El sur también es sinónimo de sol y mar: un puñado de balnearios en Río Negro y Chubut, con aguas transparentes, escondidos entre médanos y acantilados, donde reina la tranquilidad
P. D.
@maxijonas
No hay palmeras, eso sí, pero en cuanto a la transparencia del agua, algunos tramos de la costa del mar Argentino no tienen nada que envidiarle al Caribe. Incluso tienen un plus, muy importante para esta temporada donde hay que seguir conviviendo con la pandemia: el espacio, algo que sobra en las inmensidades del Sur. Y si la idea es evitar concentraciones sin perderse la posibilidad de disfrutar del habitual combo veraniego sol+mar, las costas de Río Negro y Chubut son lo suficientemente extensas y diversas como para esconder algunos balnearios poco conocidos fuera de sus comarcas, ideales para disfrutar como alternativa a las estrellas locales: Puerto Madryn, Rada Tilly, El Cóndor y Las Grutas.
La Lobería (Río Negro). El Cóndor es el balneario de Viedma, de Carmen de Patagones, de Conesa y otras localidades del valle del Río Negro. Se llega por la RP 1, la única traza verdaderamente costera del país. Pasado el faro, el camino es de 30 km hasta La Lobería, en buenas condiciones y asfaltado. Desde lo alto del acantilado se puede observar las bandadas de loros que habitan la región y forman parte de la colonia más grande del mundo.
Finalmente se llega al balneario, un poco más grande que un mero caserío, pero que se precia de contar con servicios básicos de alojamiento con un par de posadas, comidas (almacén y restaurante) y guardavidas.
El pueblo está a más de 50 metros por encima de la playa, al pie del acantilado. Se accede por una bajada en la plataforma rocosa, donde los vecinos instalaron un pequeño riel con un motor que permite subir y bajar lanchas pero también a las personas que no se animan a la pendiente pronunciada para ingresar.
Este balneario debe su nombre a una colonia de lobos marinos vecina, la más grande del continente.
Bahía Creek (Río Negro). Este caserío puede aspirar al título de Balneario más pequeño del país. También es uno de los menos conocidos, incluso en la propia provincia. Hay que buscarlo al borde de un extenso campo de dunas, una especie de Sahara de bolsillo frente a las olas del golfo San Matías.
Los vientos juegan con las montañas de arena y avanzan frecuentemente sobre las pocas casas y sobre la ruta provincial 1. Bahía Creek cuenta con solo algunas decenas de casas. Su pequeñez se agiganta en la inmensa naturaleza patagónica. La playa, el campo de dunas o el horizonte: todo parece infinito. Desde las casas, se accede a la playa por un pasaje abierto en el acantilado.
Playa Magagna (Chubut). Al sur de Rawson y de su balneario Playa Unión, luego de haber cruzado el río Chubut cerca de su desembocadura, se llega hasta esta pequeña villa que lleva el nombre de un carpintero italiano que se instaló en el lugar hace un siglo. El balneario forma parte de la aglomeración de la capital de Chubut, aunque esté a poco más de 12 km. No tiene un verdadero casco sino que su ejido se estira a lo largo de la costa y las casas fueron construidas frente al océano, al reparo de bardas donde abundan fósiles de ostras y otros bivalvos. Los caminos son de arena y la urbanización es tan limitada como los servicios, pero hay varias opciones de alojamiento e incluso algunos comercios.
Playa Elola (Chubut). Al llegar a Camarones, luego de un largo desvío desde la RN 3, se tiene la sensación de haberse topado con el fin del mundo. No se puede hablar de cuadras y las casas están esparcidas frente a una bahía y su puerto, en algún rincón de costa barrido por los vientos. Para llegar a la playa hay que ir en dirección al sur y el Cabo Dos Bahías por la ruta 1. A los pocos kilómetros, la naturaleza preparó varias opciones, todas agrestes.
Playa Elola es la preferida de los lugareños aunque no tenga ningún servicio. Es ideal para quien busca grandes espacios y una paz absoluta. Se presta a la pesca y al pulpeo. Está además en camino hacia el paraíso natural de la reserva provincial Cabo Dos Bahías, donde se encuentra la segunda pingüinera más grande de la Patagonia argentina.
Playa Tranquila (Chubut). Algunos sitios merecen su nombre mejor que otros, como esta playa al reparo de una pequeña punta rocosa. Se encuentra a unos 20 km del centro de Comodoro. Sin construcciones a la vista, se llega por un camino de ripio desde la pequeña Caleta Córdova (sí, con v, aunque también se suele ver escrito con b), un conjunto de casas al costado de una bahía que tiene cierto aire de perpetuas vacaciones. Es un polo gastronómico para los comodorenses, ya que tiene varias opciones de establecimientos especializados en pescados y mariscos
@maxijonas
No hay palmeras, eso sí, pero en cuanto a la transparencia del agua, algunos tramos de la costa del mar Argentino no tienen nada que envidiarle al Caribe. Incluso tienen un plus, muy importante para esta temporada donde hay que seguir conviviendo con la pandemia: el espacio, algo que sobra en las inmensidades del Sur. Y si la idea es evitar concentraciones sin perderse la posibilidad de disfrutar del habitual combo veraniego sol+mar, las costas de Río Negro y Chubut son lo suficientemente extensas y diversas como para esconder algunos balnearios poco conocidos fuera de sus comarcas, ideales para disfrutar como alternativa a las estrellas locales: Puerto Madryn, Rada Tilly, El Cóndor y Las Grutas.
La Lobería (Río Negro). El Cóndor es el balneario de Viedma, de Carmen de Patagones, de Conesa y otras localidades del valle del Río Negro. Se llega por la RP 1, la única traza verdaderamente costera del país. Pasado el faro, el camino es de 30 km hasta La Lobería, en buenas condiciones y asfaltado. Desde lo alto del acantilado se puede observar las bandadas de loros que habitan la región y forman parte de la colonia más grande del mundo.
Finalmente se llega al balneario, un poco más grande que un mero caserío, pero que se precia de contar con servicios básicos de alojamiento con un par de posadas, comidas (almacén y restaurante) y guardavidas.
El pueblo está a más de 50 metros por encima de la playa, al pie del acantilado. Se accede por una bajada en la plataforma rocosa, donde los vecinos instalaron un pequeño riel con un motor que permite subir y bajar lanchas pero también a las personas que no se animan a la pendiente pronunciada para ingresar.
Este balneario debe su nombre a una colonia de lobos marinos vecina, la más grande del continente.
Bahía Creek (Río Negro). Este caserío puede aspirar al título de Balneario más pequeño del país. También es uno de los menos conocidos, incluso en la propia provincia. Hay que buscarlo al borde de un extenso campo de dunas, una especie de Sahara de bolsillo frente a las olas del golfo San Matías.
Los vientos juegan con las montañas de arena y avanzan frecuentemente sobre las pocas casas y sobre la ruta provincial 1. Bahía Creek cuenta con solo algunas decenas de casas. Su pequeñez se agiganta en la inmensa naturaleza patagónica. La playa, el campo de dunas o el horizonte: todo parece infinito. Desde las casas, se accede a la playa por un pasaje abierto en el acantilado.
Playa Magagna (Chubut). Al sur de Rawson y de su balneario Playa Unión, luego de haber cruzado el río Chubut cerca de su desembocadura, se llega hasta esta pequeña villa que lleva el nombre de un carpintero italiano que se instaló en el lugar hace un siglo. El balneario forma parte de la aglomeración de la capital de Chubut, aunque esté a poco más de 12 km. No tiene un verdadero casco sino que su ejido se estira a lo largo de la costa y las casas fueron construidas frente al océano, al reparo de bardas donde abundan fósiles de ostras y otros bivalvos. Los caminos son de arena y la urbanización es tan limitada como los servicios, pero hay varias opciones de alojamiento e incluso algunos comercios.
Playa Elola (Chubut). Al llegar a Camarones, luego de un largo desvío desde la RN 3, se tiene la sensación de haberse topado con el fin del mundo. No se puede hablar de cuadras y las casas están esparcidas frente a una bahía y su puerto, en algún rincón de costa barrido por los vientos. Para llegar a la playa hay que ir en dirección al sur y el Cabo Dos Bahías por la ruta 1. A los pocos kilómetros, la naturaleza preparó varias opciones, todas agrestes.
Playa Elola es la preferida de los lugareños aunque no tenga ningún servicio. Es ideal para quien busca grandes espacios y una paz absoluta. Se presta a la pesca y al pulpeo. Está además en camino hacia el paraíso natural de la reserva provincial Cabo Dos Bahías, donde se encuentra la segunda pingüinera más grande de la Patagonia argentina.
Playa Tranquila (Chubut). Algunos sitios merecen su nombre mejor que otros, como esta playa al reparo de una pequeña punta rocosa. Se encuentra a unos 20 km del centro de Comodoro. Sin construcciones a la vista, se llega por un camino de ripio desde la pequeña Caleta Córdova (sí, con v, aunque también se suele ver escrito con b), un conjunto de casas al costado de una bahía que tiene cierto aire de perpetuas vacaciones. Es un polo gastronómico para los comodorenses, ya que tiene varias opciones de establecimientos especializados en pescados y mariscos
http://indecquetrabajaiii.blogspot.com.ar/. INDECQUETRABAJA
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