiento, y piensa que, de hecho, aporta lecciones más valiosas que Silicon Valley.



El boom de creatividad que ocurrió en Italia en el siglo XV se debió en buena medida a los Medici, una poderosa familia de banqueros que financiaron a investigadores, pensadores, artistas, arquitectos y científicos que amalgamaron sus conocimientos y dieron lugar al Renacimiento, una explosión de ideas que llegaron más lejos de lo esperado. "Los políticos de muchos países quieren replicar Silicon Valley, pero se trata de un lugar demasiado nuevo como para extraer lecciones extrapolables a otros sitios. En cambio, la Florencia renacentista, 500 años más tarde, ofrece lecciones útiles para tener en cuenta, que van desde sus leyes y costumbres de mentoría y mecenazgo hasta su promoción de toma de riesgos."


Weiner planea viajar a Buenos Aires en un futuro cercano. "Los comentarios que me llegan son muy buenos. Sé que hay buenos cafés, una cultura que promueve la conversación no lineal y que la población suele estar disconforme. El inconformismo es importante en materia de innovación: como dijo una vez el presidente estadounidense John Adams: «La genialidad es una niñez melancólica»".

S. C. 

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