El cambio climático está incrementando el riesgo de enfermedades
Lo advirtió la directora de la Organización Panamericana de la Salud en Ecuador, donde se realizó una reunión regional sobre la cobertura universal
Las inundaciones afectan a la Argentina.
Hace un mes, la cumbre mundial del clima abrió en Bonn, Alemania, con un llamado de atención a los gobiernos y la sociedad civil: los "síntomas" del cambio climático son evidentes desde hace años, mientras que sus efectos en la salud humana y del planeta son peores que lo conocido.
El consorcio de 24 centros académicos del mundo que lanzó esa advertencia a través del informe The Lancet Countdown definió este fenómeno como "un conjunto de presiones sobre la vivienda, la seguridad alimentaria y del agua, la pobreza y los factores esenciales para la buena salud. La adaptación tiene sus límites y es mejor prevenir que curar para evitar efectos potencialmente irreversibles".
Esta semana, la directora de la Organización Panamericana de la Salud (OPS) fue más allá al afirmar que "el cambio climático está incrementando el riesgo de enfermedades". Fue durante la última jornada de una reunión regional en Ecuador sobre la cobertura universal de salud.
Hace un mes, la cumbre mundial del clima abrió en Bonn, Alemania, con un llamado de atención a los gobiernos y la sociedad civil: los "síntomas" del cambio climático son evidentes desde hace años, mientras que sus efectos en la salud humana y del planeta son peores que lo conocido.
El consorcio de 24 centros académicos del mundo que lanzó esa advertencia a través del informe The Lancet Countdown definió este fenómeno como "un conjunto de presiones sobre la vivienda, la seguridad alimentaria y del agua, la pobreza y los factores esenciales para la buena salud. La adaptación tiene sus límites y es mejor prevenir que curar para evitar efectos potencialmente irreversibles".
Esta semana, la directora de la Organización Panamericana de la Salud (OPS) fue más allá al afirmar que "el cambio climático está incrementando el riesgo de enfermedades". Fue durante la última jornada de una reunión regional en Ecuador sobre la cobertura universal de salud.
"Las personas no sólo mueren, sino que enferman, lo que aumenta la demanda en los servicios sanitarios. Esto es un reto que debemos enfrentar", aseguró Carissa Etienne en la cumbre de Quito, de la que participó una delegación argentina.
En línea con el informe de hace un mes de The Lancet, Etienne dijo que, cada año, en el mundo mueren unos 12,6 millones de personas por factores de riesgo ambientales, como los desastres naturales, las olas de calor o las enfermedades infecciosas. La mitad de esas muertes (6,5 millones) se atribuye a la contaminación.
En línea con el informe de hace un mes de The Lancet, Etienne dijo que, cada año, en el mundo mueren unos 12,6 millones de personas por factores de riesgo ambientales, como los desastres naturales, las olas de calor o las enfermedades infecciosas. La mitad de esas muertes (6,5 millones) se atribuye a la contaminación.
Por ejemplo, de acuerdo con la OPS, la contaminación del aire causa una de cada tres muertes por cáncer de pulmón, infarto y enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC). El calor extremo, en tanto, pone en riesgo la vida de las personas con enfermedades cardiovasculares y respiratorias.
También crecen las enfermedades transmitidas por el consumo de agua contaminada, como el cólera, o vectores, como los mosquitos. Incluyen el dengue, el zika, la fiebre chikungunya, la fiebre amarilla o la malaria.
Los chicos, los adultos mayores y las poblaciones de áreas vulnerables son los grupos más afectados en un mundo que está destinando sólo un 3% de los recursos sanitarios para prevenir consecuencias. De hecho, Etienne instó a "construir sistemas de salud resilientes".
Presiones sanitarias
Junto con la mortalidad por las olas de calor, el aumento de las enfermedades de transmisión alimentaria y un mayor riesgo de contraer infecciones, las migraciones y la resistencia microbiana a los antibióticos disponibles presionarán cada vez más a los sistemas sanitarios.
Las enfermedades infecciosas se propagan.
También crecen las enfermedades transmitidas por el consumo de agua contaminada, como el cólera, o vectores, como los mosquitos. Incluyen el dengue, el zika, la fiebre chikungunya, la fiebre amarilla o la malaria.
Los chicos, los adultos mayores y las poblaciones de áreas vulnerables son los grupos más afectados en un mundo que está destinando sólo un 3% de los recursos sanitarios para prevenir consecuencias. De hecho, Etienne instó a "construir sistemas de salud resilientes".
Presiones sanitarias
Junto con la mortalidad por las olas de calor, el aumento de las enfermedades de transmisión alimentaria y un mayor riesgo de contraer infecciones, las migraciones y la resistencia microbiana a los antibióticos disponibles presionarán cada vez más a los sistemas sanitarios.
Las enfermedades infecciosas se propagan.
Por eso, las 50 páginas que publicó la revista The Lancet antes de la COP23 en Alemania, hablan de integrar a los profesionales de la salud en las estrategias de mitigación y adaptación al cambio climático. Por ahora, apenas 449 ciudades están relevando el impacto de esas intervenciones. "Los síntomas humanos del cambio climático son indiscutibles y potencialmente irreversibles", afirman los especialistas de la comisión de The Lancet.
Son científicos especializados en clima, ecologistas, economistas, ingenieros, matemáticos, geógrafos, sociólogos, médicos y especialistas en ciencias políticas, alimentación y transporte que diseñaron -y monitorearán anualmente- 40 indicadores en cinco campos: exposición y vulnerabilidad; planificación de intervenciones de adaptación; medidas de mitigación y beneficios para la salud; economía y compromiso público y político.
"Si los gobiernos y la comunidad sanitaria mundial no aprenden de las experiencias con el VIH/sida y de los recientes brotes de Ebola y zika, nos veremos ante otra respuesta lenta que tendrá un costo irreversible e inaceptable para la salud humana -afirma ese grupo colaborativo-. En estos 25 años, la respuesta tardía y lenta al cambio climático puso en peligro vidas humanas y los medios para la subsistencia."
Son científicos especializados en clima, ecologistas, economistas, ingenieros, matemáticos, geógrafos, sociólogos, médicos y especialistas en ciencias políticas, alimentación y transporte que diseñaron -y monitorearán anualmente- 40 indicadores en cinco campos: exposición y vulnerabilidad; planificación de intervenciones de adaptación; medidas de mitigación y beneficios para la salud; economía y compromiso público y político.
"Si los gobiernos y la comunidad sanitaria mundial no aprenden de las experiencias con el VIH/sida y de los recientes brotes de Ebola y zika, nos veremos ante otra respuesta lenta que tendrá un costo irreversible e inaceptable para la salud humana -afirma ese grupo colaborativo-. En estos 25 años, la respuesta tardía y lenta al cambio climático puso en peligro vidas humanas y los medios para la subsistencia."
La contmainación de los ríos es una gran problema.
Aun así, los primeros resultados de esos 40 indicadores anticipan una tendencia "positiva" en medidas que, de avanzar, reducirían las consecuencias del cambio climático en la salud pública.
El aumento del interés social y académico en esos efectos también es una buena noticia: desde 2007, se triplicaron las publicaciones científicas y crecieron un 78% las noticias en los principales diarios del mundo.
En la COP23, la Organización Meteorológica Mundial de la ONU anticipó el estado del clima: más allá de que se espera que este año sea más caluroso que los anteriores, los indicadores del cambio climático en el largo plazo (concentraciones de dióxido de carbono en la atmósfera, nivel del mar y acidificación de los océanos) no están disminuyendo. Tampoco cedió la temperatura global promedio entre enero y septiembre de este año, que estuvo 1,1ºC por encima de lo esperado.
Aun así, los primeros resultados de esos 40 indicadores anticipan una tendencia "positiva" en medidas que, de avanzar, reducirían las consecuencias del cambio climático en la salud pública.
El aumento del interés social y académico en esos efectos también es una buena noticia: desde 2007, se triplicaron las publicaciones científicas y crecieron un 78% las noticias en los principales diarios del mundo.
En la COP23, la Organización Meteorológica Mundial de la ONU anticipó el estado del clima: más allá de que se espera que este año sea más caluroso que los anteriores, los indicadores del cambio climático en el largo plazo (concentraciones de dióxido de carbono en la atmósfera, nivel del mar y acidificación de los océanos) no están disminuyendo. Tampoco cedió la temperatura global promedio entre enero y septiembre de este año, que estuvo 1,1ºC por encima de lo esperado.
La contaminación ambiental en Nueva Dehli.
El impacto poblacional, en cifras
Olas de calor
El año pasado hubo 125 millones más de adultos expuestos a temperaturas altas extremas que en 2000. Este fenómeno tiene alto impacto en la vida de los más chicos, los adultos mayores y las personas con enfermedades respiratorias y cardiovasculares. En estos 16 años, el aumento de las temperaturas promedio redujo un 5,3% la productividad en los países.
Desastres naturales
Fenómenos como los incendios, los terremotos, las inundaciones, las sequías o las tormentas aumentaron un 44% entre 2000 y 2016, pero sin una reducción ni un aumento de su letalidad, lo que para los especialistas estaría anticipando "una respuesta adaptativa al cambio climático", aun cuando se anticipa un agravamiento de los efectos del cambio climático que la volvería insuficiente en los próximos años.
Pérdidas económicas
Las pérdidas económicas en los países asociadas con los efectos del cambio climático, incluidas las enfermedades, crecen desde 1990, con un costo total de 129.000 millones de dólares el año pasado. El 99% de esas pérdidas fue en países de medianos y bajos ingresos.
Riesgo de epidemias
Las condiciones climáticas hacen que desde 1950 aumente un 9,4% la capacidad vectorial del mosquito Aedes aegypti, que transmite los virus del dengue, el zika, la fiebre chikungunya y la fiebre amarilla.
El sector de la salud, uno de los que más contribuye al efecto invernadero
Así lo indica un informe mundial sobre los efectos del cambio climático y la salud pública; la Argentina, entre los siete países que podrían reducir un 25% la huella de carbono con grandes beneficios
El impacto poblacional, en cifras
Olas de calor
El año pasado hubo 125 millones más de adultos expuestos a temperaturas altas extremas que en 2000. Este fenómeno tiene alto impacto en la vida de los más chicos, los adultos mayores y las personas con enfermedades respiratorias y cardiovasculares. En estos 16 años, el aumento de las temperaturas promedio redujo un 5,3% la productividad en los países.
Desastres naturales
Fenómenos como los incendios, los terremotos, las inundaciones, las sequías o las tormentas aumentaron un 44% entre 2000 y 2016, pero sin una reducción ni un aumento de su letalidad, lo que para los especialistas estaría anticipando "una respuesta adaptativa al cambio climático", aun cuando se anticipa un agravamiento de los efectos del cambio climático que la volvería insuficiente en los próximos años.
Pérdidas económicas
Las pérdidas económicas en los países asociadas con los efectos del cambio climático, incluidas las enfermedades, crecen desde 1990, con un costo total de 129.000 millones de dólares el año pasado. El 99% de esas pérdidas fue en países de medianos y bajos ingresos.
Riesgo de epidemias
Las condiciones climáticas hacen que desde 1950 aumente un 9,4% la capacidad vectorial del mosquito Aedes aegypti, que transmite los virus del dengue, el zika, la fiebre chikungunya y la fiebre amarilla.
El sector de la salud, uno de los que más contribuye al efecto invernadero
Así lo indica un informe mundial sobre los efectos del cambio climático y la salud pública; la Argentina, entre los siete países que podrían reducir un 25% la huella de carbono con grandes beneficios
Los hospitales deben reducir su aporte al cambio climático.
Parece una contradicción, pero un informe mundial apunta al sector de la salud como uno de los sectores que más contribuye con las emisiones de los gases de efecto invernadero (GEI) que favorecen el calentamiento global y el cambio climático asociados con un aumento del riesgo de enfermedades.
Un consorcio de 24 universidades liderado por la revista The Lancet difundió hace un mes los resultados de 40 indicadores del impacto del cambio climático. Una de las principales conclusiones es que el sector de la salud tiene "la responsabilidad y una gran oportunidad" de enseñar con el ejemplo si reduce su huella de carbono.
"En 2013, las emisiones de los centros de atención de los Estados Unidos eran de 655 millones de toneladas de CO2, por encima del Reino Unido. Esto, obviamente, favorece el cambio climático, a la vez que contradice la meta del sector de mejorar la salud de la población", sostienen los autores.
De acuerdo con estimaciones del Banco Mundial, el informe publicado para la cumbre mundial del clima de la ONU (COP23) señala que si en la Argentina, Brasil, China, India, Nepal, Filipinas y Sudáfrica disminuyeran un 25% las emisiones del sector (116-194 millones de toneladas de CO2), el beneficio sería similar a cerrar entre 34 y 56 centrales eléctricas a carbón o a eliminar entre 24 y 41 millones de vehículos de pasajeros de las calles.
Aunque no existe una medida mundialmente aceptada para determinar las emisiones de GEI en el sector de la salud, hay iniciativas para que los hospitales reduzcan su aporte al cambio climático.
Una se presentó formalmente el mes pasado en Bonn, Alemania, durante la COP23. Ante las delegaciones de los países participantes y el director de la Organización Mundial de la Salud (OMS), Salud Sin Daño y la Red de Hospitales Verdes y Saludables lanzó una convocatoria "a la acción" para las autoridades sanitarias, los profesionales y la industria de medicamentos, dispositivos y suministros médicos.
"Las soluciones reducidas en carbono e inteligentes desde el punto de vista climático pueden propiciar, también, la construcción de establecimientos de salud en áreas que nunca han tenido acceso a estos servicios, lo que suma beneficios extra en equidad en salud a la acción por el clima", indica el documento de la iniciativa que suscribieron 137 hospitales, universidades y sistemas de salud que representan a más de 10.000 centros de atención en 33 países.
En la Argentina adhirieron a la convocatoria el Hospital Dr. Guillermo Rawson, la Clínica Centro, el Hospital Materno Infantil Dr. Héctor Quintana, el Hospital Regional Ushuaia, el Hospital Universitario Austral y el Sanatorio Finochietto (más información sobre los "Hospitales que Curan el Planeta" aquí).
Los centros aceptan implementar energías renovables, edificios verdes, transporte limpio y estrategias de compras de insumos sustentables. Con esto, de acuerdo con los resultados que Salud Sin Daño relevó en hospitales en 10 años, también bajan los costos y los residuos hospitalarios.
"En cada país, las instituciones pueden ser líderes en la implementación de soluciones para la salud y el clima, al reducir sus emisiones y volverse más resilientes", dijo Josh Karliner, director internacional de programas y estrategia de Salud Sin Daño, durante la convocatoria.
Parece una contradicción, pero un informe mundial apunta al sector de la salud como uno de los sectores que más contribuye con las emisiones de los gases de efecto invernadero (GEI) que favorecen el calentamiento global y el cambio climático asociados con un aumento del riesgo de enfermedades.
Un consorcio de 24 universidades liderado por la revista The Lancet difundió hace un mes los resultados de 40 indicadores del impacto del cambio climático. Una de las principales conclusiones es que el sector de la salud tiene "la responsabilidad y una gran oportunidad" de enseñar con el ejemplo si reduce su huella de carbono.
"En 2013, las emisiones de los centros de atención de los Estados Unidos eran de 655 millones de toneladas de CO2, por encima del Reino Unido. Esto, obviamente, favorece el cambio climático, a la vez que contradice la meta del sector de mejorar la salud de la población", sostienen los autores.
De acuerdo con estimaciones del Banco Mundial, el informe publicado para la cumbre mundial del clima de la ONU (COP23) señala que si en la Argentina, Brasil, China, India, Nepal, Filipinas y Sudáfrica disminuyeran un 25% las emisiones del sector (116-194 millones de toneladas de CO2), el beneficio sería similar a cerrar entre 34 y 56 centrales eléctricas a carbón o a eliminar entre 24 y 41 millones de vehículos de pasajeros de las calles.
Aunque no existe una medida mundialmente aceptada para determinar las emisiones de GEI en el sector de la salud, hay iniciativas para que los hospitales reduzcan su aporte al cambio climático.
Una se presentó formalmente el mes pasado en Bonn, Alemania, durante la COP23. Ante las delegaciones de los países participantes y el director de la Organización Mundial de la Salud (OMS), Salud Sin Daño y la Red de Hospitales Verdes y Saludables lanzó una convocatoria "a la acción" para las autoridades sanitarias, los profesionales y la industria de medicamentos, dispositivos y suministros médicos.
"Las soluciones reducidas en carbono e inteligentes desde el punto de vista climático pueden propiciar, también, la construcción de establecimientos de salud en áreas que nunca han tenido acceso a estos servicios, lo que suma beneficios extra en equidad en salud a la acción por el clima", indica el documento de la iniciativa que suscribieron 137 hospitales, universidades y sistemas de salud que representan a más de 10.000 centros de atención en 33 países.
En la Argentina adhirieron a la convocatoria el Hospital Dr. Guillermo Rawson, la Clínica Centro, el Hospital Materno Infantil Dr. Héctor Quintana, el Hospital Regional Ushuaia, el Hospital Universitario Austral y el Sanatorio Finochietto (más información sobre los "Hospitales que Curan el Planeta" aquí).
Los centros aceptan implementar energías renovables, edificios verdes, transporte limpio y estrategias de compras de insumos sustentables. Con esto, de acuerdo con los resultados que Salud Sin Daño relevó en hospitales en 10 años, también bajan los costos y los residuos hospitalarios.
"En cada país, las instituciones pueden ser líderes en la implementación de soluciones para la salud y el clima, al reducir sus emisiones y volverse más resilientes", dijo Josh Karliner, director internacional de programas y estrategia de Salud Sin Daño, durante la convocatoria.
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