Trampa mortal, de Lee Child
Un héroe serial que no para de crecer
Trampa mortal, que apareció en inglés en 1999, fue la tercera entrega que Lee Child (Coventry, 1954) le dedicó a Jack Reacher, gigantesco policía militar en activo o retirado, depende del libro. Su primera aparición había sido en Zona peligrosa (1997), que tuvo impacto suficiente para instalar la serie narrativa, de manera firme, en la lista de best sellers anglosajones. La segunda novela, Morir en el intento, se publicó en 1998. Child mantuvo a partir de entonces el ritmo de una obra extensa por año, incluyendo uno en que dio a conocer dos (por eso la lista completa supera ya la veintena).
Sería un error pensar que el lector tiene que recuperar mucho terreno perdido con las recientes traducciones, algo tardías, de las primeras ficciones protagonizadas por Reacher. A partir de cierta altura, el orden de las historias dejó de ser cronológico y se dedicaron a enfocar al héroe en cualquier momento de su vida, fuera cuando todavía estaba dentro del ejército o ya en su etapa de justiciero itinerante. Del mismo modo, personajes o parientes (un hermano modelado sobre el hermano de Sherlock Holmes, por caso) pueden estar muertos en una historia, y reaparecer vivitos y coleando varias novelas después (aunque, claro, años antes de su deceso).
Para los abundantes y fieles lectores que siguen las peripecias de Reacher tampoco resulta una sorpresa, como ocurre en Trampa mortal, el cambio de tono. En numerosos tramos es folletinesco: abundan los cambios de identidad o los elementos pintorescos. El villano, por ejemplo, tiene un garfio metálico en un brazo. La primera línea ya lo revela: "Garfio Hobie le debía toda su vida a un secreto de hacía casi treinta años". Develar por qué le llevará a Reacher más de quinientas páginas.
Lee Child, el autor, es inglés, pero poco después del triunfo de su primer libro se mudó a Estados Unidos, donde transcurren sus acciones. Con cortesía, en este tercer libro recapitula datos. Informa que Reacher ahora cava piscinas en Florida durante el día. Hace dos años que dejó el ejército, y depositó el monto de la indemnización en el banco más cercano al Pentágono. No tiene parientes vivos, ni hijos. Por ese entonces todavía viaja sin documentos (después de la caída de las Torres Gemelas tuvo que cambiar de hábito). Pronto cumplirá 39. Mide un metro noventa y cinco, y pesaba cien kilos, pero el ejercicio continuo lo ha mejorado: alcanza 115 kilos, pero de puro músculo. Es "como un condón lleno de nueces, le había dicho una chica".
Un detective de Nueva York, Costello, muere en Florida. Por la noche, Reacher trabaja de portero en un club de striptease y es amigo de la mejor bailarina: Crystal. Será ella quien lo llevará en su Porsche negro al aeropuerto de Miami, para irse a Nueva York, ciudad que desconoce. En la aventura, el lector descubrirá datos abundantes sobre el mercado inmobiliario, el vaciamiento (violento, sádico) de una empresa, las mentiras sobre las bajas de Vietnam que les cuentan a padres ancianos, datos rápidos y a veces comentarios graciosos sobre armas "globalizadas" (una pistola 22 "era la imitación china de la imitación soviética de una pistola original que ya era una mierda"). A ello se suma la relación afectiva y sexual con la hija de un general a cuyo entierro concurre y al que conoce desde joven. Y otro peligro: el obsequio que el general le hace de una casa en su testamento, para él una peligrosa Medusa que trata de apartarlo de lo que mejor sabe hacer, es decir, protagonizar novelas de Lee Child y, después, películas de Tom Cruise.
Una frase puede ser una de las claves del éxito: "Nunca había trabajado de nueve a cinco de lunes a viernes". Es posible que el 90% por ciento de sus lectores sí. Child nunca ha dejado de esforzarse y disfrutar al escribir. Hasta refina las metáforas más obvias. Aquí los puños de Reacher tienen el tamaño de "balones de fútbol americano". En una de las últimas novelas, en cambio, son grandes como "pollos de supermercado".
TRAMPA MORTAL
Por Lee Child
RBA. Trad.: W. M. García de Isusi. 537 págs., $ 345
E. E. G.
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