miércoles, 31 de mayo de 2017

ANÁLISIS ECONÓMICO

ESTEBAN OSCAR DOMECQ
 

Atrapados por el ciclo electoral
La economía argentina se encuentra transitando el segundo trimestre de 2017 con mucha ansiedad, esperando la llegada de la tan ansiada reactivación, los famosos “brotes verdes”, brotes que se han empezado a observar en algunos sectores, pero que en otros dista mucho de comenzar a aparecer.Es muy importante entender que la economía argentina se encuentra transitando un proceso de cambio de paradigmas económicos de fondo, de cambio de modelo económico de largo plazo. Este cambio condiciona el proceso de recuperación en función de una nueva estructura económica que se está modelando, de nuevas reglas de juego, de otras prioridades, de nuevas orientaciones, y claramente también, de nuevos ganadores y perdedores.
Considerar este contexto es muy importante a la hora de generar expectativas por parte de la gente y de los empresarios, y de entender cómo será esta nueva fase de recuperación.
¿Es de esperar que argentina se encamine en el corto plazo a una fase de crecimiento del tipo “tasas chinas” como sucedió en el periodo 2003-2007? Claramente no. Por qué el punto de partida es muy distinto, porque las posibilidades son otras, el mundo es otro y porque la propuesta política y la visión económica es otra.
¿Es de esperar que la reactivación económica se dé de manera homogénea en todos los sectores? Ciertamente no. Porque el cambio de modelo es una necesidad imperiosa de pasar de una economía artificialmente asistida que entró en una fase de agotamiento (modelo económico “K” plagado de subsidios y distorsiones, economía cerrada y alta intervención del sector ´público) hacia una economía más pro mercado, reglas de juego claras y transparentes, reducción de la intervención del estado y mayor apertura de la economía hacia el mundo. Este cambio de modelo, indefectiblemente conlleva un cambio en los sectores que motorizarán el crecimiento.
¿Se podría haber evitado esta normalización y profundizar el modelo anterior, evitando las consecuencias negativas de corto plazo? No. El modelo económico anterior, entró en su fase de agotamiento a partir del año 2011, cuando inició el segundo mandato de Cristina Fernández de Kirchner, y desde entonces ha lateralizado con alzas y bajas durante estos últimos seis años, muy condicionado por el ciclo electoral.
En los años impares, el estado estimulaba la demanda agregada vía incremento del gasto público para mejorar el resultado en las elecciones, lo que forjaba el crecimiento de la economía, pero a costa de un notable deterioro en las finanzas públicas con enormes consecuencias para la economía producto del incremento de la presión fiscal y de la inflación generada vía emisión monetaria para cerrar el déficit fiscal (gráfico a la derecha).
En los años pares se pagaban las consecuencias de este crecimiento artificial, y la economía se contraía producto de los ajustes y parches que se requerían realizar para poder seguir adelante. El modelo chocó contra esta realidad: no se puede expandir el gasto infinitamente sin que esto tengo enormes consecuencias para todos los agentes económicos.
¿Por qué resulta importante hacer esta aclaración en un análisis de mediano plazo de la situación económica? Básicamente porque la nueva política económica se encuentra con una gran disyuntiva en el corto plazo, que condiciona el largo plazo. Y esto es algo que concierne a todos: políticos, empresarios, sindicalistas, empleados y consumidores.
La alternativa uno sería priorizar el cortoplacismo, impulsar la economía vía mayor gradualismo en la normalización de las cuentas públicas, relajar los objetivos antiinflacionarios, apuntalar el factor social, para así de esta manera hacer foco en las elecciones legislativas de medio término, dejando en un segundo plano las cuestiones de fondo y de crecimiento de largo plazo.
La alternativa dos sería priorizar el largo plazo asumiendo mayores costos en el presente, no permitir que el factor electivo se priorice por sobre el proceso de normalización, pero asegurarnos de haber sentado las bases para un crecimiento sostenible en el tiempo, que permite a la Argentina escapar de la mediocridad y decadencia en la que nos encontramos desde hace ya muchos años.
​Dicho esto, dejo algunos interrogantes para que cada uno se responda a sí mismo: ¿A que habría que darle prioridad: al retorno al crecimiento o a ponerle fin a la inflación? ¿Se equivoca el BCRA a la hora de profundizar la política monetaria de metas de inflación para no dar tregua en su lucha contra este flagelo? ¿Se equivocan en el Ministerio de Hacienda al imponer un programa gradual de reducción del déficit de cuatro años? ¿Corregimos tarifas y subsidios económicos y el déficit fiscal o priorizamos el ingreso disponible de los consumidores? ¿El déficit fiscal en la transición la financiamos vía emisión monetaria, vía deuda externa o con una combinación de ambas?
¿Priorizamos el corto plazo o el largo? ¿Priorizamos la paz social o aceleramos la normalización económica? Hoy el debate entre los economistas y los profesionales esta dado en los dos extremos. Pero probablemente la mejor alternativa este en algún lugar del medio.

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