domingo, 18 de diciembre de 2016

HOMENAJE A ELADIA BLAZQUEZ -


Ninguna mujer logró, como Eladia, componer tantos tangos con letra de tanto éxito y de tanta calidad, desde fines de la década del ‘60, cuando la popularidad del género había caído en la Argentina a sus mínimos históricos. Sólo pueden comparársele algunos títulos del binomio Piazzolla-Ferrer. Ella creó un tango canción significativamente nuevo, aunque sobre moldes no vanguardistas, con su rara habilidad para combinar notas y palabras, con una temática nueva y un lenguaje actualizado, que caló hondo en un público no necesariamente tanguero. Los tradicionalistas la recibieron como pasó con otros, muy fríamente, aunque sin la agresividad que reservaron para otras propuestas más heterodoxas, menos convencionales. 



Era frecuente que se la apodara "la Discepolo con faldas", por esa comparación con Enrique Santos, en abordar temas que hablaban muy crudamente de nuestra manera de ser.
Quizá sin proponérselo, la Blazquez nos ofrece con sus composiciónes, intentando tomar distancia, una buena muestra de la desfiguración de las ideas imperantes por entonces.
Blázquez fue recorriendo a través de su vida de artista diversos caminos, según fueran las circunstancias, buscando un lugar para su empuje creador.
De muy niña triunfó cantando el repertorio popular español, determinada por el origen de sus padres. Los inmigrantes españoles formaban un público enorme, y Buenos Aires pasaba a ser la mayor ciudad gallega del mundo, con más habitantes nacidos en Galicia que La Coruña, capital de esa región hispana. El folclore argentino, luego el bolero, más tarde el tango y por fin la balada fueron sucediéndose en su labor.
De 1970 es su primer disco LP dedicado al tango, donde canta sus propias obras. En los dos años previos había perdido sucesivamente a su madre y a su padre. En esa placa histórica incluye el excelente "Sueño de barrilete" que en realidad había compuesto en 1959 y dado a conocer recién en 1968. 



Con un magistral engarce entre la melodía y los versos, presenta a un personaje frustrado, que no alcanzó la altura de su ideal. En ese mismo álbum figuran otros de los mejores tangos que jamás compondría Eladia, como "Contame una historia" y "Sin piel", además de "Mi ciudad y mi gente", que ganó el Festival de la Canción de Buenos Aires de 1970.

Después de "El precio de vencer", uno de sus temas más cuestionadores, que grabó en 1973, año en que en la Argentina predominaban las ideas políticas radicalizadas, sobresale nítidamente como su tango más popular "El corazón al sur", que registró en 1976.
Blázquez había nacido en Avellaneda, un 24 de Febrero de 1931. Eladia, debe reconocerse como la autora más valiente de nuestro tiempo, porque supo llevar la canción con palabra justas, los desazones y dolores de la gente. Seguramente éste fue su gran éxito.
De pronto una noticia nos sacudió a todos: “La cantante y compositora Eladia Blázquez murió esta madrugada, en la clínica Bazterrica de la Ciudad de Buenos Aires. La artista tenía 74 años y padecía desde hace varios años una enfermedad oncológica terminal”. 



Como consecuencia de su salud, llevaba varios años alejada de los escenarios, unque continuaba componiendo canciones.
Finalizaba sus días, luego de padecer una extensa agonía, en la madrugada del 31 de Agosto de 2005.
En una de sus últimas presentaciones protagonizó el espectáculo "Cantautoras", junto a Teresa Parodi y Marilina Ross, y el año anterior a su muerte, había compuesto la letra de las canciones y la música de la obra "Nativo", que se representó en el Teatro El Nacional, de Buenos Aires.
Familiares y allegados a la cantante y compositora, informaban que sus restos habían sido cremados y que esa misma tarde, lluviosa y fría por cierto, a las 16 en el cementerio de la Chacarita, sus cenizas fueron despedidas por una reducida comitiva encabezada por Raúl Lavié, Atilio Stampone y otras figuras, depositando la urna en el panteón de SADAIC.
"Ahora he tomado el amor en general, y me inclino por las vivencias humanas que nos atañen a todos, que nos duelen mucho y que van mas allá de la pareja", dijo en un reportaje la artista, quien señaló que "yo estoy, de algún modo, testimoniando una época casi sin salida, que a veces creí que es verdaderamente apocalíptica, pero en cada canción, por dura que sea, trata de parar ese Apocalipsis, de advertir y mostrar otra cara, la cara del amor." "Nací en un barrio donde el lujo fue un albur. Por eso tengo el corazón mirando al sur". Se hizo cantante profesional a los 8 años, tocaba guitarra y piano, y brilló en la composición.



Fue intérprete de baladas, cuecas y valses peruanos, y cuando sólo contaba 11 años, compuso el bolero "Amor imposible". A los 20 años escribió "Mi vinito de Jerez", un homenaje a Federico García Lorca. En 1957 editó "Humo y alcohol" y desde 1964 incursionó en el folclore con temas como "Río, río", "Mala suerte" y "Ya me voy, ya me voy yendo". Con la balada "No es un juego el amor", se consagró en 1968 en el Segundo Festival Buenos Aires de la Canción, y en 1970 el tango "Mi ciudad y mi gente", fue premiado en el IV Festival Buenos Aires de la Canción.
Desde el tango, se refirió al amor, pintó a Buenos Aires y la idiosincrasia de los argentinos. En 1970 lanzó su disco de tango, con "Sueño de barrilete", "Contáme una historia", "Sin piel", y "Mi ciudad y mi gente". En 1973 grabó "El precio de vencer", "El corazón al sur" en 1976, y en 1980 compartió un espectáculo junto a Chico Novarro al que titularon "Por qué nosotros". Entre sus discos figuran "Buenos Aires y yo", con canciones como "María de nadie", "Domingos de Buenos Aires" y "Sueño de barrilete", y el álbum "Eladia", en donde incluye clásicos como "Adiós Nonino" junto a Astor Piazzolla, "Honrar la vida", "El corazón de tu violín" y "Fiesta y milonga" con Atilio Stampone. En "Somos o no somos" grabó temas como "Somos como somos", "Patente de piola", "El corazón al sur" y "Pasión del escolaso". 



En "Si te viera Garay", en la sección "Ayer", incluyo temas como "La voz de Buenos Aires", "Un cielo de serenata" y "Viejo Tortoni", y en la sección "Hoy" grabó "Invierno porteño", "Abril en mi ciudad", "Y somos la gente" y "Vivir en Buenos Aires". En "Yo la escribo y yo la vendo" figuran "Te llaman fueye", "Si Buenos Aires no fuera así", "Al de la zurda", "Tu rebelión", "Un caballero", "El miedo de vivir" y "La cartera de economía".

En "La mirada" los temas más destacados son "Mi ciudad y mi gente", "Sueño de barrilete", "Somos como somos", "Contra viento y marea" y "El amor total". Uno de los más recordados discos es "Con las alas del alma", en donde se destaca el tema que da titula al álbum compuesto con Daniel García y que fue cortina de un programa televisivo. También integran el disco "Siempre se vuelve a Buenos Aires" con Piazzolla, "Milonga en el viento" con Pablo Ziegler, "Sin Piel", "Bien nosotros", "Que buena fe", "Cualquiera de estas noches", "Te llaman Soledad". Además lo integran "A un semejante", "Prohibido prohibir", "Argentina primer mundo", "El ángel dormido", "Vivir en Buenos Aires" y "Honrar la vida". Por último, Eladia incursionó también en cine cantando en el film "Tango y tango" (no estrenada comercialmente - 1984), e hizo su aporte de temas en "Made in Argentina (1987).



El Corazón al Sur
Nací en un barrio donde el lujo fue un albur,
por eso tengo el corazón mirando al sur.
Mi viejo fue una abeja en la colmena,
las manos limpias, el alma buena.
Y en esa infancia, la templanza me forjó,
después la vida mil caminos me tendió
y supe del magnate del tahur,
por eso tengo el corazón mirando al sur.
Mi barrio fue una planta de jazmín,
la sombra de mi vieja en el jardín,
la dulce fiesta de las cosas más sencillas
y la paz en la granilla de cara al sol...
Mi barrio fue mi gente que no está
las cosas que ya nunca volverán
si desde el día que me fui, con la emoción y con la cruz
yo sé que tengo el corazón mirando al sur
La geografía de mi barrio llevo en mí,
será por eso que del todo no me fui:
la esquina, el almacén, el piberío
los reconozco... son algo mío...
Ahora sé que la distancia no es real
y me descubro en ese punto cardinal
volviendo a la niñez desde la luz,
teniendo siempre el corazón mirando al Sur... 



¡Honrar la vida!

¡No! Permanecer y transcurrir
no es perdurar, no es existir
¡Ni honrar la vida!
Hay tantas maneras de no ser,
tanta conciencia sin saber
adormecida...
Merecer la vida no es callar y consentir,
tantas injusticias repetidas...
¡Es una virtud, es dignidad!
Y es la actitud de identidad ¡más definida!
Eso de durar y transcurrir
no nos da derecho a presumir.
Porque no es lo mismo que vivir...
¡Honrar la vida!

¡No! Permanecer y transcurrir
no siempre quiere sugerir
¡Honrar la vida!
Hay tanta pequeña vanidad,
en nuestra tonta humanidad
enceguecida.
Merecer la vida es erguirse vertical,
más allá del mal, de las caídas...
Es igual que darle a la verdad,
y a nuestra propia libertad
¡La bienvenida!...
Eso de durar y transcurrir
no nos da derecho a presumir.
Porque no es lo mismo que vivir...
¡Honrar la vida! 



Sueño de Barrilete

Desde chico ya tenía en el mirar
esa loca fantasía de soñar,
fue mi sueño de purrete
ser igual que un barrilete
que elevándose entre nubes
con un viento de esperanza, sube y sube.
Y crecí en ese mundo de ilusión,
y escuché sólo a mi propio corazón,
mas la vida no es juguete
y el lirismo en un billete sin valor.

Yo quise ser un barrilete
buscando altura en mi ideal,
tratando de explicarme que la vida es algo más
que darlo todo por comida.
Y he sido igual que un barrillete,
al que un mal viento puso fin,
no sé si me falló la fe, la voluntad,
o acaso fue que me faltó piolín.

En amores sólo tuve decepción,
regalé por no vender mi corazón,
hice versos olvidando
que la vida es sólo prosa dolorida
que va ahogando lo mejor
y abriendo heridas, ¡ay!, la vida.
Hoy me aterra este cansancio sin final,
hice trizas mi sonrisa de cristal,
cuando miro un barrilete
me pregunto: ¿aquel purrete donde está? 


Creemos oportuno rendir éste humilde pero sentido tributo, a una grande de la música de Buenos Aires, como sin lugar a dudas lo fue la querida Eladia. Seguramente la noticia nos llegó tan de sorpresa, que no supimos reaccionar y tampoco nos dimos cuenta del gran vacío que quedó en nosotros. Nuestro recuerdo y reconocimiento “Eladia de Buenos Aires”.

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