lunes, 19 de junio de 2017

EL PARTENÓN DE MINUJÍN EN ALEMANIA



IVÁN PETRELLA
En un mundo complejo como el que nos toca vivir, un símbolo de la democracia argentina aterriza en el corazón de Europa: un nuevo Partenón de Marta Minujín, pero esta vez en Kassel, Alemania, en el marco de la prestigiosa feria Documenta, que se inaugura pasado mañana. Es importante que una obra que nació como expresión del retorno de la democracia a la Argentina hoy sirva para reflexionar sobre la situación de la democracia en el mundo occidental.


El Partenón original de Marta Minujín fue realizado en 1983 en la avenida 9 de Julio. Pertenecía a una serie titulada "La caída de los mitos universales", con el concepto de apropiarse culturalmente de monumentos, replicarlos y repensarlos a la luz del público y el contexto presente. En esa Argentina que dejaba atrás la dictadura, Minujín se hacia dueña de un símbolo típicamente griego y asociado con Atenas, la cuna de la democracia, para darle un nuevo significado: reconstruirlo con 30.000 libros prohibidos, con todo el peso histórico y simbólico que el número conlleva. Ahora, en 2017, Minujín propone en Europa un nuevo ejercicio de apropiación, una reinvención que responde a un mundo que no para de cambiar y de presentar desafíos. El lugar, en esta ocasión, es la Friedrichplatz de Kassel, donde el 19 de mayo de 1933 ocurrió una enorme quema de libros.


Separados por más de treinta años, hay una diferencia sustancial entre el contexto en el cual se dan las dos intervenciones de Minujín. En la Argentina de principios de los 80, el Partenón de libros aparecía como un ejercicio de construcción que miraba al futuro, a una democracia que daba sus primeros pasos y tenía todo por delante. En el contexto europeo, en cambio, el Partenón ahora sirve para interrogar a una democracia occidental que se enfrenta a un gran número de preguntas en cuanto a su futuro. ¿Qué significan las descomposiciones de procesos de integración como el Brexit o las victorias de los outsiders como Trump? ¿Cómo pensar y seguir construyendo la esfera pública ante un presente de terrorismo? ¿Cómo se relacionan los valores occidentales con la crisis de los refugiados, los migrantes y el cambio climático?
Como en 1983, la materia misma de la obra está en el centro de la escena: una estructura que se llena con libros prohibidos no ahora de la dictadura argentina sino de todo el mundo. Los libros son donados y cada donante pone su correo electrónico adentro, así cuando la obra se desarma y los libros se reparten pueden aparecer conexiones y relaciones entre donante y receptor. En esta dimensión, que apela a un mundo hiperconectado, el Partenón aparece como una intervención pública colectiva. Como sucede en democracia, todo de alguna manera lo hacemos todos y vuelve a todos, un recordatorio de nuestra enorme responsabilidad en la construcción del futuro.


Parte del rol central del arte y de la cultura consiste en interpretar el clima de época y en poner en evidencia problemáticas centrales, pero muchas veces invisibles, de nuestras sociedades. En ese ejercicio de captar la tensión y expresarla para que todos la vean irrumpe esa capacidad fenomenal del artista. En esta ocasión, es motivo de orgullo que la irrupción en el foco global sea realizada por una artista argentina y que en el escenario aparezca el Partenón de libros, un reflejo a la altura de todo lo que los argentinos tenemos para decir y reflexionar, mirando al pasado y al futuro, sobre la democracia.
Secretario de Integración Federal y Cooperación Internacional del Ministerio de Cultura de la Nación

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