miércoles, 31 de mayo de 2017

TEATRO RECOMENDADO....2 PARA ADULTOS Y EL RESTO PARA NUESTROS NENES


Un rato con él / Autores: Julio Chávez y Camila Mansilla / Dirección: Daniel Barone / Intérpretes: Julio Chávez, Adrián Suar, Manuela Pal, Marcelo D´Andrea y Francisco Lumerman / Vestuario: Jimena Bordes / Escenografía: Jorge Ferrari / Iluminación: Eli Sirlin / Música original: Nico Posse, Mono Morello / Diseño de sonido: Gastón Briski, Alejandro Zambrano / Asistente de dirección: Ramón Gaona / Producción general: Adrián Suar, Nacho Laviaguerre / Teatro: El Nacional / Duración: 80 minutos 
Qué es el teatro sino una copia de la realidad, una copia más o menos sensible, más o menos fiel de lo que pasa allá afuera, en la vida misma. El concepto de copia atravesará toda la obra, en principio en el plano argumental. Pero habrá más. Dos hermanos (Adrián Suar y Julio Chávez) se juntan luego de una larga temporada sin verse para firmar un acuerdo de división de bienes a causa de la muerte de su padre. Pero claro, no todo es tan fácil, y con esa herencia a dividir renacerán cuestiones pasadas que no están saldadas. Incluyendo la certificación de autenticidad de un cuadro que anda por ahí con el que podrán hacerse ricos. ¿Ese cuadro es el verdadero o una mera copia? Este es el puntapié inicial para que estos hermanos se reencuentren.
Sus abogados serán los mediadores y la carta de presentación de cada quien: Darío (Suar) está representado por una joven (Manuela Pal) que está dando sus primeros pasos en la abogacía. En cambio, para Gregorio (Chávez), su abogado (Marcelo D'Andrea) es más formal, más servicial, le teme un poco a este ser poderoso y soberbio que de entrada se configura como tal. A ellos se sumará Gómez Luengo (Francisco Lumerman), un especialista en autenticar obras de arte para echar claridad sobre algunos bienes a repartir. Pero, ¿quién será el verdadero juez de la copia? ¿Quién puede decir qué es verdadero y qué no? La legalidad aquí se expone frente a la vida misma. ¿Qué es un hermano? ¿Un mero vínculo legal?
Chávez tiene resto para construir a ese hombre feroz, seguro de sí mismo, que domina la situación como nadie. Y encontrar también su debilidad, su talón de Aquiles, aquel resquicio que lo convierte en el niño más sufriente de todos, el que reclama el amor de una madre y la atención de un padre. En la inmensidad de esa mansión -gran despliegue escenográfico- lo que necesita es algo que no se compra y que hace muchos años, cuando su hermano Darío tenía apenas dos años y llegó a esa casa encontró. Por su parte, Adrián Suar se hace cargo del desafío. No es fácil, claro, compartir escena con Julio Chávez, pero su trabajo está a la altura. No busca el chiste fácil ni el personaje simpaticón que suele ser su lugar de confort (aunque Darío le calza muy bien), sabe que con cada gag vendrá un aplauso y una risa y escapa, busca construir la contracara de ese hombre temible con meticulosidad. Darío es torpe, nervioso, inseguro de los pasos que tiene que dar pero con la fortaleza de saberse conocido para sí mismo. No tiene su tranquilidad económica, en cambio tiene esa familia que Gregorio añora.
Lo más interesante aquí es que de este primer encuentro repleto de papeles y nomenclaturas jurídicas se llega a un encuentro personal y descarnado en el que estarán más expuestos que nunca. Ni Gregorio será fuerte, ni Darío un inmaduro. Sino dos hermanos que quieren recuperar algo de lo que fueron. Desarmar esa copia de sí mismos que construyeron -quizá para sufrir menos- para llegar a la esencia. Dejar de simular y encontrarse de frente con ese original que supieron ser cuando eran chicos, desentendidos de asuntos legales y vericuetos de adultos, y simplemente se querían y se cuidaban. "Vos hiciste que sobreviva", le arroja Gregorio a Darío desnudándose por completo.
Construida la pieza por el mismo Chávez junto a Camila Mansilla, se celebra que la calle Corrientes reciba también a obras nacionales. Barone en la dirección, con su vasta experiencia televisiva, ayuda a generar la dinámica de entradas y salidas con resultado satisfactorio. Los elementos escénicos, por su parte, con gran eficacia se ponen al servicio de la historia para que ese encuentro tan ansiado se despliegue y pueda tener todos los matices, cómicos, dramáticos y tormentosos, como la vida misma.
J. C.




El cuerpo de Ofelia / Autores: Bernardo Cappa, Pedro Sedlinsky. intérpretes: Antonella Bessone, Pablo Chao, Gastón Courtade, Natacha Delgado, Mayra Melina Galván, Diego Gens, Aníbal Gulluni, Maia Lancioni, Germán Parmetler, Jorge Prado, Micaela Racciatti / Músicos: Damián Ferraro, Emiliano Salvatore / Vestuario: Pia Drugueri / Luces: Héctor Calmet / Asistenciadedirección: Verónica Dubiau / Dirección: Bernardo Cappa / Sala: Andamio 90, Paraná 660 / Funciones: sábados, a las 20 7 Duración: 60 minutos 
El procedimiento es sumamente atractivo. Cappa y Sedlinsky decidieron echar mano a algunos de los personajes de Hamlet, de William Shakespeare, y reubicarlos en el mundo contemporáneo. Hamlet, Claudio, Gertrudis, Horacio y Laertes aparecen velando el cuerpo de Ofelia. El espacio elegido está comandado por un hombre algo siniestro a quien acompaña una eficiente servidora.
Los personajes shakespearianos pierden sólo un poco de sus rasgos naturales. Se adaptan a un juego bizarro que les permite dar mayor cuenta de sus oscuras intensiones. Y si a eso se agrega que los actores convocados por Hamlet nunca llegan, que Laertes es un capo mafia que espera ansioso, con un grupo de "muchachos", dar por terminado con el poder de Claudio, que una médica forense aparece con la intensión de recuperar el cuerpo de Ofelia que fue arrebatado de la morgue y que hasta una amiga de la fallecida ingresa para despedirse de ella y verá su destino modificado, el espectáculo se torna una delirante experiencia dramática.
Los autores se apropian de una tragedia ajena para construir un producto teatral que los exprese en este presente de manera extrema, para muchos, o de forma polémica para algunos. La manipulación de los cadáveres, el poder mafioso, la aparición del espíritu de un muerto que regresa una y otra vez a reclamar por su existencia, las intervenciones intrascendentes de un Hamlet que ha perdido totalmente el rumbo y ni siquiera puede dejar huellas coherentes sobre su búsqueda de la verdad.
Todo se desarrolla en un territorio devastado. Mientras el velorio se mantenga la realidad es de unos pocos y los "muchachos" en la calle seguirán esperando el momento de convertirse en poder. Los débiles que ingresan al lugar para hacer justicia o acompañar con su dolor a los que ya no están, no tendrán forma de salir del allí, les han franqueado el camino, les han quebrado sus vidas.
Dolorosa mirada sobre la Argentina, pero interesante análisis sobre el complejo entramado de un territorio que vela un cuerpo que no sabe de quien es. ¿Pertenece a Ofelia o a Polonio, su padre? La situación escénicamente se expresa en esos términos. La exposición es breve, pero la duda queda planteada. Hasta Horacio, el mejor amigo de Hamlet, se convierte en adlater de Claudio.
La experiencia posee una intensidad muy provocadora y aunque los registros actorales resulten, por momentos, muy diferentes, en ese juego también expresan una teatralidad que genera conmoción, que denuncia, que conduce a una reflexión sobre un sistema político nefasto.
El proyecto encuentra en Bernardo Capa, como director, un muy buen conductor. Los actores, los músicos, responden dando lo mejor que tienen, la capacidad de entregarse a ese juego con muy buena predisposición y salen airosos de ese entramado de situaciones que los expone en facetas inesperadas, en algunos casos, pero siempre definitorias a la hora de proponer una reflexión sobre el devenir político.
C. P. 



Vivitos y coleando 2 / Autor: Hugo Midón / Música: Carlos Gianni / Dirección: Manuel González Gil / Intérpretes: Roberto Catarineu, Laura Oliva, Carlos March, Julián Pucheta, Flavia Pereda, Rodrigo Cecere y Vicky Barnfather / Coreografía: Doris Petroni / Vestuario: Mónica Toschi /Escenografía: Jorge Ferrari / Teatro: El Picadero, Pje. Enrique Santos Discépolo 1857 / Funciones: sábados y domingos, a las 16 
Las obras de Hugo Midón se distinguen porque sus momentos musicales, compuestos siempre por Carlos Gianni, son claramente el eje sobre el que se desarrolla la acción y en el que se plasma el mensaje. Esto es particularmente cierto para la serie Vivitos y coleando, que surgió a partir de hilvanar episodios originalmente creados para la televisión. Buena parte de las canciones se convirtieron en frases (musicales) hechas, en citas cantadas recurrentes. Desde el "Te veo bien" del reencuentro de los tres payasos y el "encantado de conocerme, mucho gusto por quien soy" frente al espejo, hasta "los tengo que tener cortitos, limpitos a los payasitos... para que vuelen bajito" de la dictatorial directora de circo que odia por igual a la música y la verdad.
Manuel González Gil, consciente de ese crescendo que lleva a la canción, marca en su puesta en escena de Vivitos y coleando 2 el camino hacia la eclosión musical, adelantando en medio de los diálogos breves líneas instrumentales que anticipan el tema en ciernes. Las primeras canciones pasan, sin embargo, con una intensidad menor, como en una etapa de precalentamiento hacia lo que está por venir.
Roberto Catarineu y Carlos March, espléndidos protagonistas de Vivitos y coleando desde su estreno, encuentran en esta segunda parte de la trilogía en Laura Oliva un nuevo vértice para formar el triángulo de narices rojas. Es justamente ella la que lleva la batuta en la escena que señala el momento de destape de la emoción: los payasos escuchan absortos un fragmento de "Una furtiva lágrima", por Luciano Pavarotti. La directora del circo les espeta en contrapunto su "cortitos", el discurso eficientista. Y el coro advierte que tras la sonrisa mansa algo puede estar en ebullición. Es una especie de editorial de esta edición de Vivitos y coleando.
La coreografía de Doris Petroni dibuja la música con el ligero movimiento de los cuerpos de payasos, traza figuras que podrían interpretarse como la escritura musical de la que emerge la música. El vestuario de Mónica Toschi se ofrece a una mirada de conjunto atractiva por demás, y permite a la vez detenerse en infinidad de detalles que son pinceladas que ilustran la irreverente, implacable negativa de Midón a someterse a convenciones mediocres. El elenco que acompaña al trío protagonista luce impecable y dan ganas de verlos actuar un poco más.
Piedra libre
Un ciclo a la medida de los más chiquitos

En junio se lanzará un circuito de once obras para la primera infancia en siete salas de Buenos Aires y el conurbano. Se presentarán para público de 8 meses a 3 años las obras de títeres Umpinino, del grupo El Bavastel, y Bichitos, de El Yeite, así como las que integran el repertorio del Proyecto Upa, dirigido por Gabriela Hillar y el grupo musical Patinetas en Banda, entre otros. Las salas que participarán en este proyecto son: Teatro Taller del Ángel (Palermo), Galpón Artístico de Caballito (Caballito), El Marechal (Villa Crespo), Foro de las Ciencias y las Artes (Vicente López), Arte 7 (Florida), Teatro Marcó Moreira (Tapiales) y Centro Cultural Espacios (Villa Ballester).

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