miércoles, 24 de febrero de 2016

ESPACIO "MENTE ABIERTA" PETER MAIR POR GERARDO SCHERLIS


Semiestatales, personalistas y abiertos: retrato de los partidos políticos

La obra de Peter Mair, publicada por primera vez en español, puede iluminar la escena política argentina,teoría y práctica. La obra del politólogo irlándés Peter Mair, un clásico publicado por primera vez en español por Eudeba, puede iluminar la escena política argentina




Nicosia, abril de 2006. Congreso de la Asociación Europea de Investigación Política. Un argentino estudiante de doctorado enuncia lugares comunes sobre el peronismo: un día privatista y al siguiente, estatista; modernizante en una región, conservador en otra. El inexperto estudiante no puede evitar cierta carga crítica, algo así como "ya ven, esto no puede ser muy bueno para la democracia". Pero Peter Mair, el coordinador del taller, y seguramente entonces la mayor autoridad en el campo del estudio de los partidos políticos, lo ve de otro modo. Reacciona frente a la descripción de la versatilidad peronista exclamando: "What a fantastic party!"
Parecerá curioso, pero un irlandés fallecido en 2011, que trabajó en universidades de Holanda e Italia estudiando la política europea, y que en verdad sabía poco sobre el peronismo, puede ayudarnos mucho a comprender la política argentina contemporánea. Eudeba acaba de publicar Partidos, sistemas de partidos y democracia, que presenta por primera vez en español una selección de su obra.



Peter Mair comenzó su vida académica en los tempranos años 80. Entonces vivíamos por aquí nuestra primavera democrática y la gente se afiliaba masivamente a la UCR y al PJ. En Europa, en cambio, dominaba ya la idea del "declive de los partidos". Cada vez menos ciudadanos decían tener una identidad partidaria y los votantes cambiaban su opción de elección en elección. Mair emergió entonces como una voz disonante respecto al consenso de "la crisis de los partidos". En su perspectiva, lo que estaba ocurriendo era un proceso de cambio y adaptación.

Algunos años antes, Sartori mediante, había quedado atrás la idea de los partidos como simple manifestación política de las divisiones sociales. En esa línea, Stein Rokkan había demostrado que los partidos europeos habían logrado congelar estructuras de competencia basadas en viejos conflictos que eran en muchos casos irrelevantes en las sociedades modernas. Precisamente, lo llamativo para Mair no era tanto que hacia 1990 los partidos dejaran de tener un electorado fiel y un fuerte arraigo social, sino que organizaciones nacidas a fines del siglo XIX siguieran estructurando los procesos políticos a fines del siglo XX. Para lograrlo, naturalmente, habían debido cambiar tanto como lo había hecho el mundo que habitaban. La influencia de Mair ha hecho que desde entonces el estudio de los partidos como organizaciones se haya enfocado sobre todo en sus transformaciones y modos de adaptación a contextos cambiantes. La obra de este autor es vasta y diversa, pero está atravesada por el análisis del cambio en los partidos, los sistemas de partidos y la democracia.


Un breve sumario de temas presentes en los trabajos de Mair podría sugerir al atento lector herramientas conceptuales valiosas para comprender escenarios políticos diversos, incluyendo el argentino.

1) Los partidos como agentes de gobierno


El centro de gravedad de los partidos ha girado de la representación al gobierno. Más allá de minorías, a veces intensas y ruidosas, la población en las sociedades modernas es indiferente a las identidades partidarias. Los políticos comprendieron que no era posible mantener vínculos fuertes y permanentes con grupos sociales determinados en el marco de sociedades crecientemente individualizadas y complejas. Por eso es que para ganar elecciones hace falta establecer vínculos más lábiles y contingentes con grupos sociales amplios. Más que sostenerse en su capacidad para expresar, los partidos se ofrecen, y son contemplados por los ciudadanos, como alternativas para ejercer el gobierno de la democracia.

2) Los partidos como estructuras semiestatales

Quizás el aspecto más conocido o difundido de la obra de Mair se refiere al surgimiento de un nuevo modelo de organización partidaria, que se ha etiquetado como "partido cartel". Los partidos compensan el debilitamiento de su arraigo social fortaleciendo su relación con el Estado. Dictan constituciones que los reconocen como instituciones fundamentales del sistema democrático, se garantizan financiamiento público y se aseguran acceso a los cargos de administración del Estado. En su versión extrema, los partidos se constituyen y formatean desde el Estado, a partir de los recursos que obtienen de su administración y de los nombramientos que realizan para su gestión. Los partidos ya no son representantes de la sociedad frente al Estado, sino que son la cara visible del Estado frente a la sociedad.

3) Cambios en el balance de poder intrapartidario

En estos partidos, los recursos organizativos están concentrados en aquellos líderes que ocupan los cargos de gestión pública. Es decir, en aquellos que desempeñan las tareas por las que el partido es identificado y evaluado por el electorado. Las bases de activistas cumplen en el mejor de los casos un rol de acompañamiento. Porque el partido es esencialmente evaluado en función de lo que hace como gobernante, son las figuras que ocupan los cargos ejecutivos las que concentran el poder simbólico. Porque el partido vive materialmente en el Estado, son esos mismos líderes quienes concentran el poder financiero.

4) Competencia política estructurada en términos de gobierno-oposición

Si los partidos son ahora esencialmente alternativas de gobierno más que modelos de buena sociedad o expresión de identidades sociales, la disputa electoral no puede sino concentrarse en la evaluación sobre cuál es la mejor de estas alternativas. O, en otros términos, si es preferible continuar con los que están o cambiar por los que se ofrecen como opción superadora. Los partidos pueden tener valores y prioridades más o menos permanentes e identificables, pero su éxito electoral reside en la habilidad para presentarse como la alternativa que ofrecerá mayor nivel de satisfacción a las expectativas ciudadanas en cada circunstancia.

5) Formato bipolar de la competencia electoral

Sin embargo, dados los puntos anteriores, los sistemas partidarios tienden a ser crecientemente abiertos e imprevisibles, en el sentido de que los partidos pueden coaligarse en forma cambiante, y nuevos actores tienen hoy más chances de emerger que en el pasado.

6) Fronteras partidarias borrosas

Así las cosas, los partidos tienden a ser instituciones crecientemente informales, cuyas fronteras son porosas. Se puede entrar y salir de ellos sin mayor problema. La pertenencia formal se hace irrelevante, mientras que la pertenencia real reside sobre todo en el desempeño de funciones de gestión estatal en algún poder del Estado.

Sería absurdo querer interpretar la realidad política argentina a través de una lectura ortodoxa de la obra de Mair. En verdad, sería lo último que se le ocurriría hacer al autor, cuyos desarrollos teóricos fueron siempre elaborados de modo inductivo, a partir de extensos trabajos de observación y recolección de datos. Sin embargo, tomar en cuenta sus hallazgos empíricos y desarrollos teóricos podría ayudar a adoptar una actitud más desapasionada frente a las deficiencias representativas de nuestros partidos. Nos ahorraría también constantes frustraciones a la hora de pensar reformas a la regulación electoral y de partidos que buscan reconstruir un pasado añorado ignorando condiciones estructurales de la vida política.
Pero en todo caso el análisis de los partidos y sistemas partidarios contemporáneos no puede prescindir de la renovación teórica y conceptual de Peter Mair.
La reciente publicación por la editorial Eudeba de Partidos, sistemas de partidos y democracia pretende enriquecer la comprensión de la política partidaria de nuestro tiempo difundiendo a este clásico contemporáneo de la ciencia política.

EL 1º A LA IZQUIERDA

El autor es politólogo, investigador del Conicet y profesor en la UBA

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