lunes, 23 de enero de 2017

CREATIVIDAD


Claves para ser creativos: ser un poco obsesivos, estar relajados y…
Jorge Luis Borges reflexionó sobre el valor de la creatividad poética en una conferencia de 1983 en el Collège de France. Podría resultarnos sorprendente que las ideas centrales que guiaron estas consideraciones del último Borges estuvieran ligadas a la memoria, a la emoción y, sobre todo, al futuro. 


Claro que Borges no fue el único en indagar sobre este tema. La fascinación por la creatividad fue una constante de siglos. Como sabemos, los antiguos griegos creían que la inspiración provenía de las musas. Durante la Edad Media, los filósofos distinguieron la creatividad artística de otros tipos de ingenio. Se pensaba que la creatividad era una habilidad única propia de ciertas personas elegidas. En la actualidad, entendemos que el talento creativo existe en todos los aspectos de la vida y es parte fundamental de todas las profesiones. También sabemos que, como cada aspecto de la experiencia humana, la creatividad se origina en el cerebro. Es por eso que las neurociencias están intentando estudiar las bases biológicas de este fenómeno.
En términos generales, se considera creativo todo aquello que presente una visión novedosa sobre un problema dado. Muchas veces ese problema puede ser la forma en que representamos el mundo o la construcción de uno nuevo.

 Así es como se asocia la labor artística con la creatividad. El arte es un rasgo distintivamente humano, y quizás pueda dar cuenta de una parte significativa de la evolución del cerebro.
Ninguno de los grandes creadores tuvo una idea genial sin haberle destinado muchísimo tiempo previo a pensamientos profundos y obsesivos sobre un tema determinado. De hecho, hay más relación entre obsesión y creatividad que entre coeficiencia intelectual y creatividad. En términos de creatividad, la inspiración es para aficionados.
Muchos creativos reportan que tienen ideas nuevas cuando no están pensando en nada. Sólo porque uno no esté concentrado en algo no quiere decir que el cerebro no está trabajando con la información adquirida previamente. Justamente los momentos de relajación serían los mejores para crear. El sueño (en el cual, entre otras funciones, se repasan los eventos del día) también es un estado que facilita la creatividad. Durante el sueño hay actividades cerebrales similares a las que existen en períodos de creatividad. Es famosa la anécdota de Paul McCartney que cuenta que soñó una noche de 1964 la melodía de Yesterday. Por la mañana, la cantó bajito y así la escribió.
Existen básicamente dos maneras de resolver problemas: una manera lógica (pensamiento lento y repetitivo) y una manera intuitiva. La actividad cerebral que se ve antes de que las personas resuelvan un problema con intuición es la activación de las áreas de imaginación y de asociación. Al concentrarnos en encontrar una idea novedosa, no permitimos que trabajen en forma intensa las áreas que hacen nuevas asociaciones en el cerebro. Cuando se realiza el acto creativo, el cerebro estaría en un estado oscilatorio. Se usa el término “oscilación” o “actividad oscilatoria” para referirse a las fluctuaciones rítmicas de un grupo neuronal o de una región de la corteza cerebral y también al patrón de descarga rítmico de una neurona o un grupo neuronal.

 La actividad oscilatoria posibilita la sincronización entre grupos neuronales de la misma área cortical o de áreas distantes entre sí que intervienen en una acción motora, tarea cognitiva o perceptiva.
El equipo de investigadores de la Universidad de McGill, en Montreal, escaneó el cerebro del músico inglés Sting a través del resonador magnético funcional para observar qué partes de su cerebro estaban activas cuando improvisaba mentalmente una melodía original. Lo llamativo de los resultados fue la gran activación global de su cerebro. El proceso de creatividad claramente depende de una red muy compleja de nuestro cerebro.
Todo esto explica que para ser creativo hay que estar preparado, ser un poco obsesivo, un poco loco (aunque no mucho), entender el problema de manera simple, ser valiente, estar dispuesto a equivocarse y, como dijimos, estar relajado.
Claro que existe una carga genética que predispone al talento creativo. Sin embargo, es el factor sociocultural el que juega un rol crucial, pues el acceso a experiencias de distinta naturaleza remodela las conexiones cerebrales necesarias para generar las soluciones innovadoras que resultan de este pensamiento divergente. El contexto y los factores sociales pueden estimular (o no) la explosión de creatividad.
La llamada “economía creativa” o “industria creativa” es un factor de inmenso desarrollo. Este concepto abarca esencialmente la industria cultural (arte, entretenimiento, diseño, arquitectura, publicidad, gastronomía) y la economía del conocimiento (educación, investigación y desarrollo, alta tecnología, informática, telecomunicaciones, robótica, nanotecnología). La creatividad humana es uno de los mayores recursos para las economías, ya que la principal riqueza de un país es su capital humano.


En la conferencia de 1983, Borges dijo también que la creatividad está ligada a la adversidad: “La felicidad es un fin en sí mismo y no exige nada, mientras que el infortunio debe ser transformado en otra cosa”. Al seguir este razonamiento, podemos pensar que la mayor potencialidad que tenemos como comunidad es, justamente, eso: el reconocimiento de la carencia y de los recursos para transformarla en virtud; la memoria para aprender y la pasión para movilizarnos; y, por supuesto, la búsqueda obstinada de la solución. La creatividad resultará, entonces, nuestro recurso más valioso para construir ese futuro deseado.

F. M. 

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