Martín Lutero. Renegado y profeta, de Lyndal Roper
Lutero, a cinco siglos de la Reforma
En el otoño de 1517 Martín Lutero era un monje agustino de 33 años, vicario provincial de su orden y catedrático de Sagradas Escrituras en la Universidad de Wittenberg. Como profesor, estaba al día con las novedades tecnológicas y académicas. Cuando tuvo que explicar la Epístola de san Pablo a los Romanospidió al impresor de la universidad ejemplares con márgenes anchos, para que sus alumnos anotaran las correcciones que los humanistas Lefèvre d'Étaples y Erasmo de Rotterdam habían hecho a la vieja traducción de san Jerónimo. Su propia traducción al alemán de los Salmos se basaba en la versión del gran hebraísta Johannes Reuchlin. El grupo de jóvenes profesores al que pertenecía se congratulaba de que los estudiantes se interesaran por la Biblia y los primeros padres de la Iglesia, y desertaran de las clases en que se enseñaba la doctrina escolástica.
En este clima entusiasta de regreso a las fuentes evangélicas, el 31 de octubre de 1517, Lutero dio a conocer una serie de afirmaciones que discutían la eficacia de las indulgencias para obtener la remisión de los pecados. Los alcances del gesto, que en su origen buscaba provocar un debate académico, convirtieron la fecha de divulgación de las tesis en el inicio simbólico de la Reforma protestante. En 1531 la mitad de Alemania se había convertido al cristianismo evangélico, seguida de cerca por toda Escandinavia. Poco después, se delineaban las otras dos grandes tradiciones protestantes: en 1534 la Iglesia de Inglaterra se separó de Roma y en 1536 Juan Calvino publicó La institución de la religión cristiana en Basilea.
La explicación de un fenómeno religioso no se reduce a causas histórico-económicas. Lyndal Roper, profesora de Historia Moderna en la Universidad de Oxford y aplomada escritora, tiene la inteligencia de saberlo. En su espléndida biografía Martín Lutero. Renegado y profeta, Roper aborda la vida y la obra del reformador desde varias perspectivas, sin sacar conclusiones definitivas. Describe con detalle la compleja sociedad en la que se desarrolla Lutero, donde estructuras feudales se combinan con la explotación minera, los beneficios derivados de la posesión de reliquias y el crecimiento de las empresas financieras. Una hilera de personajes clave toma vida a través de anécdotas: la habilidad para los negocios de Cranach, la reticencia del reformador Felipe Melanchton a casarse o la inclinación por la ropa lujosa de Andreas Karlstadt, amigo, colaborador y luego adversario de Lutero. Las relaciones sociales de producción y las varias biografías individuales se integran en un amplio panorama que abarca más de medio siglo y en el que se desarrolla una serie de acontecimientos que transformaron a Europa y a nuestra cultura. Algunos, como el auge de la imprenta y la consolidación de los Estados nacionales, contribuyeron a cimentar la Reforma; otros, como el canto colectivo en los servicios religiosos o la educación pública y obligatoria, son consecuencia de ella.
A pesar de que a menudo se relaciona la Reforma con la Edad Moderna, Lutero, concluye Roper, no era "actual". La empatía con su objeto de estudio, que no esquiva los rasgos desagradables de su ideología (por ejemplo, el antisemitismo), es un mérito no menor del libro. Valiente, arrogante, compasivo y pendenciero, Lutero nunca vaciló en la fe. La convicción detrás de su rechazo del sistema de indulgencias era que la distancia entre Dios y el ser humano es infinita y que sólo la gracia divina, hecha carne en la persona del Hijo, puede redimir al hombre del pecado en que vive, si éste acepta el Evangelio por medio de la fe. Más allá de toda consecuencia social y cultural, el verdadero legado de Lutero se resume en la expresión "Sólo la gracia, sólo la fe, sólo la Palabra, sólo Cristo". La capacidad de comprender este hecho sin reducirlo a las condiciones materiales en que surgió es el sello distintivo que completa esta introducción vívida y profunda a la vida del reformador, a su época y a su teología.
MARTÍN LUTERO. RENEGADO Y PROFETA
Por Lyndal Roper
Taurus. Trad.: S. Chaparro. 622 págs., $ 469
P. P. E.
En este clima entusiasta de regreso a las fuentes evangélicas, el 31 de octubre de 1517, Lutero dio a conocer una serie de afirmaciones que discutían la eficacia de las indulgencias para obtener la remisión de los pecados. Los alcances del gesto, que en su origen buscaba provocar un debate académico, convirtieron la fecha de divulgación de las tesis en el inicio simbólico de la Reforma protestante. En 1531 la mitad de Alemania se había convertido al cristianismo evangélico, seguida de cerca por toda Escandinavia. Poco después, se delineaban las otras dos grandes tradiciones protestantes: en 1534 la Iglesia de Inglaterra se separó de Roma y en 1536 Juan Calvino publicó La institución de la religión cristiana en Basilea.
La explicación de un fenómeno religioso no se reduce a causas histórico-económicas. Lyndal Roper, profesora de Historia Moderna en la Universidad de Oxford y aplomada escritora, tiene la inteligencia de saberlo. En su espléndida biografía Martín Lutero. Renegado y profeta, Roper aborda la vida y la obra del reformador desde varias perspectivas, sin sacar conclusiones definitivas. Describe con detalle la compleja sociedad en la que se desarrolla Lutero, donde estructuras feudales se combinan con la explotación minera, los beneficios derivados de la posesión de reliquias y el crecimiento de las empresas financieras. Una hilera de personajes clave toma vida a través de anécdotas: la habilidad para los negocios de Cranach, la reticencia del reformador Felipe Melanchton a casarse o la inclinación por la ropa lujosa de Andreas Karlstadt, amigo, colaborador y luego adversario de Lutero. Las relaciones sociales de producción y las varias biografías individuales se integran en un amplio panorama que abarca más de medio siglo y en el que se desarrolla una serie de acontecimientos que transformaron a Europa y a nuestra cultura. Algunos, como el auge de la imprenta y la consolidación de los Estados nacionales, contribuyeron a cimentar la Reforma; otros, como el canto colectivo en los servicios religiosos o la educación pública y obligatoria, son consecuencia de ella.
A pesar de que a menudo se relaciona la Reforma con la Edad Moderna, Lutero, concluye Roper, no era "actual". La empatía con su objeto de estudio, que no esquiva los rasgos desagradables de su ideología (por ejemplo, el antisemitismo), es un mérito no menor del libro. Valiente, arrogante, compasivo y pendenciero, Lutero nunca vaciló en la fe. La convicción detrás de su rechazo del sistema de indulgencias era que la distancia entre Dios y el ser humano es infinita y que sólo la gracia divina, hecha carne en la persona del Hijo, puede redimir al hombre del pecado en que vive, si éste acepta el Evangelio por medio de la fe. Más allá de toda consecuencia social y cultural, el verdadero legado de Lutero se resume en la expresión "Sólo la gracia, sólo la fe, sólo la Palabra, sólo Cristo". La capacidad de comprender este hecho sin reducirlo a las condiciones materiales en que surgió es el sello distintivo que completa esta introducción vívida y profunda a la vida del reformador, a su época y a su teología.
MARTÍN LUTERO. RENEGADO Y PROFETA
Por Lyndal Roper
Taurus. Trad.: S. Chaparro. 622 págs., $ 469
P. P. E.
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