domingo, 19 de febrero de 2017

HISTORIAS DE VIDA....



Carlos Mena quiere llevar a otros la fórmula que a él le cambió la vida; trabajará en un penal de Florencio Varela
Carlos Mena tendrá su primer empleo formal.
Para el director del complejo penitenciario será "como un apóstol" que pregonará la idea de que la redención es posible. Para el fundador de la editorial que hace seis años lo rescató de un pabellón de máxima seguridad con libros y filosofía, es casi una utopía en persona. Para el ministro de Justicia bonaerense, puede ser "el mejor maestro" que un taller carcelario pueda tener. Para Carlos Mena, la persona a la que todos se refieren, será por sobre todo su primer trabajo: a los 35 años, él reconoce que estuvo preso la mitad de su vida y nunca había tenido un empleo formal como el que el miércoles pasado acordó con el gobierno de la provincia de Buenos Aires. Mena se convirtió en el primer ex convicto contratado por el Ministerio de Justicia bonaerense para dictar talleres de lectura y escritura en cárceles bonaerenses.
"Estoy mareado, perdido, emocionado." Así dijo sentirse Mena minutos después de firmar el contrato y cuando todavía caminaban a su lado las autoridades provinciales de política penitenciaria. Él, que de chico vio a su padre matar a su mamá y de adolescente empezó a robar, que deambuló por once penales distintos, se tiroteó con la policía y en la cárcel peleó con todo el que lo enfrentara, acababa de firmar un contrato con los encargados de gestionar las cárceles de la provincia, donde años atrás un agente penitenciario le vació un ojo de un balazo de goma durante una requisa violenta.
"Este empleo me dignifica y va a servir para dignificar a otros chicos como yo, que ahora podrán ver en mí una posibilidad de salir adelante", se compromete.
Mena va a trabajar en el Complejo Penitenciario de Florencio Varela, que agrupa seis penales y alberga a 5300 presos. Va a seguir yendo los miércoles al pabellón cuatro de la Unidad 23, donde estuvo preso cinco años, hasta mediados de 2015, y donde conoció a Alberto Sarlo, el abogado platense que armó un taller de lectura que creció hasta transformarse en la editorial Cuenteros, Verseros y Poetas, con seis libros escritos, ilustrados y editados por los propios presos. También tendrá la responsabilidad de llevar el programa a otros pabellones de población, como llaman a los que alojan a presos pobres, sin estudios y que no quieren ir a regímenes evangelistas. Mena se propone repetir en otros presos la fórmula que a él le cambió la vida: enseñar a leer filosofía, alentar a que escriban historias y que todas las noches se lleven un libro al calabozo. Nada de drogas ni facas.


"De prepo, nada. Con amor, todo. Por eso, para armar nuevos grupos voy a trabajar primero en las aulas y esperar a que los presos me pidan que vaya a su pabellón", explica Mena. Cuenta que la diferencia entre los talleres que suelen dictarse en las cárceles y el que impulsó Sarlo se da en que la actividad se desarrolla directamente dentro del pabellón, con el objetivo de desanudar códigos violentos de un servicio penitenciario bonaerense que en 2015 registró 31 homicidios, según datos de la Comisión Provincial por la Memoria.
El empleo que el ministerio le dio a Mena es el primero otorgado a un ex preso para que realice una tarea educativa y de transformación. "No hay otro igual", asegura Fabián Arévalo, director de Políticas Penitenciarias, que tiene a su cargo el control y la "resocialización" de los 33.000 presos que hay en cárceles bonaerenses, oficialmente preparadas para albergar a 24.000 personas. "Mena es una especie de apóstol. Va a mostrar que recuperó la libertad, una ocupación, que recuperó una vida", dice el jefe del Complejo Penitenciario de Florencio Varela, José Escobar, quien conoció a Mena en 2010, cuando empezó a asistir al taller de Sarlo.
Sarlo, abogado que hace su trabajo ad honórem, considera que en las condiciones de encierro actuales, de hacinamiento, violencia y "ausencia del Estado", Mena es una excepción entre "muchas derrotas".
El ministro que aceptó el pedido de Sarlo para que dignificaran con un empleo a Mena es Gustavo Ferrari. Para el ministro, Mena puede ser "el mejor maestro", porque hay experiencias, como la de estar en una cárcel, que son "intransferibles". Ferrari asegura que seguirá el trabajo de Mena de cerca, y si bien aclara que no quiere prometer nuevos contratos a ex presos, dice que impulsará nuevos talleres de oficios, lo que los obligará a analizar con qué personal los llevan adelante.
J. D.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario

Nota: sólo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.