jueves, 18 de mayo de 2017

HISTORIAS DE VIDA


NASA
En la secundaria N° 4 de Tapiales, todos los días los alumnos envían datos a la agencia aeroespacial; es la única institución pública del país que integra ese programa mundial


Vilma Gómez, Malena Zanni y Antonela Gómez, en la terraza de la escuela
 En la terraza de una escuela de La Matanza hay una estación meteorológica. Cada día, a las 15, cuando el satélite Aqua atraviesa este cielo, tres adolescentes miran hacia arriba, debaten y anotan el estado de las nubes, la temperatura, la presión atmosférica y la humedad. Después, su profesor envía esos datos a la Administración Nacional de la Aeronáutica y del Espacio (NASA, por sus siglas en inglés).
Ésta es la postal que se repite los días de clases en la Escuela de Educación Secundaria N°4 Dr. Eduardo Acevedo, de Tapiales. Allí, desde hace casi tres años, se dicta un taller de meteorología que forma parte del proyecto Students Cloud Observation On-Line (S'cool) de la NASA.
El contacto entre una escuela pública de La Matanza y la agencia aeroespacial surgió por la curiosidad de un profesor de Historia.
Un día, Norberto Pugliese decidió aprender sobre meteorología. Se anotó en un curso que le gustó tanto que quiso compartirlo con sus alumnos. En medio de sus lecturas, llegó hasta la página web de la NASA. Y allí descubrió el proyecto S'cool.
Así, convirtió su escuela, en la que él mismo estudió y ahora enseña, en la única escuela pública de la Argentina en formar parte de las 4000 instituciones de 80 países, entre colegios, universidades y clubes de ciencia, que envían reportes periódicos sobre el estado de las nubes a la NASA.


Del taller se desprendió lo que llamaron el "Proyecto Educativo Aeroespacial Meteorológico Globo Sonda Tapiales", que tuvo su hito el 3 de octubre de 2015, cuando un grupo de alumnos lanzaron un globo a la estratosfera. En ese momento, lograron obtener información en tiempo real del espacio y capturar imágenes a través de las cámaras instaladas a bordo de uno de los módulos de vuelo.
Malena Zanni muestra las imágenes en un video que subió a YouTube la hija del profesor con las tomas de una de las cámaras que viajó, junto con el globo, al espacio. Aunque haya pasado ya más de un año, sigue sorprendida. Dice que la escuela la salvó. "Yo me portaba como Bart Simpson", cuenta y sonríe.
"Cirrocúmulo", "cirroestrato", "cumulonimbus" y "nimbostratus". Malena Zanni, Vilma Gómez y Antonela Gómez hablan de esos conceptos como si dijeran: "geografía", "lengua" y "matemáticas". Ahora tienen 16 años, pero se sumaron al proyecto del profesor cuando tenían 13.
Fue un día de 2013 que Pugliese recorrió las aulas de esta escuela con más de 1400 alumnos. Quería proponer un taller extracurricular, en el que no se calificaría a los estudiantes, y donde aprenderían sobre meteorología. En ese momento se entusiasmaron casi 30 alumnos con el taller, pero después algunos dejaron, otros egresaron, y quedaron ahora ellas. Malena no estaba ese día. Pero le contaron y le gustó mucho la idea. Entonces fue a hablar con el profesor, que le dijo que no había cupo. Ella insistió y se anotó. De meteorología no sabía nada.
La inquietud de Pugliese surgió por un curso que hizo por fuera de la escuela y que no se relacionaba en nada con las clases de Historia o de Política y Ciudadanía que dictaba.
Primero les enseñó a hacer las mediciones y a usar el pluviómetro. Después aprendieron a diferenciar los tipos de nubes. Malena dice que en ese momento tenían 13 años y que no le prestaba mucha atención al profesor. Pero, ahora, sabe todo con precisión y lo cuenta entusiasmada en el medio del griterío del recreo.
"Siempre hay que mirar para arriba, no para el horizonte", dice Antonela en la terraza de la escuela. Vilma -que era la definía por la directora como una chica introvertida- ahora explica segura que deben tomar los datos en el momento exacto en el que pasan dos satélites.
Por la calidad y precisión de la información que recolectan cada día, las alumnas estuvieron en el ranking de oro y plata de la NASA.
El Aqua y el Terra son dos satélites de la agencia aeroespacial. Uno pasa a la mañana y otro, a la tarde. En el preciso momento en que cruzan cielo, las alumnas toman los datos. Cuando están en clases, se les permite retirarse para subir a la terraza, observar y anotar.
"Para nosotros es una bomba: tener un taller así en una escuela pública es buenísimo", dice Malena. "Queríamos que los chicos hicieran el trabajo de meteorólogos, que pudieran experimentar como verdaderos científicos", apunta Pugliese.
Cincuenta años dedicados a la enseñanza
La Escuela de Educación Secundaria N°4 Dr. Eduardo Acevedo queda en la localidad de Tapiales, partido de La Matanza, a 22 kilómetros del Obelisco. En ese establecimiento, 1429 alumnos, en 56 divisiones, estudian en los turnos mañana y tarde.
Los estudiantes pueden elegir entre cuatro modalidades en los cursos superiores del nivel medio: Sociales, Naturales, Economía y Educación Física. Ésta es una de las cuatro escuelas públicas de La Matanza con esta última orientación.
A la escuela llegan alumnos provenientes de los barrios aledaños y de zonas más alejadas de ese partido y de su vecino, Lomas de Zamora.
El año pasado el establecimiento cumplió 50 años. Su directora, Ana Abraham, fue docente de madres, padres y hasta abuelas de los alumnos que actualmente cursan allí el secundario. Entre los talleres extracurriculares que se dictan, además del de meteorología, hay teatro, murales y natación. En la terraza cubierta de aluminio, desde donde se ven otra escuela y los techos de las casas, está la estación meteorológica.
R. M.

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