lunes, 30 de enero de 2017

DEPORTE, COLOR Y PREJUICIOS

INVESTIGADOR, DR. RICARDO "EL MORDAZ"·


Althea Gibson y Mary Teran de Weiss

Este artículo quiere rendir homenaje a dos deportistas mujeres que llegaron a la cúspide de sus carreras, luchando contra prejuicios raciales una, y la otra contra la persecución política. Se trata de dos formidables tenistas: Althea Gibson y Mary Terán de Weiss. Solo 9 años de diferencia había entre ambas, una vivó en Estados Unidos y la otra en Argentina, la primera tuvo que luchar contra el prejuicio racial de su país y la segunda terminó sucumbiendo ante una dictadura.
Althea Gibson
Es sabido que los afroamericanos son ciudadanos de segunda clase en Estados Unidos, o si lo queremos decir en otros términos, les cuesta el doble o el triple de esfuerzo para alcanzar los mismos objetivos que sus conciudadanos blancos. Sin embargo, en materia de deportes estos obstáculos se diluyen, predominando grandes estrellas negras en el boxeo, el básquet y en las distintas disciplinas que conforman los juegos olímpicos. Pero existen excepciones y una de ellas es el tenis, o al menos así ocurría durante la primera mitad del siglo XX.
En Estados Unidos, el tenis es un deporte elitista y aquí en Argentina también, aunque quizás en un grado algo menor.
Althea Gibson nació en un pueblo de South Carolina y sus padres trabajaban en las plantaciones de algodón, así que podemos imaginar el grado de pobreza de la vivienda en que vivía ella junto a otros cuatro hermanos. La situación se agravó durante la gran depresión que golpeó a la economía del país del norte, haciendo estragos en los estados sureños. La familia se trasladó a Harlem y Althea con sus tres años y los ojos abiertos de asombro asimilaba la vorágine neoyorquina tan distinta a la plácida existencia de donde venía.


Althea Gibson (1927-2003)
De pequeña, Althea evidenció su pasión y habilidad para los deportes, pero el que más le gustaba era el tenis paddle que se jugaba en la cuadra de su casa a horas determinadas donde el espacio era cerrado para el tráfico. Su destreza fue captada por Buddy Walker, un músico popular de Harlem, quién impresionado le compró dos raquetas y la introdujo en torneos locales.
Un año más tarde Althea ya era una fuerza imparable en el circuito afro, pero no podía salir de esa especie de gueto del tenis. Los grandes torneos eran exclusividad de los blancos. Fue entonces que surgió una denuncia de la famosa ex tenista Alice Marble quien públicamente reclamó que una jugadora de la calidad de Althea y probadas credenciales obtenidas en el circuito afro, debía ser incluida en Wimbledon y en el Abierto de Estados Unidos. La respetada voz de Marble hizo eco en las instituciones deportivas y finalmente en 1950 la figura alta y esbelta de Althea pisó por primera vez el polvo de ladrillo de los grandes torneos.
A los 24 años ganó su primer título internacional: el Caribbean Championships en Jamaica y se volvió tapa en la sección deportiva de los diarios. Amedrentaba a sus oponentes con la potencia de sus drives tanto de derecha como de zurda.
En 1956 ganó el primer Grand Slam, el doble de Wimbledon y un año después ganó el campeonato mundial de tenis. La Copa se la entregó la Reina de Inglaterra Isabel II y en esa oportunidad Althea dijo: “He recorrido un largo camino desde los tiempos en que tenía que viajar en los asientos del fondo de los ómnibus”. Sin embargo, cada tanto le hacían sentir que era una advenediza, como obligarla a realizar análisis genéticos para demostrar que era mujer o exagerar con ella las pruebas antidopping.
De más está decir, que sin proponérselo, Althea se había convertido en la imagen del “yo puedo” para el mundo negro, especialmente en el deporte que la idolatraba. Como resultado de los torneos, mejoró su situación económica y los estantes de su hogar se colmaron de copas, trofeos y medallas. Fue tapa de diarios y revistas donde su figura era encabezada por títulos como; “la atleta femenina del año”, “la numero 1 entre las mujeres” y la primera mujer negra retratada en las tapas de las revistas Sport Illustrated y Times.

Primer rostro de una negra en la revista Times (1957)
En 1958, a la edad de 31 años, Althea se retiró del tenis y participó en el comité organizador de instituciones deportivas y como miembro de asociaciones de tenis. A semejanza del fútbol y del tenis actual, donde las primeras figuras ganan suculentas sumas de dinero en cada partido, las publicidades y el merchandising, durante los años en que Althea fue primera figura en su género, no había premios económicos para los ganadores. Esto motivó que la última década de su vida la encontró agobiada por la pobreza hasta la edad de 76 años en que falleció.
Pese a las décadas transcurridas, Serena Williams la segunda afroamericana en ganar el US Open, no ha podido escapar a las agresiones racistaa a que la tienen acostumbrada en los estadios. Refiriéndose a Althea, ella manifestó: “Mujeres como Althea Gibson abrieron muchas puertas para mí. Yo simplemente estoy abriendo la próxima puerta para la siguiente”.


Mary Terán de Weiss
Mary Terán de Weiss, fue la primera tenista argentina que alcanzó los primeros planos del tenis mundial. Disputó 1.100 partidos internacionales de tenis, de los que ganó 832 y de estos triunfos, 28 fueron certámenes internacionales.
Fue número uno de la Argentina en 1941, 1944, 1946, 1947 y 1948. Ganó dos medallas de oro y una de bronce en los Primeros Juegos Deportivos Panamericanos. En 1951, era considerada entre las mejores veinte tenistas del mundo.

Mary Teran De Weiss (1918-1984)
Su belleza y atrevimiento para la indumentaria de la época la convirtieron en una deportista seductora. Así fue como encantó a Haroldo Weiss, su compañero, con quien se casó en 1943 y luego se afilió al peronismo. En el movimiento buscó difundir el tenis, deporte que era exclusividad de la elite a mediados de siglo. Su militancia la llevó a asumir como jefa de los Campos Deportivos Municipales en 1952 y de la mano de la Fundación Eva Perón consiguió los insumos necesarios para la enseñanza del juego. Por entonces, ignoraba que esa sería su perdición.

Con la instalación en 1955 de la dictadura militar, quedó frustrado el objetivo de sacar al tenis del círculo clasista en que se hallaba. Habría que esperar hasta la llegada de Guillermo Vilas, quién estableció un antes y un después en este deporte y lo abrió al resto de la sociedad.
Cuando el gobierno de Perón fue derrocado, Mary estaba jugando las finales del Abierto de Alemania. Intervenida la Asociación Argentina de Tenis, las nuevas autoridades argentinas, con Enrique Morea a la cabeza, enviaron un telegrama a la Federación Internacional de Tenis para que no la dejara participar más en sus torneos. La solicitud tenía mucho tufo a persecución política y la institución rechazó el pedido y le permitió a Mary seguir jugando, pero su vida como deportista había llegado a su fin.
Mary se fue exiliada a España, donde le concedieron la carta de ciudadanía y en poco tiempo llegó a la cima del ranking de ese país, mientras el acoso desde Buenos Aires no disminuía ni siquiera a la distancia. Regresó a la Argentina en agosto de 1959 y siguió sufriendo un boicot sin precedentes.
Durante décadas permaneció ignorada por el Estado, los medios de comunicación y las organizaciones deportivas hasta que víctima de un cuadro depresivo se suicidó en 1984, a los 66 años.
En 2007 con la decisión de la Legislatura de la Ciudad de Buenos Aires se decidió denominar Estadio Mary Terán de Weiss, a las instalaciones de tenis construidas en el Parque Roca de esa ciudad.

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