Sebastian Galiani
Empleo industrial: Su tendencia de largo plazo
En colaboración con Martin Caruso (UNLP)
En el debate público en Argentina –y también en muchos otros países‒ se suele afirmar que, si no crece el empleo manufacturero, esto es, el empleo industrial, no habrá empleo para todos los trabajadores. Incluso a veces se afirma que la industria debería ser la fuente primaria de empleo para amplios sectores de la población. ¿Es esto cierto? ¿Qué dicen los datos?
La evidencia sobre la evolución de la composición del empleo argentino está lejos de confirmar esta visión. El gráfico 1, elaborado en base a datos del Centro de Crecimiento y Desarrollo de la Universidad de Groningen (Groningen Growth and Development Centre), muestra la composición por sectores del empleo argentino entre 1950 y 2011, el período más largo disponible. El gráfico muestra que el empleo manufacturero alcanzo un pico de 27% del empleo total en la década del ‘60 para luego caer de manera suave, pero sin pausa hasta el fin de la serie. A lo largo de todo el periodo, el sector manufacturero está lejos de haber sido la principal fuente de empleo. Esto se ve claramente en el gráfico, que muestra que el sector de servicios ha sido la principal fuente de empleo de los trabajadores argentinos.
Gráfico 1:
Sin embargo, aquellos que consideran que la evidencia para argentina es el resultado del fracaso del modelo de sustitución de importaciones en el país, también descubrirán que están equivocados con solo inspeccionar los datos de otros países. El gráfico 2 muestra que los países desarrollados han atravesado un proceso muy parecido al observado en Argentina. De hecho, el pico de empleo manufacturero argentino es similar al de Estados Unidos (25%), Francia (25%), Holanda (26%), Italia (28%) y el Reino Unido (32%). Nuevamente, vemos que la principal fuente de empleo en los países desarrollados es el sector servicios.
Gráfico 2:
La dominancia del sector servicios es una regularidad empírica notable. Los países en desarrollo tampoco escapan a estas tendencias, e incluso en muchos países pobres el sector servicios es la principal fuente de empleo. A continuación, el gráfico 3 muestra la evolución del empleo en Corea del Sur. El caso de este país es muy ilustrativo, pues en los 50 años que van desde 1960 hasta 2010 pasó de ser un país pobre y primario a ser un país rico. Aun siendo considerado por muchos como un caso paradigmático de industrialización exitosa, vemos que el empleo manufacturero alcanza un pico de 28%, no muy distinto al de Argentina o los países desarrollados, para luego también caer suavemente.
Gráfico 3:
Incluso aquellos países que fueron los mayores receptores de producción industrial no lograron romper este patrón. El empleo en países como Taiwán, China o Singapur se da predominantemente en los servicios. De hecho, con los avances en la automatización, es posible que el declive del empleo en el sector manufacturero se acelere incluso en estos países.
¿Cómo podemos explicar este fenómeno?
En principio, en una sociedad de subsistencia, tanto el empleo como la producción están concentrados en el sector primario. A medida que la tecnología y la riqueza avanzan, se generan excedentes que pueden ser volcados nuevamente al sector primario o hacia otro sector. A medida que la sociedad se va volviendo más rica, la demanda por bienes manufacturados aumenta y este sector capta los excedentes de mano de obra liberados por el sector primario (a menos que se especialice completamente e importe la totalidad de los bienes manufactureros). En la medida que la sociedad continúa desarrollándose, se desarrolla una demanda por servicios, los cuales crecen en difusión y sofisticación con la riqueza de la sociedad (Dabus et al., 2008). Ese crecimiento de la riqueza que lleva a la demanda difundida de servicios además es causado por un fuerte aumento en la productividad de los factores productivos, principalmente concentrada en los sectores primario y manufacturero. Así, el empleo en estos sectores disminuye y los servicios se vuelven la principal fuente de empleo. Esta narrativa es consistente con la tendencia a largo plazo experimentadas por el empleo en los países más desarrollados. Una versión más sofisticada incluye la posibilidad del comercio internacional, pero no modifica la predicción básica desarrollada.
Mirando el futuro
Esta discusión nos alerta del peligro de intentar ir contra de esta marcada tendencia de largo plazo en Argentina. Si bien la competencia internacional de nuestro sector manufacturo es factible en muchos sectores si estos logran producir bienes diferenciados y de calidad, ello no es el caso en los sectores intensivos en trabajo no calificado. Por otro lado, la subvención de estas actividades con el único fin de mantener el empleo genera grandes distorsiones que redundan en una asignación sub-óptima de trabajadores, reducen la riqueza agregada e induce esfuerzos innecesarios en la búsqueda de rentas. Mirando hacia adelante, una mejora sustancial en nuestro capital humano, y una integración estratégica al mundo, son una mejor receta que un sistema de protección industrial artificial, en pos de lograr una mayor calidad de vida de los trabajadores. Para maximizar el empleo en el sector servicios, se necesita aumentar la riqueza y que esta se encuentre mejor distribuida de forma sostenible.
Referencia:
Dabus, C.; S. Galiani, D. Heymann y F. Thome (2008): On the emergence of public education in land rich economies. Journal of Development Economics.
Nota del editor: Sebastian Galiani es Secretario de Política Económica de la Nación Argentina.
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