martes, 3 de enero de 2017
YA ES 2017
Volvimos a recorrer unos 930 millones de kilómetros a la escalofriante velocidad de 108.000 km por hora sólo para llegar... al mismo lugar. Es el viaje que hacemos todos los años a lo largo de 365 días, 5 horas, 48 minutos y 45 segundos, a bordo de esta singular calesita espacial que es la Tierra. Ese punto azul pálido, como la definió hace más de 20 años Carl Sagan al verla en una foto tomada a 6000 millones de kilómetros de distancia por la sonda Voyager I.
No por repetido este camino (que con suerte cada uno de nosotros puede experimentar unas 80 a 90 veces, en promedio) resulta menos apasionante. Estas últimas horas de un nuevo fin de ciclo nos hacen volver la vista atrás para distinguir en la bruma de la memoria esa miríada de pequeñas batallas cotidianas, de triunfos y derrotas, de alegrías y frustraciones que son la materia misma de la vida.
Si las alternativas domésticas nos hicieron saltar el corazón más de una vez, las noticias sobre guerras, refugiado y giros políticos inesperados no nos dieron respiro. Afortunadamente, hubo hechos que nos hicieron soñar y remontarnos por encima de las ramplonas disputas cotidianas. Entre ellos, los frutos de otro año de avances científicos, algunos espectaculares.
Empezaba el año cuando nos sorprendió el anuncio de que un equipo de mil investigadores liderados por una argentina, Gabriela González (elegida hace unos días por la revista Nature como una de las diez personalidades científicas del año), había detectado por primera vez ondulaciones en el espacio-tiempo (las ondas gravitacionales) provocadas por la aceleración de objetos cósmicos y que habían sido previstas por Einstein hacía exactamente 100 años. Para darnos una idea de lo que significa esta hazaña basta con mencionar que midieron un cambio en la longitud los brazos de un interferómetro láser de 4 km equivalente a una parte en 1021 (un 1 seguido de 21 ceros).
Este año, también, el sistema de inteligencia artificial Deep Mind le ganó 4 a 1 al campeón mundial humano de Go, Lee Sedol, algo que parecía imposible. Una mujer jordana dio a luz en México a un bebe cuyas células combinan el material genético de tres personas.
Los astrónomos sugirieron que un planeta helado de alrededor de 10 veces la masa de la Tierra podría orbitar en las fronteras del sistema solar a 200 veces la distancia que existe entre el Sol y la Tierra, y detectaron otro que podría tener agua líquida en la estrella más cercana, Proxima Centauri, a "sólo" cuatro años luz; la sonda Juno llegó a Júpiter, y la Exomars, a Marte (aunque perdió el módulo Schiaparelli); la compañía SpaceX logró hacer aterrizar verticalmente un cohete espacial sobre una plataforma en el océano Atlántico y abrió la posibilidad de una era de cohetes reutilizables; descubrieron que los primates tienen "teoría de la mente" (pueden atribuir pensamientos e intenciones a otros individuos de su especie), y se conocieron los resultados del exitosísimo ensayo clínico de una vacuna experimental contra el ébola.
Este año, según la revista Plos One, cuatro de los diez avances paleontológicos más resonantes tuvieron como protagonistas a científicos argentinos (la descripción del Sarmientosaurus musacchioi y del Vegavis iaai, la presentación del Murusraptor barrosaensis y de Gualicho shinyae); por primera vez en 136 años, hubo dos trabajos locales en la misma edición de la revista Science (uno de Alejandro Schinder y equipo que postula un mecanismo por el cual las neuronas nuevas se "enganchan" a los circuitos preexistentes, y otro de Jorge Casal y equipo que identifica por primera vez un sensor de temperatura en plantas), y se pusieron en órbita dos minisatélites comerciales de Satellogic, Fresco y Batata, entre una larga lista de logros. Ya llega el fin de este taquicárdico 2016... Sólo nos queda desear un mejor 2017. Total, en desear no hay engaño.
N. B.
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