jueves, 27 de abril de 2017
LOS PELUDOS QUE AYUDAN A VIVIR
Perros asistentes: más gente recibe su ayuda y contención
Los animales, entrenados especialmente por una ONG, facilitan ciertas tareas cotidianas y brindan compañía a personas con discapacidad física o mental; una oportunidad esperada
La labradora Milka acompañará a Dante en sus paseos por la calle.
Juan Ignacio ya no estará solo cuando sus familiares tengan que salir a trabajar. Dante podrá caminar más seguro en la calle. Jeremías descansará mejor por las noches. Y Francesco tendrá una compañía más. La cotidianeidad de todos ellos, algunos con problemas físicos y otros con diagnóstico de autismo, dará un giro en los próximos días: una perra labradora llegará a cada uno de sus hogares para asistirlos hacia una vida más cómoda e independiente, rodeada de fidelidad y cariño.
Hernán Falbo, papá de Dante, que tiene 8 años, casi no tenía palabras. Le acababan de anunciar que Milka será la nueva compañera de su hijo. El can, de un color chocolate brillante, impedirá que el niño -que padece autismo- corra por la calle sin sentido alguno (comportamiento que se denomina fuga), con el consecuente peligro. "Le va a mejorar la vida social. A él y a nosotros como familia", afirmó el hombre , entusiasmado. Dante se acercó a su nueva "amiga" y la acarició con amor.
Milka es una de las cuatro perras que durante el último año fueron entrenadas por la asociación civil Bocalán Argentina
(www.bocalanargentina.com) para ayudar a integrar a personas que tienen alguna discapacidad física o mental. Dante, por ejemplo, raras veces puede salir a pasear con sus papás y hermanito porque, debido a su diagnóstico, puede tener alguna reacción inesperada y empezar a correr. Con Milka al lado de él, será distinto. "Mi hijo caminará sujeto al chalequito de la perra. Si tiene una fuga, Milka se va a sentar en el piso y no se moverá. De paso, le transmitirá su tranquilidad", detalló Hernán.
Entre Juan Ignacio Rago y Óreo hubo conexión apenas se miraron por primera vez a los ojos. Así lo sintió el joven de 23 años. Estaba claro que el muchacho y la labradora de color negro azabache serían familia. "Vení a buscar a tu perra", le dijo la entrenadora Victoria Cisneros a Juan Ignacio, que se moviliza en silla de ruedas. Y allí estaba el can, esperándolo para completar la llamada etapa de acoplamiento y mudarse luego a su vivienda.
Este joven estudiante de Psicología suele estar con su familia, pero a veces tiene que quedarse solo y Óreo lo asistirá cada vez que lo necesite. Le abrirá puertas, encenderá y apagará luces, y si a él se le cae algo, la perra lo tomará delicadamente con la boca y se lo alcanzará. "Es una enorme compañía", reflexionó Juan Ignacio minutos después de que su mamá, María Laura, lo fotografió con la nueva integrante de la familia.
Los perros no sólo son parte de un plan de asistencia física, sino que conforman un lazo emocional con sus "usuarios". Con el transcurso del tiempo, ambas partes conviven unidas por el cariño. Hace dos años que Águeda Fernández, quien padece atrofia muscular espinal, comparte sus días con Delfi. Ante las familias citadas que acudieron a reunirse con sus perras a la Jefatura de Gobierno porteña, que auspicia el programa, la mujer sostuvo: "Les puedo asegurar que es la mejor decisión que pudieron tomar". A ella ya no le importan las barreras con las que se topa cotidianamente. A cambio de amor y de comida, Delfi le hace más fácil la vida.
Eso es lo que buscan los papás y la hermanita de Jeremías. Que el niño de 9 años, también autista, pueda dormir mejor. Contaron que la labradora China -que, según su entrenadora, les regalará "locura, diversión y mucho amor"- podrá recostarse con el pequeño para que el contacto físico lo relaje durante su etapa de descanso. La cuarta perra de asistencia asignada fue Tita y vivirá con Francesco y su familia. "Gracias a todos por hacer esto posible", apenas alcanzó a decir el padre del niño y la emoción alcanzó su voz.
El programa
Bocalán Argentina (filial de una organización española) trabaja en el país desde 2011; desde entonces, entregó 18 perros de asistencia (16 labradores y dos golden retriever). "Estos compañeros son de gran ayuda para resolver problemas cotidianos y cambian de manera significativa la vida de los usuarios", resaltó la directora de la asociación, la psicomotricista Margarita Ziade. Las familias interesadas en sumar un animal asistente se anotan y luego son entrevistadas. Finalmente, son elegidas aquellas en las que la llegada de un perro de estas características signifique un importante cambio para su calidad de vida y para la autonomía de los beneficiarios.
Que los canes pertenezcan a esas razas no es casualidad. Victoria Cisneros, una de las entrenadoras, explicó que su boca se caracteriza por ser blanda. De esta manera, no hay posibilidades de que rompan aquello que levantan con la boca ni de que lastimen. Los perros son entrenados desde los 45 días de vida. Parte de esa "formación", basada en juegos, consiste en que esos animales convivan alrededor de un año con una familia provisoria que colaborará en la sociabilización del can. Luego se profundiza el entrenamiento de acuerdo con los gustos del perro y las necesidades de los futuros beneficiarios del programa.
Como se trata de una asociación sin fines de lucro, Bocalán recibe el apoyo de la empresa de alimentos para perros Mars, que suministra de manera gratuita la comida para los canes a lo largo de toda su vida.
V. M.
LA HISTORIA DE MAGDALENA
El día que conocí a Moli, hace un año, la incertidumbre la sentía claramente en el cuerpo. Pero en el corazón había una definida sensación de tranquilidad. Sabía que ese día iba a ser importante, aunque sería tan sólo el inicio de una cadena de días importantes.
Fue el principio de una de las aventuras más sagradas de mi vida. De esas que marcan un antes y un después, de esas que no te cambian la esencia pero sí parte de la existencia, de esas que te mueven el alma para modificarla con ínfimos detalles, de esas que te instalan nuevas rutinas que te hacen bien. De esas que te llevan al terreno del asombro por lo que vamos aprendiendo juntas y por lo que dos seres somos capaces de hacer tan sólo entrenándonos en habilidades. De esas que te hacen pensar que no está tan malo tener una discapacidad si ésta viene acompañada por un sol como Moli.
Donde veo una luz de esperanza, no dudo en acercarme a ella. Y gracias a esto hoy Moli para mí es la realidad de una vida más simple, más buena y más sabia; lo mejor que sé lo aprendí de pocas personas y de todos los perros.
Hoy Moli es una parte mía como lo es una parte de mi cuerpo. Llega allí adonde mis brazos no llegan ya sea por el dolor, por el esfuerzo o por ahorrar la energía para el siguiente movimiento. Camina los pasos que mis piernas no pueden dar.
Su comportamiento es el resultado de un trabajo en equipo con un objetivo bien claro: ayudar a que personas como yo tengamos una vida más fácil. Porque pequeños hechos y las cuestiones más básicas me son inmensamente complicados. Y de repente resulta que viene un ser que sólo a cambio de amor y comida me hace más sencillo lo que a veces es tan difícil. Y resulta también que ese ser me terminó cambiando la vida porque está permanentemente mirándome, atenta a lo que necesito, porque me permite olvidarme de mí misma para ocuparme de ella y así me ayuda a cambiar el foco. Además de todo esto, Moli conquista el corazón y también cada espacio de mi casa. Y ciertamente de esta forma hace carne la famosa frase: "Cada situación con un perro es mejor". Y para personas con una discapacidad, esto ¡no es poca cosa!
Magdalena Espoueys
La autora es psicóloga y escritora. Tiene movilidad reducida
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