La venganza de Diana: sus hijos toman su agenda y el control de su recuerdo
Tras haber hecho terapia, los príncipes Guillermo y Enrique excluyen a la familia real en la evocación de la popular princesa, fallecida en París, en agosto de 1997
Veinte años después de su muerte, el recuerdo de Diana Spencer, princesa de Gales, no sólo perdura, sino que, en una extraña parábola, parece moldear más que nunca el ánimo de quienes serán los herederos y cara fresca de la corona británica.
"Mi madre era un ser excepcional. Les hablo permanentemente de ella a mis hijos", dijo el príncipe Guillermo, su hijo mayor y segundo en la línea de sucesión al trono en un revelador documental compartido con su hermano, el príncipe Harry.
Más allá del cálido homenaje a una madre ausente, los comentarios marcaron un giro singular para la figura de quien, en su momento, cuestionó las formas de la casa real más poderosa de Europa.
El sello de la mujer que causó dolores de cabeza a Isabel II traslada, en lo político, un estilo y agenda para los herederos que contrasta el rigor, la distancia y la frialdad característicos del rígido sistema de Buckingham.
La ex mujer del príncipe Carlos, heredero al trono, murió el 31 de agosto de 1997 en un accidente de tránsito en París. Llevaba, entonces, un año divorciada de lo que calificó como "un matrimonio de pesadilla". Los días que siguieron a su muerte constituyeron el peor momento del reinado de Isabel, con la ciudadanía furiosa por su indiferencia ante la muerte de la figura más querida.
El sello de la mujer que causó dolores de cabeza a Isabel II traslada, en lo político, un estilo y agenda para los herederos que contrasta el rigor, la distancia y la frialdad característicos del rígido sistema de Buckingham.
La ex mujer del príncipe Carlos, heredero al trono, murió el 31 de agosto de 1997 en un accidente de tránsito en París. Llevaba, entonces, un año divorciada de lo que calificó como "un matrimonio de pesadilla". Los días que siguieron a su muerte constituyeron el peor momento del reinado de Isabel, con la ciudadanía furiosa por su indiferencia ante la muerte de la figura más querida.
"Finalmente, apareció", titularon los diarios cuando, seis días después, la soberana se dignó a evocarla con un discurso.
El entonces primer ministro Tony Blair tuvo que rogarle que lo hiciera, a riesgo de llevar al abismo a la monarquía. Pero no fue suficiente. La muerte de la "princesa del pueblo", como la llamó el laborista Blair, disparó un duelo nacional nunca visto y, ante la fría reacción inicial de Buckingham, el punto más débil de la monarquía. Nadie, entonces, hubiese apostado por la aceptación que tiene hoy.
No es un secreto que la reina detestaba a Diana. Pero hoy las cosas parecen haber cambiado. "Es probable que, después de todo, debamos agradecerle", dicen que deslizó en su entorno, según reveló en marzo el Daily Mail, al publicar entrevistas a personas de su círculo íntimo. Según la nota, "la reina ve lo mucho que Diana resplandece" a través de sus hijos. Un efecto que captan los británicos, que tuvieron en ella a la figura más popular y carismática.
Pero, como dice el tango, veinte años es nada. Los herederos Guillermo y Enrique maduraron y tomaron el toro por las astas. Convencidos de que, en todo ese tiempo, la casa real no supo honrar ni reconocer a su madre, han sido ellos los que, esta vez, organizaron la evocación y, en una suerte de venganza, excluyeron a todo otro miembro de la corona. Incluido su padre.
El entonces primer ministro Tony Blair tuvo que rogarle que lo hiciera, a riesgo de llevar al abismo a la monarquía. Pero no fue suficiente. La muerte de la "princesa del pueblo", como la llamó el laborista Blair, disparó un duelo nacional nunca visto y, ante la fría reacción inicial de Buckingham, el punto más débil de la monarquía. Nadie, entonces, hubiese apostado por la aceptación que tiene hoy.
No es un secreto que la reina detestaba a Diana. Pero hoy las cosas parecen haber cambiado. "Es probable que, después de todo, debamos agradecerle", dicen que deslizó en su entorno, según reveló en marzo el Daily Mail, al publicar entrevistas a personas de su círculo íntimo. Según la nota, "la reina ve lo mucho que Diana resplandece" a través de sus hijos. Un efecto que captan los británicos, que tuvieron en ella a la figura más popular y carismática.
Pero, como dice el tango, veinte años es nada. Los herederos Guillermo y Enrique maduraron y tomaron el toro por las astas. Convencidos de que, en todo ese tiempo, la casa real no supo honrar ni reconocer a su madre, han sido ellos los que, esta vez, organizaron la evocación y, en una suerte de venganza, excluyeron a todo otro miembro de la corona. Incluido su padre.
Seguro no quieren que se repita lo ocurrido en 2007, cuando la evocación fue organizada por la corona y en el listado de invitados se incluyó a Camilla Parker-Bowles, la amante y luego esposa de Carlos, cuya infidelidad causó la miseria de Diana. Tuvieron que protestar para que fuera excluida.
"Mi hermano y yo estamos de acuerdo en que así sea", dijo Enrique al explicar la decisión de ser ellos los motores. El homenaje incluyó un sentido documental para televisión titulado Diana, nuestra madre, en el que hablaron a corazón abierto -como nunca antes de ese perfil de la princesa.
También habrá un monumento en su honor en Kensington Palace, la residencia donde vivió Diana, hoy habitada por Guillermo y su familia. "Han pasado veinte años desde la muerte de nuestra madre y es el momento de reconocer su impacto positivo en el Reino Unido y en todo el mundo con una estatua permanente. Ella tocó tantas vidas y esperamos que la estatua ayude a todos los que visitan el Palacio de Kensington a reflexionar sobre su vida y su legado", sostuvieron los hermanos.
El texto encierra, una vez más, una crítica velada a la casa real en la materia. Harry, el más abierto de los hermanos, lo hizo en forma más explícita con declaraciones públicas en las que afirmó que hoy "nadie de la familia quiere ser rey" pero que se cumplirá con la obligación.
"Mi hermano y yo estamos de acuerdo en que así sea", dijo Enrique al explicar la decisión de ser ellos los motores. El homenaje incluyó un sentido documental para televisión titulado Diana, nuestra madre, en el que hablaron a corazón abierto -como nunca antes de ese perfil de la princesa.
También habrá un monumento en su honor en Kensington Palace, la residencia donde vivió Diana, hoy habitada por Guillermo y su familia. "Han pasado veinte años desde la muerte de nuestra madre y es el momento de reconocer su impacto positivo en el Reino Unido y en todo el mundo con una estatua permanente. Ella tocó tantas vidas y esperamos que la estatua ayude a todos los que visitan el Palacio de Kensington a reflexionar sobre su vida y su legado", sostuvieron los hermanos.
El texto encierra, una vez más, una crítica velada a la casa real en la materia. Harry, el más abierto de los hermanos, lo hizo en forma más explícita con declaraciones públicas en las que afirmó que hoy "nadie de la familia quiere ser rey" pero que se cumplirá con la obligación.
¿Qué cambió en los hermanos? Muchos apuntan a la llegada de los Middleton, tal como se habla de la familia de Kate, la mujer de Guillermo. Gente de clase media con los pies en el siglo XXI.
Desde allí llegó la noción de vida en familia y el ferviente consejo de que ambos hermanos hicieran terapia. "Yo, antes de eso, no hablaba de mi madre", reconoció Enrique.
En la agenda de los hermanos hoy figura ocuparse por la salud mental de la población. Algo que es inusitado para la familia real y que, sin duda, hubiese sido del agrado de Diana, que fue la primera en ese entorno que miró a los enfermos de sida o afectados por desórdenes mentales y de alimentación.
El aniversario llega también con una dosis de escándalo con la difusión de cintas en las que la princesa habla de su vida íntima con Carlos, incluida la sexual. Parte de su contenido se difundió en Estados Unidos. Si algo queda claro en este nuevo aniversario es que, lejos de evanescerse, Diana sigue siendo un ícono de la cultura británica y un personaje popular en el mundo. Y que sus hijos no quieren que Buckingham manipule su recuerdo.
Desde allí llegó la noción de vida en familia y el ferviente consejo de que ambos hermanos hicieran terapia. "Yo, antes de eso, no hablaba de mi madre", reconoció Enrique.
En la agenda de los hermanos hoy figura ocuparse por la salud mental de la población. Algo que es inusitado para la familia real y que, sin duda, hubiese sido del agrado de Diana, que fue la primera en ese entorno que miró a los enfermos de sida o afectados por desórdenes mentales y de alimentación.
El aniversario llega también con una dosis de escándalo con la difusión de cintas en las que la princesa habla de su vida íntima con Carlos, incluida la sexual. Parte de su contenido se difundió en Estados Unidos. Si algo queda claro en este nuevo aniversario es que, lejos de evanescerse, Diana sigue siendo un ícono de la cultura británica y un personaje popular en el mundo. Y que sus hijos no quieren que Buckingham manipule su recuerdo.
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