La Guardiana del Riachuelo: la maestra que cambió la historia de un barrio
En una escuela muy vulnerada, la docente Claudia Leguizamón logró incorporar las experiencias de los chicos al aula y basar los aprendizajes en las problemáticas de su cotidianeidad
Claudia Leguizamón junto a los alumnos de la Escuela N° 72 Pedro Medrano, en Villa Jardín, Lanús.
"Entré a la sala y encima de mi escritorio había dos chicos a las trompadas y los demás gritaban. Era una situación muy violenta. Es una escuela difícil, pero ese día era terrible", dice Claudia Leguizamón al recordar aquel día de marzo de 2010, cuando su vocación de maestra hizo que la Escuela N° 72 Pedro Medrano, en Villa Jardín, Lanús, cambiara de rumbo para siempre.
La basura acumulada en la orilla del Riachuelo.
Después de la pelea, rompió en llanto. Preocupada, les pidió a los estudiantes que describieran toda la bronca que sentían en un papel. Durante una hora, en medio de un profundo silencio, algunos dibujaron y otros escribieron. "Luego me subí al colectivo para volver a casa y ahí me di cuenta de que no aguantaba la curiosidad de saber qué habían escrito. Empecé a mirar todo en ese mismo viaje". Descubrió que, además de sufrir las consecuencias de las precarias condiciones en las que viven, muchos de los alumnos estaban atravesando un duelo. Leguizamón se sorprendió al ver la cantidad de chicos que contaban sobre la muerte de algún familiar.
Aquel día, cuenta, "abrí los ojos". Entendió que a esos alumnos no iba a poder motivarlos con un manual de ciencias. Sus vivencias eran más fuertes y no podían hablar sobre, por ejemplo, los ciclos del agua, cuando la que ellos conocían provenía del Riachuelo. Luego comprendería que esa era la razón de varios de los problemas de los vecinos de Villa Jardín. Así nació el proyecto Guardianes del Riachuelo, que llevó la teoría a la práctica y que benefició no sólo a la escuela, sino a todo el barrio.
La basura acumulada en la orilla del Riachuelo.
Después de la pelea, rompió en llanto. Preocupada, les pidió a los estudiantes que describieran toda la bronca que sentían en un papel. Durante una hora, en medio de un profundo silencio, algunos dibujaron y otros escribieron. "Luego me subí al colectivo para volver a casa y ahí me di cuenta de que no aguantaba la curiosidad de saber qué habían escrito. Empecé a mirar todo en ese mismo viaje". Descubrió que, además de sufrir las consecuencias de las precarias condiciones en las que viven, muchos de los alumnos estaban atravesando un duelo. Leguizamón se sorprendió al ver la cantidad de chicos que contaban sobre la muerte de algún familiar.
Aquel día, cuenta, "abrí los ojos". Entendió que a esos alumnos no iba a poder motivarlos con un manual de ciencias. Sus vivencias eran más fuertes y no podían hablar sobre, por ejemplo, los ciclos del agua, cuando la que ellos conocían provenía del Riachuelo. Luego comprendería que esa era la razón de varios de los problemas de los vecinos de Villa Jardín. Así nació el proyecto Guardianes del Riachuelo, que llevó la teoría a la práctica y que benefició no sólo a la escuela, sino a todo el barrio.
Claudia junto a sus alumnos pusieron carteles para mantener limpio el Riachuelo.
"Es una comunidad muy vulnerada en todos sus derechos, salud, vivienda, educación", dice Nadia Carbone, directora de la escuela. Según cuenta, las familias viven hacinadas y muchos alumnos reciben su única comida en la escuela. Las drogas, la delincuencia, los allanamientos y la violencia son moneda corriente en Villa Jardín. Los largos pasillos, de 80 centímetros de ancho, esconden historias que, aun las docentes, que conviven con los chicos, encuentran difíciles de creer.
Al día siguiente de recibir todas esas hojas con las confesiones de sus alumnos, Leguizamón salió con los chicos a recorrer el barrio. "Había estado tan ciega. Ese día vi los basurales, el Riachuelo, todo con una mirada diferente", cuenta la docente de 48 años. Hicieron un relevamiento y empezaron a estudiar la historia de la contaminación del Riachuelo.
Claudia tiene 48 años y trabaja en la escuela hace 20
A través de la investigación, llegaron a lo que se conoce como "Fallo Mendoza", del 8 de Julio de 2008. Es una demanda colectiva contra el gobierno de la ciudad, de la provincia y de la Nación por problemas ambientales. Beatriz Mendoza lo presentó en 2004. "Tuve que estudiar un montón", dice Leguizamón.
Cuenta que cuando leyó que los chicos de Villa Inflamable, en el Polo Petroquímico de Dock Sud, tenían altos niveles de plomo en la sangre, enseguida pensó que podría estar sucediendo lo mismo en Villa Jardín.
La Escuela N° 72 Pedro Medrano, de Villa Jardin de Lanús, sin basura en la puerta y con la calle asfaltada, resultados del programa.
Por eso, grabaron un video que acercaron a la Asociación Civil por la Igualdad y la Justicia (ACIJ), que, a su vez, lo presentó en la Corte Suprema de Justicia de la Nación.
En 2011 todo el grado se trasladó, con la docente y la directora, a reunirse con el presidente del organismo, Ricardo Lorenzetti. Le presentaron el caso y consiguieron que ordene que la Autoridad de Cuenca Matanza Riachuelo (Acumar), organismo responsable de sanear el Riachuelo, realizara sus Evaluaciones Integrales de Salud en Áreas de Riesgo (Eisar), en el barrio.
Se hicieron los exámenes a 685 chicos del barrio y el 15% fue diagnosticado con niveles de plomo en sangre. A partir de ese momento, los logros del proyecto fueron muchos. El primordial fue conseguir el diagnóstico y la garantía de tratamiento para todos los chicos del barrio.
El impacto
Los guardianes trabajaron para reducir la basura desparramada en las puertas de la escuela y los alrededores, e incluso lograron transformar un basural, en una plaza. Toda la escuela se comprometió con el proyecto.
En 2012 consiguieron que se asfalten las calles que rodean la escuela. En 2013 se creó la Unidad de Pronta Atención (UPA) en el barrio, que era fundamental para tratar a todos los afectados.
En 2014, celebraron que la escuela pasó a tener jornada doble. "Que los chicos puedan estar acá contenidos ocho horas es un progreso enorme y se ven los resultados", dice Carbone.
Este año, además, el colegio fue seleccionado para formar parte del programa Escuelas Verdes de la Cuenca Matanza Riachuelo, que busca profundizar el conocimiento de la problemática ambiental de la cuenca y "brindar herramientas que les permitan constituirse en agentes transformadores de la realidad y multiplicadores de las acciones". En la escuela, confían en que esa categorización implique mayores fondos para el establecimiento.
Por eso, grabaron un video que acercaron a la Asociación Civil por la Igualdad y la Justicia (ACIJ), que, a su vez, lo presentó en la Corte Suprema de Justicia de la Nación.
En 2011 todo el grado se trasladó, con la docente y la directora, a reunirse con el presidente del organismo, Ricardo Lorenzetti. Le presentaron el caso y consiguieron que ordene que la Autoridad de Cuenca Matanza Riachuelo (Acumar), organismo responsable de sanear el Riachuelo, realizara sus Evaluaciones Integrales de Salud en Áreas de Riesgo (Eisar), en el barrio.
Se hicieron los exámenes a 685 chicos del barrio y el 15% fue diagnosticado con niveles de plomo en sangre. A partir de ese momento, los logros del proyecto fueron muchos. El primordial fue conseguir el diagnóstico y la garantía de tratamiento para todos los chicos del barrio.
El impacto
Los guardianes trabajaron para reducir la basura desparramada en las puertas de la escuela y los alrededores, e incluso lograron transformar un basural, en una plaza. Toda la escuela se comprometió con el proyecto.
En 2012 consiguieron que se asfalten las calles que rodean la escuela. En 2013 se creó la Unidad de Pronta Atención (UPA) en el barrio, que era fundamental para tratar a todos los afectados.
En 2014, celebraron que la escuela pasó a tener jornada doble. "Que los chicos puedan estar acá contenidos ocho horas es un progreso enorme y se ven los resultados", dice Carbone.
Este año, además, el colegio fue seleccionado para formar parte del programa Escuelas Verdes de la Cuenca Matanza Riachuelo, que busca profundizar el conocimiento de la problemática ambiental de la cuenca y "brindar herramientas que les permitan constituirse en agentes transformadores de la realidad y multiplicadores de las acciones". En la escuela, confían en que esa categorización implique mayores fondos para el establecimiento.
Los chicos lograron limpiar la basura de la puerta de su escuela y mejorar algunas zonas del barrio. La plaza está nuevamente en obra.
Los alumnos se sienten orgullosos de pertenecer al proyecto. "Nosotros comparamos el barrio hoy con cómo era antes, cómo cambio la urbanización", dice una alumna de quinto grado. Acordaron con Leguizamón que no iban a dar sus nombres propios y se pusieron otros en clave para esta nota. Por eso, aclara que ella es "guardiana paloma dorada". Sus hermanos pertenecieron a la primera camada del proyecto. Su compañera, renombrada "guardiana mariposa monarca", dice: "Nos gusta ver lo que está mal y lo que está bien, queremos proteger el ambiente".
La gran preocupación es la salud de los habitantes de la zona, muchos tienen plomo en sangre y graves problemas en la piel
Cada año, los alumnos se renuevan, pero el proyecto se mantiene y el aprendizaje llevado a la práctica garantiza el interés de todos los protagonistas.
En enero de este año se relocalizaron 174 familias del barrio como parte del plan de reubicación de vecinos que viven sobre el Camino de Sirga, a la vera del Riachuelo. Cinco de esas familias pertenecen a la escuela.
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