jueves, 31 de agosto de 2017

ECONOMÍA, PENSAMIENTOS COMPLEJOS

JUAN PABLO DE PARDO
¿Impuesto diferencial a bienes que hacen daño?
La febril imaginación de algunos compatriotas planteó la conveniencia de aplicar impuestos diferenciales a los alimentos que resultan perjudiciales para la salud. Después de todo, lo que parece adecuado en el caso de los cigarrillos, ¿por qué no aplicarlo también a los alimentos que engordan en demasía, afectan el colesterol o producen caries?
Sobre el particular conversé con el norteamericano Edwin Robert Anderson Seligman (1861-1939), fundador, primer tesorero y presidente de la Asociación Americana de Economía. Según Alfred William Coats, llegó a poseer probablemente la mayor biblioteca de trabajos económicos del mundo; por lo que no sorprende que en 1903 haya publicado un largo ensayo dedicado a reseñar la vida y la obra de los economistas ingleses ignorados por la corriente principal del análisis económico. Sus conceptos de capacidad de pago y beneficio, constituyen los primeros esfuerzos sistemáticos modernos para desarrollar un criterio teórico para la fijación de los impuestos.
-¿Qué le parece la idea de cobrar un impuesto extra, o aumentar la alícuota, al consumo de los alimentos que más que bienes parecen males?
-Como usted mencionó el caso de los cigarrillos, conviene comenzar por historiar la evolución que en su país tuvieron los impuestos internos.
-Creados en 1891, es decir, décadas antes de que se aparecieran los impuestos a los réditos y a las ventas.
-Efectivamente. Los impuestos internos gravaron productos específicos, como los alcoholes, el tabaco, los fósforos, etc. La medida buscaba principalmente reemplazar la fuente de los ingresos públicos, que durante el siglo XIX radicó principalmente en los impuestos al comercio exterior.
-No me diga que lo pensaban lograr con un impuesto a los fósforos.
-Nunca hay que mirar el pasado con ojos del presente. Cuando en 1932 se creó la Dirección General Impositiva, la recaudación por el impuesto a los fósforos era mayor que la generada por el impuesto a los neumáticos.
-Volvamos al presente. ¿Qué le parece penalizar, en el plano impositivo, el consumo de alimentos que afectan la salud de la población?
-En principio, no me gustan las alícuotas diferenciales de ningún impuesto, porque inducen la elusión y, más importante todavía, promueven las acciones de lobby, es decir, que los productores y comercializadores de determinados productos, en vez de trabajar se ocupan de torcer a su favor la decisión de los funcionarios.
-El grueso de lo que paga el fumador, cuando compra un paquete de cigarrillos, es un impuesto especial. De manera que en ese caso la mayoría de lo que abona va al fisco y no a los productores y vendedores de cigarrillos.
-El impuesto a los cigarrillos existe desde mucho antes de que se haya probado, de manera fehaciente, la relación causal entre fumar y contraer cáncer de pulmón. Además de lo cual en cada marquilla se avisa que "fumar es peligroso para la salud". Pero que exista un impuesto interno, y no una prohibición, sugiere que el Estado desea que existan ingresos públicos; porque si prohibiera la producción y comercialización de toda forma de tabaco, los argentinos serían más sanos pero la recaudación impositiva sería nula.
-¿Por qué no generalizar el impuesto especial a los cigarrillos, a los alimentos que generan daño? Como usted dice, un impuesto no elimina por completo el consumo del bien que en realidad es un "mal", pero al menos, vía aumento del precio que incluye el impuesto, disminuye la cantidad demandada.
-Más allá de que, reitero, las alícuotas diferenciales no son aconsejables, en el caso de los alimentos que producen daño, no resulta nada sencillo determinar cuáles son y bajo qué condiciones deterioran la salud de quienes los consumen.
-Explíquese.
-Las diferencias de opinión que existen entre los economistas son objeto de burla, pero los médicos no se quedan atrás. Hace un tiempo decían que tomar vino hacía mal, y luego recomiendan beberlo.
-¿Cómo puede ser?
-Cualquier econometrista puede ilustrar el hecho de que cuando al estimar una ecuación se agrega una variable, el signo de los coeficientes de las que estaban incluidas en la versión simplificada, puede pasar de positivo a negativo, o viceversa. Tornando un bien en un mal o lo contrario.
-¿Está usted negándole valor a la econometría?
-No, estoy diciendo que las conclusiones tienen que ser robustas, es decir, variar muy poco frente a cambios en las circunstancias o las especificaciones de las ecuaciones. En medicina, como en economía, hay que privilegiar el uso de lo que se sabe que funciona.
-Usted mencionó la cuestión de la dosis.
-En efecto. De repente el vodka, el cigarrillo y el chorizo cantimpalo son malos para la salud. Pero obviamente que el efecto será diferente si hablamos de sorbos o de fetas, que si nos referimos a litros, atados y kilos.
-Quiere decir que el impuesto debería gravar los alimentos "dañinos", en función de la cantidad consumida.
-Algo imposible de implementar.
-Pero entonces, ¿no se puede hacer nada para evitar los alimentos que hacen daño?
-Hay que hacer y mucho, pero no en el plano impositivo.
-Don Edwin, muchas gracias.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario

Nota: sólo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.