miércoles, 19 de julio de 2017

TEMA DE REFLEXIÓN


Hacer algo y disfrutarlo mucho. Prestar atención y descubrir algo nuevo. Frenar y decidir cambiar. ¿Cuándo fue la última vez que te pasó? Sentirnos plenamente presentes en lo que vivimos es más difícil de lo que parece.


Estar atentos a las emociones, demostrar interés y escuchar, compartir rutinas, ser protagonistas de cosas que nos interesan y participar... Según un nuevo estudio presentado por Kimberly-Clark y elaborado por la consultora Trendsity, sobre una muestra de 500 argentinos de 18 a 55 años, el 80% admite no estar presente en cada cosa que hace, pero intenta hacerlo al menos una vez al día. Casi 8 de cada 10 se sienten tensionados y perciben una mayor exigencia y demanda de energía para estar presentes en todas sus actividades y espacios. Además, casi 7 de cada 10 encuestados (67%) cree que estar presentes es más difícil de lo que parece.
El multitasking o la vorágine diaria son, según los encuestados, algunos de los obstáculos para poder conectar con uno mismo y/o con los demás, prestar atención plena, escuchar o acompañar. Sin embargo, los expertos que participaron en el análisis de los resultados brindan una buena noticia: se puede aprender a vivir más presente. Eso implica involucrar el cuerpo, ejercitar pausas y recreos y reaprender para adquirir nuevos hábitos y encontrar nuestra propia forma de encauzar la atención y administrar nuestro tiempo y energía.


Para la mayoría de los argentinos, vivir presente significa estar atentos a las emociones, acciones y necesidades, demostrando interés. El 52% lo vincula a la escucha y al acompañamiento (44%), y sólo un 17% lo vincula a una disponibilidad física. En palabras de Clara Pazos, directora de Human Camp: "Cuanto más conscientes somos acerca de nosotros y de lo que elegimos, mayor es nuestra responsabilidad en relación a nuestros actos y a las consecuencias de los mismos. Esta responsabilidad implica el aprendizaje de observarnos en perspectiva, sin que nos domine la mente o las emociones".
Vivir presentes también es reaprender hábitos: "Practicar la atención plena y la meditación, generando consecuencias neurológicas sobre la estructura del cerebro. Distintas técnicas, como las que hacen foco en la respiración, tienen un efecto sobre la presión sanguínea, la frecuencia cardíaca y respiratoria, y también lo cognitivo, la capacidad de concentración, de atención, de foco", comenta el biólogo Diego Golombek.


El concepto cambia también en función del vínculo: en la pareja, implica compromiso y acompañamiento diario (79%) y la posibilidad de repartir responsabilidades (69%). A nivel laboral, ser protagonista y tener sentido claro de lo que se realiza son factores relevantes. Este ser protagonistas y participar activamente del mundo laboral se aplica también a la dimensión comunitaria, donde vivir presente es conectar el ser con el hacer como factor de mejora e impacto social.
Existen diferencias generacionales: para los más jóvenes o millennials, vivir presente está vinculado con priorizar su autonomía y buscar la flexibilidad como estrategias para alcanzar una mayor conexión con sus deseos. Entre los no negociables, hay dos que resultan prioritarios a nivel vincular: los afectos y el mundo laboral. Así, un 82% de los encuestados afirma estar total o bastante presente con la familia y un 80% en el trabajo; le sigue el porcentaje de aquellos que declaran estar presentes con los amigos (que alcanza un 42%).

Algunos de los consejos para lograrlo son: realizar una limpieza mental de las ideas parasitarias, que sacan foco del momento; poner en juego el cuerpo para conectar con el presente y cortar con los pensamientos que nos desenfocan, o aprender a administrar las pausas y los tiempos: hacer recreos que permitan salir y entrar en las responsabilidades, renovando la atención. ¿Y si le damos a este domingo una chance de ser distintos?
M.R.

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