jueves, 2 de febrero de 2017

AGENDA DE NUESTROS CICLOS DE ENERGÍA



Ciclos de energía
Mejorar mi tiempo y modo de descanso pica alto en mi lista corta de objetivos para 2017. Mucho hemos hablado de las horas de sueño nocturno recomendando (8 en adultos), de las siestas cortas y poderosas (Power Naps), y de métodos para trabajar con foco (Pomodoro, entre otros). Nuevos estudios sugieren que los ciclos que rigen nuestro sueño también lo hacen mientras estamos despiertos y que respetar sus señales redunda en mayor energía y productividad para el resto del día.
Fue en los años 50 que los científicos William Dement y Nathaniel Kleitman descubrieron que dormimos por ciclos de unos 90 minutos que contienen descanso ligero y profundo. Lo nombraron Ciclo Básico de Actividad y Descanso y en una noche normal de sueño, el organismo repite este ciclo combinado entre cuatro y seis veces. La diferencia del impacto de estos ciclos durante el sueño y la vigilia reside en que, durante el día, pasamos de estados de total alerta a una progresiva fatiga fisiológica aproximadamente cada 90 minutos. Nuestro cuerpo nos avisa que necesita ese descanso y solemos subestimar estas señales y contestarle con café, azúcar o con nuestras reservas de emergencia que activan nuestras hormonas relacionadas al estrés, como adrenalina y cortisol.


Investigadores de la Universidad de Florida, con la dirección del profesor K. Anders Ericsson, estudiaron las rutinas de descanso y desempeño de personas que se destacan en distintos campos artísticos, atletas, jugadores de ajedrez. Y en todos los casos apareció una constante en sus rutinas: descansos cada una hora y media. Los mejores en cada una de estas ramas practicaban de manera ininterrumpida durante no más de 90 minutos seguidos y descansaban de acuerdo sentían el llamado del cuerpo a frenar. Todos comenzaban temprano en las mañanas, tomaban descansos entre sesiones y no ocupaban más de cuatro horas y media por día a su actividad. Según Ericsson, para maximizar los resultados de las prácticas a largo plazo, los individuos deben evadir llegar a estar exhaustos y limitar sus entrenamientos o tiempos de trabajo de manera tal que puedan sentirse completamente recuperados de manera diaria o semanal.
Tony Schwartz, best seller en libros de productividad y CEO de la consultora The Energy Project, utilizó este método de ciclos de 90 minutos para escribir sus últimos dos libros. "Para escribir mis primeros libros pasé sentado en mi escritorio más de 10 horas al día y cada uno me llevó más de un año. Para los dos últimos usé tres ciclos de 90 minutos diarios y cada libro lo terminé en seis meses y tuve mis tardes libres", describe sobre sus resultados.

 Para Schwartz, no se trata de cuánto tiempo se toma para el descanso y la recuperación de energía, sino qué tan bien se hace. "La renovación requiere práctica, cuanto más rápido y profundo se logra aquietar mi mente y relajar mi cuerpo, más renovado me siento luego." En algunos de sus descansos suele correr, momento en el que fluyen muchas ideas inesperadas; el descanso cognitivo puede lograrse a través de trabajo físico.
En su libro Lunes felices, Diego Kerner, especialista en desarrollo personal comparte sus hallazgos y técnicas para llenar su dispenser de energía: "Mi nivel de energía y atención se mantiene unos 60 minutos y no más, entonces así es como organizo mis bloques de trabajo diario, siempre seguidos por espacios de recuperación y relajación de 10 a 15 minutos", describe. Según Kerner, cada uno debe buscar cuál es la duración de su bloque de atención intensa y qué actividades lo renuevan. Ir probando distintas maneras lleva a la fórmula personal, tan única como las necesidades de cada uno.

 Una idea básica de estos hallazgos es que: es bastante más importante la energía que le damos a nuestros trabajos que el tiempo que insumimos en ellos. Manejar nuestras energías de una manera más eficiente permite hacer más en menos tiempo. Una fórmula irresistible para, por lo menos, probar este verano.
M. R.

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