Tal vez no sea el signo más famoso pero detrás de él se esconde una alucinante historia sobre su origen.Esos dos importantes puntitos que se ubican sobre las vocales para que los sinvergüenzas y los pingüinos cobren sentido, conforman la humilde diéresis, que en la lengua española sólo se utiliza sobre la letra “u” y única y exclusivamente en las sílabas “gue” y “gui”.
La diéresis aparece para indicar que la “u” se tiene que pronunciar, ya que no es lo mismo decir piragüismo que piraguismo, ni tampoco suena de la misma manera si decimos a los nacidos en Nicaragua, nicaraguenses o nicaragüenses.
El nombre de diéresis viene del latín (diaerĕsis), que a su vez deriva del griego y significa división, separación. El origen de estos dos puntitos se remonta a la antigüedad.
“En la ortografía castellana la diéresis existe desde siempre. En la ortografía del Renacimiento ya aparece”, aseguró el lingüista español Salvador Gutiérrez Ordóñez, catedrático de Lingüística General en la Universidad de León y miembro de la Real Academia Española (RAE).
Ordóñez, cuenta que la transformación más importante que sufrió la diéresis fue en 1815, cuando en la octava edición de la Ortografía la RAE decidieron que la letra Q, que siempre se usa en la secuencia QU, sólo se podría utilizar junto con las letras E o I, formando de ese modo la sílaba QUE o QUI. Este cambio, afectó a la diéresis, porque hasta ese momento en algunas palabras, la QU se podía usar con otras vocales. De esta forma, en lugar de “cuando” se escribía “quando”, y el número “cuatro” era “quatro”.
El dilema apareció cuando “QU” iba seguido de la letra E o I y era necesario indicar que la letra U se tenía que pronunciar. En ese caso, aparecía la diéresis, como sucedía por ejemplo con freqüencia, cinqüenta, qüidado, qüerpo, seqüencia. Sin embargo, luego de varios años se estableció que todas esas palabras se debían de escribir con CU, lo cual redujo la aparición de la diéresis.
“Algunos poetas la emplean en sus versos para romper un diptongo y separar de ese modo en dos sílabas lo que en principio era una. Es un uso por razones de métrica”, explicó Salvador Gutiérrez.
Fray Luis de León usaba justo de ese modo la diéresis. “¡Qué descansada la vida / la del que huye del mundanal rüido, /y sigue la escondida…”, escribió el místico en uno de sus poemas. Y ese “rüido” escrito así, con diéresis, significa que la palabra se debe de pronunciar deshaciendo el diptongo, como ru-i-do.
En español, el uso de la diéresis tiene fines poéticos pero, en francés, se utiliza para señalar que dos vocales juntas, que formarían un sonido único, deben de leerse separadamente. Por otro lado, “en idiomas germánicos, sobre todo en alemán, la diéresis tiene una función distinta. El alemán es una lengua que tiene vocales labializadas, es decir, vocales que para pronunciarlas hay que alargar los labios. Cuando una vocal lleva en alemán esa diéresis significa que es labializada”, señala Salvador Gutiérrez.
Además de la dificultad que provoca la diéresis, el ciberlenguaje, que nació de la mano de los mensajes de texto y los chats, provoca un cambio en la escritura ya que suelen no utilizar los signos ortográficos. “Muchos jóvenes escriben sus mensajes de texto sin acentos, así que imagínese cuántos utilizan la diéresis… Yo sin embargo los uso, y animo a todo el mundo a hacerlo, no se tarda nada en ponerlos”, explicó Salvador Gutiérrez y agregó que, “en la escritura electrónica puede que se emplee cada vez menos, pero en el resto de soportes se seguirá empleando porque tiene una función importante”.
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