domingo, 30 de abril de 2017

ASUNTOS DE BAÑO....PERO QUE TIENEN QUE VER CON NUESTRA SALUD



Piensen en uno de los órganos más importantes del cuerpo. El responsable de nuestro medio interno. El que permite cierta composición ideal de la sangre. Déjenme adivinar: pensaron en el corazón, o quizá en el cerebro, ¿verdad? Frío, frío. Estamos hablando del maravilloso, silencioso, desapercibido, nunca bien ponderado y provenzal riñón. Sí señores: somos, en buena parte, el producto de la acción de nuestros riñones, los que sólo recordamos cuando nos dan algún dolor de cabeza (o de riñón, claro).
¿Y qué hacen los riñones? Muy sencillo: hacen pis. Pero no cualquier pis: uno que puede ser más frío, más caliente, más o menos ácido, salado o dulce (auch.), patito o transparente; todo cambia en la orina para que el cuerpo no cambie nada, o casi nada. Pero hay algo que sí parece cambiar: la cantidad de orina, como todo padre de bebes sabe y experimenta a diario. Y seguro que los animales más grandes se la pasan haciendo pis por largo rato. ¿o no?

Esta tan científica pregunta desvelaba al maravilloso laboratorio del no menos maravilloso Dr. David Hu, un ingeniero mecánico de la universidad Georgia Tech.
Es más: ¿qué pasa con la fuerza de la gravedad y la micción? ¿Y si a Newton en lugar de una manzana le hubiera caído. bueno, ya se imaginan? David dice haber tenido la epifanía al cambiar los pañales de sus bebes, y pensando que nada podría ser peor. excepto, quizá, tener que cambiar pañales a un bebe elefante. O a otros mamíferos, para no tener que pensar en las rarezas del reino animal, como gaviotas que excretan sal por los picos, o tortugas que eliminan urea por la boca, entre otras delicatessen urinarias.
Pero esto es ciencia experimental, no pensamientos de padres, así que Hu y sus estudiantes se fueron al zoo de Atlanta a filmar animales haciendo pis: 32 especies distintas de mamíferos, desde elefantes a ratas, para luego ver los edificantes videos en cámara lenta (sí, y eso fue no sólo una tesis de doctorado sino un artículo en la prestigiosa revista de la Academia Nacional de Ciencias).
La hipótesis debería ser que los elefantes, con vejigas de 18 litros que pueden inflarse hasta producir unos 160 litros de pis, orinarían durante mucho más tiempo que, por ejemplo, los gatos, con sus míseros 5 mililitros de guardado.
Pero no: tardan los mismos 20 segundos en la evacuación. Lo mismo que las vacas, los perros o los koalas, o que cualquier mamífero que pese más que tres kilos. Increíble, pero real. Los más pequeños no siguen esta regla porque se ven obligados a hacer gotitas aquí y allá.


La clave, dice Hu, está en la uretra, más larga en los bichos más grandotes. El peso del fluido en la uretra lo empuja para abajo, y si el tubo es más largo, aumenta el flujo de salida, por lo que hacen más en menos tiempo, hasta que todo se balancea mágicamente. en 20 segundos.
Así, el elefante, con su uretra de un metro de largo, genera una gran presión sobre el fluido, que lo hace orinar mucho más rápido que otros con menor volumen y longitud de tuberías.
En estos tiempos de ciencias útiles uno podría preguntarse y con eso qué, además de ganarse un premio Nobel. Pues bien: Hu y sus cómplices sostienen que esta observación tiene posibles aplicaciones no sólo en la salud humana, donde a veces hay complicaciones con la presión en la uretra que dificultan la micción, sino también en ingeniería hidráulica, de manera de diseñar aparatos y tanques de agua teniendo en cuenta sus presiones de salida.
Ya lo saben: la ley de hidrodinámica urinaria universal de Hu prevé que todo bicho más o menos grande tarda unos 21 segundos en el baño. Será cuestión de ir agarrando el cronómetro.
D. G. 

No hay comentarios.:

Publicar un comentario

Nota: sólo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.